María Luisa Mendoza
Vengan, vengan, vengan frutos…para mis padres
Muchachos, aquí estoy, quizá ante mi última aventura, todo se ha precipitado.
Opinión 6 min de lectura
Lo intangible…
¿Cómo aprendí que lo intangible es lo que no se toca? Igual que muchas bobadas de ese jaez, como el humo del cigarro, el suspiro, el sueño, quizá el amor, porque si nos tocamos el corazón en esos ahogos del enamoramiento, me canso de su realidad angustiosa y divina, como chupar un chamois o un membrillo verde que te quiero.
Opinión 4 min de lectura
Recuerdos de ayer y hoy… (II)
La política me era cercana porque mi padre seguía siendo un priista leal que nos traía a las oficinas del PRI, que eran estas oficinas de Excélsior; ahí estaba el PRI, y mi contacto con el partido de la derecha no era otro que mis queridas vecinas, las Limón Lascuráin. En mi casa el mantel olía a pólvora como en los poemas de Octavio Paz, se hablaba a la hora de la comida de Juárez, Lázaro Cárdenas y las sucesivas luchas por la Presidencia.
Opinión 3 min de lectura
Recuerdos de ayer y hoy…(I)
Se me antoja mucho, como periodista profesional que he sido, en realidad, toda mi vida (de mi periodismo vengo a mi periodismo voy), entrarle un poco al comentario político en mi profesión.
Opinión 4 min de lectura
Médico te dé Dios… el morir poco te importe
Cuando un tema vital del ser humano aparece, el antojo de seguir desarrollándolo empuja a ese único solar, y es que la pareja médico-paciente, que es el asunto a seguir tratando, es tan esencial como el alimento a mediodía o la oración en la noche antes de dormir.
Opinión 4 min de lectura
La filosofía de los enfermos
Han de haber enormes tratados al respecto. Todos mis colegas han de saber los mayores secretos de la enfermedad y su reacción en médicos y viceversa, pero cuando el que se denomina “esto” le toca alguna vez decir sus experiencias en ese laboratorio doloroso, que espera siempre sea de tránsito a la recepción inscripción y el inicio de lo que con el alma colgada del mecate de la ropa limpia a esperar que se seque, ese grito mañanero de angustia que es como retorcer la ropa empapada, toda la experiencia fuera de la cama debajo de las cobijas arrastrándose en la escalera para bajarla, pujando como tameme para subirla, eso se hace presente en el ejercicio de la terapia
Opinión 3 min de lectura
Fela Fábregas en mi vida
Era la luz Fela Fábregas, esa luminosidad incomparable de los teatros antes de subir el telón, estaban llenas las butacas de entusiastas, todo estaba listo y yo solitaria, como casi siempre, esperaba vestida, perfumada y nada más me faltaba un sombrero para que empezara la función
Opinión 5 min de lectura
Madre sólo hay una
Si me hubiera atrevido, como era mi deseo original, a escribir sobre mi madre, tal vez una buena columna y un rubor de haber perdido la pena de tratar algo tan íntimo me aliviaría un poco los muy malos días que he atravesado… con valentía, es verdad...
Opinión 4 min de lectura
El mundanal ruido
Vivimos en un mundo ruidoso, el estruendo por antonomasia es como existir adjunta al aeropuerto, a un campo de tiro, a una feria trepidante, etcétera
Opinión 5 min de lectura
Me gusta tanto vivir que hasta el alegato gocé
Ando como ventolera escribiendo una columna que no escribo. Esta niña que fui, reumática, con eternas eccemas, designada para estar en la cama la mitad del año enferma de todas las molestias propias de las niñas nerviosas
Opinión 6 min de lectura
De las oquedades y las letras
Últimamente la oquedad me visita como en las depresiones y sus principios, es algo invisible que duele, un pensamiento férreo en la blandura de la carne, sube y no baja, se mete entre las sábanas cuando quieres dormir, y pienso en los alcohólicos porque dan ganas de beber, hasta de reintegrarse a la fatiga de fumar como antes de que me muriera por cuarta vez (¡y sobre el mar!).
Opinión 4 min de lectura
Los recuerdos en medio del tifón
Retobo a la desesperanza, puesto que amo tanto la vida. Simplemente, volver los ojos a las joyas que he recogido en el camino, como el perrito de barro color verde bandera soportando sobre sus cuatro patas a otro, pero más pequeño, de color rosa mexicano y éste, a su vez, no más recién nacido, blanco como la nieve.
Opinión 4 min de lectura
La nube negra
Yo sí creo en la nube negra. Vuelvo la cara al cielo y casi la veo, pero no es para tanto, se esconde. Pero es evidente que por ahí anda. Que tiene que hacer tanta desdicha, aunque sean boberías. No creo que deje de funcionar la computadora nada más porque se le da la gana. Tapado el teléfono nadie puede llamarme ni para una desgracia, ya no digo una felicidad porque eso ya no se usa. Cuando éramos chicos no había cosas horrorosas o nuestra cabecita las capturaba y las borraba de inmediato
Opinión 5 min de lectura
La casa Winchester hecha como para Borges
El tiempo ya no es soportable, no me refiero a las ventiscas o las sequías, sino a la conducta de los humanos, cada vez más agresivos y con las manos apretadas (son los puños como las caritas contraídas de los niños retratados viendo a la cámara que temen)
Opinión 5 min de lectura
Cuando éramos ricos, todos petroleros
Cuando éramos chicos nos sentíamos de veras seres bendecidos con la fortuna, porque así nos habían educado: “El petróleo es nuestro”. En el pizarrón, si dibujábamos la República Mexicana siempre era en forma de cono de la riqueza, y así veíamos los campos florecidos del Bajío.
Opinión 5 min de lectura
Techo mío y piso suyo
Dos hombres del pasado saltan a mi cabeza al sentarme frente a la computadora a escribir mi columna... dos rostros aparecen ante mí al sentarme a escribir mi semana dulcemente atroz, recamada de achaques y de recuerdos, mi eterna saudade con la que subsisto en el tedio de observarme si ya me siento mejor: Salvador Novo y Rafael Solana
Opinión 4 min de lectura
Invierno e infierno y yo recordando
“¿Cuánto apuestas a decirme un personaje del cine de nuestra infancia en un dos por tres?”, le pregunto a mi perrita Clotilde que, con sus ojos de tragedia viuderil, me responde inmediatamente: ¡El juez Hardy!... abuelo de… insisto… ¡de Mickey Rooney
Opinión 4 min de lectura
Cuando éramos jóvenes y nos casábamos
Hace mucho tiempo que no tengo los movimientos lógicos para trasladarme con la corrección debida infantil.
Opinión 6 min de lectura
Ya no tengo lágrimas
Estamos en guerra. Eso avisa el subconsciente que mira la televisión detrás del cuerpo supuesto que habitamos, porque lo dicho por el locutor que presenta en TV el horror no tiene nada que ver con los alebrestados golpeadores llevando en sus brazos sillas de metal y pegando con ellas en las cabezas de los contrincantes, igual que la policía borda las sienes y los cogotes con la punta de las botas o las trancas que les exige el reglamento.
Opinión 4 min de lectura
Las escritoras mexicanas sí nos hallamos
Los mexicanos decimos que “nos hallamos”, mas no porque nos hubiésemos perdido en una esquina, sino porque algo nos gustó al grado de renunciar a cualquier otra búsqueda y porque ésa es nuestra santa voluntad. Me acuerdo de un pintor que contraté para blanquear toda mi casa, pero tuve que ir de viaje a mi tierra (¿pues a dónde más?) y a la semana del regreso me lo encontré parado en la puerta de entrada con la cara relumbrando de limpia.
Opinión 3 min de lectura