Diabetes: los químicos en productos cotidianos podrían ser el origen
Los químicos eternos (PFAS) se encuentran en una amplia gama de productos desde aceites hasta utensilios de comida, y varios estudios los asocian con la diabetes

La diabetes, una enfermedad crónica que afecta a millones de personas, se ha relacionado tradicionalmente con el azúcar, la mala alimentación y el sedentarismo. Sin embargo, ¿qué pasaría si la amenaza se esconde en los productos de uso diario?
Recientes investigaciones apuntan a que ciertas sustancias químicas podrían estar jugando un papel silencioso, pero crucial, en el desarrollo de esta enfermedad.
¿Qué son los químicos “eternos” (PFAS) y por qué desarrollan diabetes?
Los químicos eternos, conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), son compuestos sintéticos que se caracterizan por su notable resistencia al calor, el aceite, el agua y las manchas, lo que los hace extremadamente persistentes y difíciles de degradar.

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Se acumulan tanto en el medio ambiente como en el cuerpo humano. Se encuentran en una amplia variedad de productos cotidianos, desde utensilios de cocina antiadherentes y muebles resistentes a las manchas hasta ropa impermeable y otros innumerables productos de consumo, de acuerdo con Mount Sinai.
Además de los PFAS, otro factor de riesgo para desarrollar diabetes son los disruptores endocrinos (DEs), sustancias que imitan o interfieren con las hormonas naturales de nuestro cuerpo, y que se encuentran en una vasta gama de productos, desde envases de alimentos hasta cosméticos.
Su exposición, especialmente en etapas tempranas de la vida, se asocia con un mayor riesgo de trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes.
Dentro de esta categoría, los químicos eternos son motivo de especial preocupación, porque algunas investigaciones han identificado efectos negativos en el cuerpo:
- Pueden desencadenar procesos autoinmunes que afectan a las células beta del páncreas, potencialmente acelerando el desarrollo de la diabetes tipo 1 (DT1M), de acuerdo con un estudio publicado en Springer.
- Una alta exposición prenatal a PFAS puede alterar los perfiles lipídicos en recién nacidos, aumentando el riesgo de autoinmunidad de los islotes y DT1M.
- Los PFAS, como el PFOA, pueden interferir con la expresión de los receptores PPARs, impactando el almacenamiento de grasa, la diferenciación de adipocitos y la sensibilidad a la insulina. También juega un papel importante en la aparición de diabetes tipo 2, según el estudio publicado en eBioMedicine.

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En general, los DEs pueden alterar el metabolismo de la glucosa y los lípidos, afectar la producción y secreción de insulina, e inducir resistencia a la insulina.
¿Existe riesgo de tener diabetes debido a los químicos en alimentos cotidianos?
Más allá de los PFAS, otros químicos presentes en los alimentos que consumimos a diario, como los edulcorantes artificiales y los componentes de los alimentos ultraprocesados, también están bajo escrutinio.
Un estudio publicado en The BMJ, reveló una asociación potencial entre el mayor consumo de edulcorantes artificiales y un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Aunque la investigación se centró en la salud cardiovascular, sus hallazgos son relevantes para la diabetes, ya que estas sustancias pueden contribuir al síndrome metabólico, un factor de riesgo cardiometabólico que incluye la hiperglucemia y la resistencia a la insulina.
Los edulcorantes artificiales (especialmente aspartamo, acesulfamo de potasio y sucralosa) están presentes en miles de alimentos y bebidas, particularmente en productos ultraprocesados como bebidas dietéticas y lácteos saborizados.
La indagación no encontró beneficio al sustituir el azúcar añadido por edulcorantes artificiales en los resultados cardiovasculares.

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El consumo de alimentos ultraprocesados no solo se vincula con el aumento de peso, sino también con niveles más altos de metabolitos de ftalatos en la orina, otro tipo de disruptor endocrino, sustancia química que interfiere el funcionamiento de las hormonas del cuerpo.
¿Qué comer para evitar la diabetes?
La buena noticia es que la diabetes se puede prevenir y regular con cambios en el estilo de vida, tal como enfatizan instituciones el Programa de Prevención de la Diabetes (DPP) del NIDDK demostró que una pérdida de peso moderada a través de cambios en el estilo de vida puede prevenir o retrasar la diabetes tipo 2 hasta por 15 años.
Las recomendaciones clave para una dieta preventiva incluyen:
- Priorizar las verduras: llenar la mitad del plato con verduras, preferiblemente crudas para maximizar sus nutrientes, como indica la Secretaría de Salud (SSA).
- Proteínas magras y cereales/leguminosas: una cuarta parte del plato con proteínas magras (pescado, pollo, carnes rojas sin grasa, cocinadas sin freír) y la otra cuarta parte con cereales o leguminosas (tortillas, pan integral, arroz integral, frijoles, garbanzos), evitando su combinación excesiva en la misma comida.
- Frutas con moderación: consumir frutas de bajo contenido de azúcar como postre o colaciones (manzana, pera, guayaba, fresa, kiwi).
- Limitar azúcares, sales y grasas: reducir drásticamente los alimentos con alto contenido de azúcares, sal y grasas saturadas, optando por el aceite de oliva como grasa principal.
- Agua y lácteos bajos en grasa: elegir agua natural en lugar de refrescos y jugos. Consumir lácteos bajos en grasa y azúcar de forma moderada (quesos frescos, yogur natural).
- Hábitos saludables adicionales: no fumar ni consumir alcohol.
La prevención de la diabetes es una tarea multifacética. Elegir alimentos frescos, enteros y mínimamente procesados es más que una simple elección dietética; es una poderosa línea de defensa contra la creciente epidemia de esta enfermedad.
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