Tips para cocinar pollo y que no huela a choquillo
Descubre los mejores tips para evitar que el pollo huela a choquillo, son efectivos y fáciles de aplicar.

La preparación del pollo puede ser todo un reto, porque algunas veces puede aparecer ese olor característico conocido como choquillo.
Aunque es una proteína versátil y protagonista de muchos platillos, no siempre resulta agradable al cocinarlo. Por eso, por eso te compartimos los mejores tips para cocinar pollo y que no huela a choquillo.
Evitar ese aroma no solo mejora la experiencia completa en la cocina, también garantiza un sabor y un aroma más limpio y atractivo al paladar.
¿Cómo evitar que el pollo huela a choquillo?
El pollo puede desprender un olor fuerte y muy poco agradable al momento de cocinarlo, pero existen varios trucos caseros que ayudan a disminuirlo o neutralizarlo.
Uno de los tips más recomendados es lavarlo con agua fría y unas gotas de jugo de limón o vinagre blanco antes de la cocción. Este paso es súper sencillo, pero elimina impurezas y reduce la intensidad del olor.
Otra técnica efectiva es marinar el pollo con especias y hierbas aromáticas. Los ingredientes como ajo, cebolla, laurel, romero o incluso un toque de jengibre ayudan a cubrir el aroma desagradable y aportan un sabor más complejo. Además, dejarlo reposar con yogur natural o leche también contribuye a suavizar tanto el olor como la textura de la carne.

Además de estos tips, la forma en la que se cocina el pollo también puede influir. Hervirlo con un trozo de apio, zanahoria o una ramita de perejil en el agua ayuda a que el caldo adquiera un aroma más fresco y neutraliza el choquillo.
Por otro lado, al asarlo o saltearlo es mejor hacer en fuego alto para encerrar los jugos y evitar que desprenda demasiados olores.
¿Qué es el olor a choquillo y qué lo provoca?
El olor a choquillo es un aroma penetrante y muy poco agradable que suele desprender el pollo crudo o al comenzar a cocinarse. Se puede sentir como un aroma rancio, que puede molestar a cualquiera a la hora de preparar un platillo.
Este olor está relacionado principalmente con la sangre y restos de vísceras que quedan en la carne durante el proceso de sacrificio y limpieza del ave.
La frescura del pollo también puede influir bastante porque cuando la carne no es reciente o ha estado demasiado tiempo refrigerada, las bacterias naturales comienzan a descomponer las proteínas, lo que intensifica el olor.

El almacenamiento inadecuado también puede ser un factor, ya que la humedad y la falta de ventilación favorecen que aparezca este aroma desagradable.
Otro aspecto que provoca el olor a choquillo es la presencia de grasa oxidada. Al no retirarse por completo antes de cocinar, esta grasa libera compuestos que refuerzan la intensidad del mal olor. Por eso, muchas personas recomiendan limpiar muy bien el pollo, retirar el exceso de piel y “lavar” con limón o vinagre antes de cocinar.
En pocas palabras, el olor a choquillo es resultado de varios factores, desde la frescura del pollo, su almacenamiento, hasta la presencia de sangre o grasa. Pero identificar la verdadera causa permite aplicar los trucos para neutralizarlo y lograr que el pollo conserve un aroma mucho más fresco y agradable.
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