¿Por qué las elecciones intermedias en Argentina terminaron siendo relevantes para EU?
La elección legislativa argentina del 26 de octubre, usualmente un asunto local, capta un inusual interés de EE.UU. debido al enorme rescate financiero con el que Washington apuntaló al gobierno de Javier Milei.

Entre los argentinos hay una frase muy recurrente para cuando todo va a empeorar: "Gordo, se viene"... y no es para menos, Argentina celebra elecciones legislativas de medio término el 26 de octubre, una contienda habitualmente doméstica que esta vez acapara la atención de Washington. Esta elección renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado argentinos, siendo un referéndum sobre las reformas de Milei.
La administración de Donald Trump ha desplegado un rescate financiero sin precedentes para sostener al presidente argentino Javier Milei, a quien ve como aliado clave en la región. Estados Unidos acordó con Argentina una línea de swap de divisas por 20 mil millones de dólares e incluso intervino para comprar pesos en el mercado, mientras gestiona otro crédito privado de monto similar.
El objetivo es apuntalar la golpeada economía argentina y respaldar políticamente a Milei de cara a estos comicios. Trump dejó clara esa intención al advertir en persona que “si no gana, nos vamos” anticipando que un traspié electoral de Milei podría hacerle retirar la ayuda estadunidense. Se trata del primer salvataje financiero directo de Estados Unidos a otro país desde el 'Error de Diciembre' de 1994 en México, pues típicamente estos auxilios se canalizan vía el Fondo Monetario Internacional. Funcionarios de Washington justifican esta apuesta como una inversión estratégica.
“No queremos otro estado fallido en América Latina, y una Argentina fuerte y estable... es claramente un interés estratégico para Estados Unidos”, señaló Scott Bessent, el secretario del Tesoro, al oficializar el acuerdo.
La Casa Blanca elogia las reformas de austeridad de Milei —drásticos recortes de gasto público y disciplina monetaria— y considera vital apuntalarlo para contrarrestar la influencia de gobiernos de izquierda en la región. Además, Argentina es rica en recursos estratégicos como el litio, petróleo de esquisto y cobre. En términos ideológicos, Trump ve en Milei a un gobernante afín en su defensa de la libre empresa, al punto de hacer suya la consigna de “Make Argentina Great Again”.

¿(Como) por qué EU ayudaría a Argentina si todos están en contra?
La millonaria ayuda a Argentina ha provocado cuestionamientos en el propio Estados Unidos. “Creo que la administración tendrá dificultades para explicar cómo 'Argentina primero' es 'Estados Unidos primero'”, advirtió Brad Setser, exfuncionario del Tesoro, al cuestionar la medida. Aliados de Trump en el Congreso se preguntan cómo encaja este rescate en la agenda de “Estados Unidos primero”.
“Dime cómo es que Estados Unidos primero rescata a un país extranjero con 20 o incluso 40 mil millones de dólares de los contribuyentes”, criticó la congresista Marjorie Taylor Greene, señalando el malestar de una base conservadora que ve con desagrado ese gasto externo.
Representantes de estados agrícolas también estallaron cuando Trump sugirió importar carne argentina para bajar los precios domésticos —en paralelo, China reemplazó pedidos de soja estadunidense con compras masivas a Argentina—. “Eso fue un desastre”, se quejó el republicano Don Bacon. El congresista resumió el malestar diciendo: “Esto es lo que pasa cuando tienes un presidente que basa sus políticas en personalidades. Obviamente, le cae bien el líder de Argentina, así que se desvive por él”, sugiriendo que el apoyo de Trump a Milei obedece más a afinidad personal que al interés nacional.
La oposición demócrata, por su parte, acusa a Trump de usar fondos públicos para influir en una elección extranjera. Un grupo de legisladores envió una carta al Tesoro objetando enérgicamente que se empleen recursos federales para estabilizar la moneda de otro país “aparentemente para promover objetivos partidistas”.
La misiva bipartidista —suscrita entre otros por el senador republicano Tim Scott y la demócrata Elizabeth Warren— enumeró la precaria situación económica de Argentina, el “descontento generalizado” con el ajuste de Milei y sus recientes escándalos de corrupción como señales de alerta. En resumen, tanto demócratas como algunos republicanos temen que Trump esté arriesgando dinero de los contribuyentes en una apuesta política muy dudosa.
Ante las críticas, el presidente estadunidense defendió su postura argumentando que Argentina “está luchando por su vida... No tienen dinero, se están muriendo”, pintando un panorama dramático para justificar que su respaldo es necesario.

¿Por qué Argentina podría repetir el 2001?
La inquietud de Washington también se alimenta de los paralelismos con la debacle argentina de 2001. Aquel año, tras una derrota en las elecciones de medio término, el gobierno de Fernando de la Rúa perdió apoyo político y entró en espiral: terminó en default y una caótica devaluación del peso. Hoy Milei enfrenta una prueba similar.
En octubre de 2025, el gobierno de Milei enfrenta similitudes estructurales: dependencia externa, política fiscal contractiva, fragilidad política y un experimento monetario condicionado por Washington. La asistencia financiera de emergencia de Estados Unidos —unos 40 mil millones de dólares sumando swap y eventuales préstamos privados— recuerda al “blindaje” de 40 mil millones que el FMI otorgó antes del colapso de 2001. En ambos casos, el crédito externo funcionó como paliativo temporal de una economía con reservas menguantes, pero sin resolver sus desequilibrios de fondo.
Dos años después de su llegada al poder, Milei exhibe logros y tensiones. Por un lado, la inflación mensual bajó de más del 10% en 2023 a cerca del 2%, y la tasa de pobreza retrocedió al nivel más bajo desde 2018. El gobierno alcanzó un inédito superávit fiscal al recortar subsidios, cerrar ministerios y despedir miles de empleados públicos.
Pero ese ajuste severo dejó a muchos argentinos con salarios rezagados; en los barrios populares se oye que “no alcanza para comer”, reflejo del deterioro social tras años de crisis, y se han aplicado recortes en todos los rubros, incluyendo la salud. El descontento se hizo patente cuando el partido de Milei sufrió una dura derrota en las elecciones provinciales de Buenos Aires en septiembre.
En plena campaña, la moneda argentina siguió cayendo a mínimos históricos a pesar del rescate de Washington —cotizando a más de 1.400 pesos por dólar, frente a 350 pesos hace dos año—, y el Banco Central quemó reservas para tratar de sostenerla. Aun así, el peso coquetea con salirse de la banda cambiaria establecida.
Los mercados financieros temen un escenario adverso tras los comicios. Si Milei obtiene un mal resultado y pierde el control legislativo, podría desatarse una venta masiva de activos argentinos, ante la expectativa de que Trump retire su apoyo. Con reservas internacionales débiles, eso pondría al peso al borde de una devaluación brusca y reavivaría los fantasmas de un default.
De hecho, analistas advierten que una “gran derrota electoral podría desencadenar una masacre en los mercados”. Por el contrario, un desempeño sólido de Milei aliviaría temporalmente la presión cambiaria al alejar el temor a un retorno del peronismo. Si su alianza logra aproximadamente un tercio de los escaños en el Congreso —suficiente para sostener sus vetos presidenciales—, Milei podría profundizar su agenda de reformas pro-mercado.
En ese caso, algunos sugieren que debería aprovechar para corregir desequilibrios, por ejemplo devaluando libremente el peso en lugar de seguir gastando dólares para apuntalarlo, a fin de reconstruir reservas y mejorar la competitividad.

¿EU es más peronista de lo que parece?
En última instancia, unas elecciones intermedias argentinas se han transformado en un plebiscito indirecto sobre la política exterior de Trump. Para mantener a un gobierno amigo en Buenos Aires, Trump ha roto esquemas, involucrando a Estados Unidos en un rescate que no todos en Washington aprueban.
Paradójicamente, aunque Milei se define como "anarcocapitalista", Trump ha manejado esta alianza de forma muy personalista —primando la lealtad al líder sobre las consideraciones institucionales—, un estilo de personalismo político muy emparentado con el peronismo, según observadores. El desenlace de los comicios dirá si esta arriesgada apuesta rinde frutos. Más de 40 mil millones de dólares y la credibilidad de la estrategia hemisférica de Trump están en juego.
Unos comicios legislativos de rutina en Argentina se convirtieron así en un asunto de alta geopolítica, seguido de cerca en Washington. El resultado definirá no solo el rumbo económico argentino tras años de turbulencia, sino también si la doctrina de Trump de apoyar a sus aliados a toda costa puede conciliarse con los intereses de Estados Unidos en casa.
bm
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