¿Qué comía Frida Kahlo? Una apasionada de la cocina mexicana
Descubre los platillos favoritos de Frida Kahlo, su amor por la cocina mexicana y cómo influenció su arte, sus gustos y los lugares que frecuentaba.

Una de las pintoras más importantes que México ha dado al mundo es Frida Kahlo. Todos hemos tenido oportunidad de apreciar sus obras en algún momento. Pero, ¿sabías qué comida le gustaba a Frida Kahlo?
No es un secreto que uno de los grandes amores en la vida de la artista fue la cocina mexicana. Aunque no era fan de cocinar, siempre se supo que la gastronomía de nuestro país era algo que amaba y admiraba profundamente.
Incluso algunos elementos de esta cultura aparecen plasmados en sus obras. Los colores vivos de los ingredientes y utensilios tradicionales fueron una constante fuente de inspiración para ella.
¿Qué comida le gustaba a Frida Kahlo?
La famosa Casa Azul en Coyoacán no solo fue el hogar y estudio de Frida Kahlo, sino también un templo de sabores, aromas y tradiciones culinarias. Para Frida, la cocina era el alma de su casa: un espacio donde la cultura mexicana se manifestaba a través del color, el olor y el sabor de sus ingredientes.
Este espacio no solo servía para preparar alimentos, sino que también funcionaba como un punto de encuentro entre intelectuales, artistas y revolucionarios que visitaban a la pareja Kahlo-Rivera.
Decorada con cazuelas de barro, utensilios de cobre y vajillas de talavera, la cocina reflejaba la identidad nacionalista que ambos artistas promovían. Allí se cocinaban recetas heredadas de generaciones pasadas, con ingredientes autóctonos como el maíz, el chile y el frijol.
Frida no solo era anfitriona, también se involucraba personalmente en la preparación de los platillos, demostrando un gusto particular por la cocina tradicional mexicana, tanto en su forma más casera como en sus presentaciones más festivas. Ella misma se encargaba de planear los menús, hacer las compras y visitar los mercados locales.
Fue precisamente en estos mercados mexicanos donde Frida encontró mucha de su inspiración artística. La variedad de colores, aromas y sabores la conectaban aún más con sus raíces y con la riqueza cultural de México.
En la Casa Azul, las comidas diarias estaban llenas de platillos típicos mexicanos. Desde el desayuno hasta la cena, no faltaban los sabores más representativos del país.

La comida favorita de Frida Kahlo
Frida tenía un paladar arraigado a las raíces culinarias de México. Sus platillos favoritos eran aquellos cargados de historia y tradición. Se dice que amaba el mole poblano, por su complejidad y la profundidad de sus sabores; también los chiles en nogada, por su riqueza simbólica y estética.
No faltaban en su mesa los tamales, en sus múltiples versiones regionales, y las quesadillas con flor de calabaza, preparadas de forma sencilla pero con ingredientes frescos de la milpa.
De acuerdo con el recetario “Las fiestas de Frida y Diego”, una recopilación basada en notas, cartas y testimonios, Kahlo también disfrutaba de sopas calientes, como el caldo tlalpeño o la sopa de tortilla, así como antojitos típicos como enchiladas verdes, tacos dorados y guacamole con totopos.
En cuanto a bebidas, tenía predilección por el atole, el café de olla y, en ocasiones festivas, el pulque o el mezcal. Frida veía la comida como una forma de celebrar la vida, incluso en sus momentos más dolorosos.
Algunos otros de los platillos que más disfrutaba eran: pavo, tostadas, pambazos, pipianes, manchamanteles, chocolate caliente, tequila, buñuelos y pan dulce. En ocasiones especiales como cumpleaños, Navidad, Año Nuevo o festividades importantes, el banquete en su casa era verdaderamente espectacular.

Lugares que visitaba Frida Kahlo
Frida nació y murió en lo que hoy es la alcaldía de Coyoacán, y en esa zona hay varios lugares que aún se pueden visitar para conocer más sobre su amor por la comida mexicana.
Uno de ellos es la cantina “El Frontón”, abierta desde 1946, donde se dice que Frida y Diego solían beber tequila. También está la pulquería “La Rosita”, donde algunos de los alumnos de Frida pintaron los murales que decoran el lugar. Es un sitio lleno de historia que aún conserva el espíritu bohemio de aquella época.
Aunque su cocina era su espacio favorito, Frida también salía a comer en lugares emblemáticos de la Ciudad de México. En sus años de mayor actividad social, frecuentó restaurantes tradicionales como el Sanborns de los azulejos, donde solía desayunar con amigos, o La Ópera, famoso por su historia y cocina típica.
También era visitante ocasional de El Cardenal, en el Centro Histórico, y de algunas fondas, donde disfrutaba de platillos caseros acompañados de tortillas recién hechas.
En algunas visitas a Estados Unidos, sobre todo durante su estancia en Detroit y Nueva York con Diego Rivera, Frida manifestó en sus cartas lo mucho que extrañaba la comida mexicana. Incluso llegó a llevar ingredientes consigo o pedir que le enviaran productos típicos para cocinar sus platillos favoritos.
De regreso a México, siempre buscaba regresar a los sabores de su infancia, muchas veces inspirados en la cocina oaxaqueña y poblana. La comida para ella no solo era nostalgia: era identidad, resistencia y amor por su cultura.

¿Por qué Frida Kahlo pintaba alimentos en sus cuadros?
Frida Kahlo pintaba lo que vivía, lo que sentía y, por supuesto, lo que comía. En muchas de sus obras aparecen alimentos: frutas, panes, calaveras de azúcar, platos típicos. Lejos de ser un simple recurso decorativo, estos elementos reflejan un simbolismo profundo.
En obras como “Naturaleza muerta con bandera”, los alimentos se vuelven símbolos de nacionalismo, fertilidad, vida y muerte. Su relación con la comida no solo fue emocional, también fue física.
Debido a su salud deteriorada por múltiples operaciones y dolencias crónicas, Frida pasó por periodos donde su dieta era limitada, lo que la llevó a obsesionarse más con los alimentos.
En algunas pinturas, como “Sin esperanza” (1945), retrata de manera cruda una escena en la que es alimentada por la fuerza, reflejando su impotencia frente a una dieta médica estricta que chocaba con sus deseos.
En contraste, en otras obras se pueden ver naturalezas muertas llenas de frutas tropicales como papayas, piñas, sandías y plátanos, todas cargadas de color y vitalidad. Estos cuadros celebran la abundancia, la fertilidad, lo festivo, lo sensual. Así, el alimento se convierte en metáfora visual de lo que deseaba y valoraba profundamente.
Ahora que ya sabes qué comía Frida Kahlo, tienes un pretexto más para salir a explorar la Ciudad de México y sumergirte en las historias y sabores que marcaron su vida. Frida Kahlo fue mucho más que una pintora icónica: fue también una defensora apasionada de la cultura mexicana en todas sus formas, incluida su gastronomía.
Su cocina, sus platillos favoritos, los lugares que frecuentaba y los alimentos que retrataba en sus cuadros forman parte de un legado cultural que sigue inspirando. Con cada mole, tamal o plato de frutas tropicales, Frida contaba una historia.
Cocinaba como pintaba: con el alma. Su amor por la cocina mexicana no fue casual, sino una elección deliberada que reflejaba su lucha por la identidad, el arte y la vida.
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