México en la Bienal de Venecia

La esencia del palacio Vendramin Grimani es, ofrecer a los creadores su imponente espacio para la realización de algunas de sus obras. Parece un sueño, pero no lo es, instalarse en un palacio veneciano con cinco siglos de antigüedad es la oportunidad que muchos artistas quisieran, y Bosco Sodi, uno de los creadores mexicanos con más proyección internacional,  estuvo ahí, y creó, muchas de las piezas expuestas en la muestra : “Lo que se siembra se cosecha”: What goes around, comes around, obras para presentar en  el evento colateral de la feria de internacional de arte, la Biennale di Venezia.

No es lo mismo quedarse en la casa creando inmensas obras de arte, que llevar en el equipaje  todo el material, empacarlo y mandarlo al otro lado del océano, y no solo eso, sino que ya en territorio italiano, había que enviarlo hasta Venecia, atravesando mares y canales idílicos.  El solo hecho de pensarlo, da vértigo, pero a Bosco Sodi, no le detienen ni las corrientes del Atlántico ni mucho menos las olas del Gran Canal de Venecia. Las obras de este artista no son miniaturas, sino, salvajemente enormes y pesadas. Cuando el artista recibió la invitación para crear su –“atelier temporal”– en uno de los palacios más  emblemáticos de Venecia, no se lo pensó dos veces y se puso manos a la obra, empapando lienzos con sus dedos ahogados en la mezcla de esos materiales de colores intensos, que se ve le apasionan, y consiguen que todo sea explosivo y diferente.

Es asombroso verle trabajar, un espectáculo visual, cómo agita el color intenso, de aquel líquido rojizo, con el que le vimos  empapar un bastidor enorme que sujetaba un lienzo en uno de los salones nobles del palacio veneciano. Quedó grabado en mis retinas para siempre. Verlo en acción, es entender lo que pretende transmitir con sus piezas: fuerza, rigor, pasión, es como si dijera, “estamos aquí en la tierra”.

Bosco Sodi, afincado en New York tiene una larga trayectoria,  sus obras se pueden ver en la Galería Hilario Galguera de México y ha trabajado  en diferentes ciudades como Madrid, Barcelona, Oaxaca, Berlín y ahora Venecia.

La Fundación dell’Albero D’Oro, invitó a Bosco Sodi a ser su “artista huésped” en el Palazzo Vendramin Grimani , y del 21 de Febrero hasta el 10 de Marzo pasado, en la planta baja ubicada al ras del agua del Gran Canal de Venecia, creó su atelier temporal. Sí, las históricas paredes de este legendario palacio veneciano, se cubrieron con inmensos lienzos de plástico protector, para dejar que el artista pudiera esparcir a sus anchas, su arte sin ningún tipo de prejuicios ni ataduras, sin miedo a dejar manchas en los mármoles y muros históricos. Sus materiales enormes y de colores intensos, invadieron algunos de los salones principales y las obras fueron tomando su forma, libres y con olor a Venecia.

Curada por Daniela Ferretti y Dakin Hart, la exposición individual dedicada a la pintura y escultura de Sodi estuvo precedida por un período de residencia del artista en el palacio. La inspiración es la historia única de Venecia como centro dinámico para los intercambios culturales y comerciales entre Europa, Asia y el resto del mundo.

Sodi dice que “el cuadro, en su totalidad, es más parecido a una textura que a una idea de comunicar, es la idea de evocar una sensación al espectador”, y explica “en mi trabajo, puedo decidir el “contenedor”, estableciendo la forma y el tamaño del lienzo, pero la forma mágica y orgánica está fuera de mi control y así es como se establece verdaderamente la apariencia de la pieza”.

“El arte da ciertas herramientas para entender mucho mejor el universo y de esta manera adaptarse más a él y poderlo cambiar”, señaló  Bosco Sodi en  Venecia. Explica su pasión por el gran formato: “La obra grande, con relación al tamaño del ser humano, la vuelve más sencilla de leer. Para el espectador ver una obra de gran formato hace más  fácil meterse, leerla  y vivirla” .

Las esferas de Bosco también aparecen en los palacios de Venecia, “Crean sinergia entre ellas, son objetos de energía que llevan los cuatro elementos”, de barro sólido, moldeadas y secadas durante un año en su estudio de Casa Wabi en Puerto Escondido en Oaxaca, “pero las colocaré indistintamente en los salones del palacio, porque quiero invitar a los visitantes a moverlas de un punto a otro, creando con este movimiento, una danza continua”, aseguró durante nuestro encuentro.

Pero la muestra de Sodi, What goes around, comes around (Lo que se siembra, se cosecha) ofrece algo inesperado a los visitantes, las esferas se las podrán llevar al finalizar la exhibición. Bosco Sodi se apropió de este extraordinario espacio para crear sus cuadros, rocas volcánicas, cubos y esferas que son mágicas. Su creación  de impacto en Venecia no se olvida, un palacio como improvisado taller de artista, una obra que como desea Bosco “contribuye a conectarnos con la naturaleza, con el  universo y con el ser humano y  ayuda a evitar la guerra”.