Camas solares triplican riesgo de melanoma y podrían causar amplios daños al ADN, estudio
Las camas solares triplican el riesgo de melanoma y causan mutaciones extensas en el ADN de la piel, según un estudio publicado en Science Advances con evidencia molecular.

Ver el brillo artificial de una cama solar puede parecer una promesa de piel radiante, pero su uso podría triplicar el riesgo de melanoma, advertencia que retumba desde las células hasta la conciencia humana.
Una investigación liderada por Northwestern Medicine y la Universidad de California en San Francisco, publicada en la revista Science Advances, demuestra por primera vez que estas cabinas no solo aumentan el riesgo de melanoma casi tres veces, sino que además inducen daños generalizados en el ADN de la piel, un hallazgo que obliga a replantear la seguridad del bronceado artificial.

Qué revela el estudio sobre camas solares y daño celular
El nuevo estudio mostró que las personas que usan camas solares tienen casi 3 veces más riesgo de desarrollar melanoma —el cáncer de piel más letal— en comparación con quienes no las utilizan. Este análisis se basa en miles de historiales clínicos y en tecnología de secuenciación del ADN celular.
Los investigadores compararon los registros de aproximadamente 3,000 usuarios de camas solares con otros 3,000 individuos de características similares que no habían utilizado estos dispositivos. Tras ajustar los datos por edad, sexo, historia de quemaduras solares y antecedentes familiares de cáncer, el uso de camas solares se mantuvo fuertemente asociado con un mayor riesgo de melanoma.
Pero el hallazgo más inquietante no es solo la relación cuantitativa, sino la manera en que la radiación ultravioleta (UV) artificial muta las células de la piel a nivel molecular, extendiendo el daño incluso a zonas que normalmente no están expuestas al sol.
¿Cómo afectan las camas solares al ADN?
Mutaciones más allá del sol
A través de secuenciación de ADN en células individuales de la piel, el equipo científico encontró que los melanocitos —las células pigmentarias donde suele originarse el melanoma— de usuarios de camas solares tenían casi el doble de mutaciones comparado con quienes nunca las utilizaron.
Estas mutaciones no estaban limitadas a zonas típicamente expuestas al sol, como brazos o cara. Sorprendentemente, se encontraron cambios en áreas como la espalda baja o los glúteos, partes del cuerpo que comúnmente reciben poca radiación solar, pero que sí son irradiadas durante sesiones de bronceado en interiores.
Este patrón sugiere que la radiación UV artificial de las camas solares causa un campo más amplio de daño genético que el sol natural, haciendo que más regiones de la piel acumulen errores críticos en su ADN que pueden evolucionar hacia cáncer.
“Errores permanentes” en el código de vida
Según los autores del estudio, las mutaciones inducidas por camas solares son comparables a “errores tipográficos” permanentes en el código del ADN, que en algunos casos afectan genes clave en el control del crecimiento celular. Estos cambios pueden crear el terreno biológico donde el melanoma se desarrolla y progresa con mayor facilidad.

El riesgo comparado con el bronceado natural
Ya se sabía que la exposición prolongada a la radiación ultravioleta del sol podía causar cáncer de piel, pero esta investigación aporta un componente crítico: las camas solares, a nivel molecular, parecen ser incluso más dañinas que la luz solar directa.
La Organización Mundial de la Salud clasifica las camas solares como carcinógeno de clase 1, el mismo nivel que el tabaco y el asbesto, basado en evidencia consistente de que la radiación UV artificial aumenta de forma significativa el riesgo de melanoma.
Además, la investigación encontró que las mutaciones en personas que usaban camas solares desde jóvenes eran comparables o incluso mayores que las de individuos mucho mayores que no habían utilizado estos dispositivos, insinuando un envejecimiento genético acelerado de la piel debido al bronceado artificial.

¿Quiénes están más en riesgo?
Aunque cualquier persona expuesta a radiación UV artificial corre peligro, el estudio y otras investigaciones sugieren que jóvenes y mujeres menores de 50 años que recurren frecuentemente a camas solares tienden a mostrar mayores tasas de melanoma y mutaciones celulares.
El daño acumulado no solo aumenta la probabilidad de tumores malignos, sino que también se presenta en zonas del cuerpo habitualmente protegidas del sol, lo cual complica el diagnóstico temprano basado únicamente en la observación de lunares o lesiones visibles.

Señales ocultas y prevención
La importancia de revisiones dermatológicas
Una de las advertencias más claras de los expertos es que los cambios en el ADN pueden aparecer en piel que luce normal, sin lunares evidentes ni manchas aparentes. Por ello, recomiendan exámenes de piel completos y regulares con dermatólogos, principalmente para quienes han utilizado camas solares con frecuencia.
Estas revisiones permiten detectar mutaciones precancerosas antes de que se conviertan en cáncer invasivo, aumentando notablemente las posibilidades de tratamiento exitoso.
Consejos para reducir riesgo
Dermatólogos insisten en evitar por completo las camas solares y optar por alternativas sin radiación UV, como bronceadores tópicos o sprays de coloración, que no implican exposición a radiación dañina.
Además, el uso diario de protector solar de amplio espectro, incluso en interiores, y evitar exposiciones prolongadas al sol sin protección sigue siendo uno de los pilares para reducir el riesgo de cáncer de piel.

¿Qué nos dice la ciencia sobre camas solares?
Este nuevo estudio proporciona datos moleculares que explican cómo y por qué ocurre este daño, desafiando la idea de que un bronceado “perfecto” es inocuo y subrayando la necesidad de políticas regulatorias más estrictas y de mayor conciencia pública sobre los peligros del bronceado artificial.
Ahora sabemos que camas solares triplican el riesgo de melanoma y podrían causar amplios daños al ADN mucho más allá de lo que se creía anteriormente. Esta evidencia científica no solo fortalece las advertencias de los dermatólogos, sino que también ofrece una base biológica sólida para replantear prácticas sociales en torno al bronceado.
Si has usado camas solares con regularidad, programar una evaluación dermatológica es una decisión sensata. Ante cualquier síntoma sospechoso o preocupación sobre daño cutáneo, consulta a tu médico o especialista en piel, quienes podrán ofrecer diagnósticos y estrategias preventivas personalizadas.
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