4 Ejercicios para Esclerosis Múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es una condición compleja que afecta el sistema nervioso central y puede limitar la movilidad, la coordinación y la energía de quienes la padecen. 

Aunque puede representar un desafío importante, la actividad física adaptada se ha convertido en una herramienta clave para mejorar la calidad de vida y la independencia de estas personas.

En este artículo, te presentamos cuatro ejercicios recomendados que ayudan a mantener la funcionalidad y promueven un estilo de vida activo y saludable.

Te puede interesar: Esclerosis múltiple, enfermedad que afecta a 2.3 millones en el mundo

Por qué el ejercicio es clave en la esclerosis múltiple

La fatiga es uno de los síntomas más frecuentes en la EM, afectando aproximadamente al 80% de quienes conviven con esta condición, según la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple (NMSS, por sus siglas en inglés). Otros síntomas habituales incluyen visión borrosa, mareos, espasticidad (rigidez muscular), debilidad, hormigueo, problemas de equilibrio, depresión y sensibilidad al calor.

Sarah Bell, fisioterapeuta del sistema Mass General Brigham especializada en trastornos neurológicos, explica que “cuando la mielina, que es la capa que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada, se interrumpe la señal eléctrica que el cerebro envía a los músculos, dificultando su funcionamiento”.

Aunque el ejercicio no regenera la mielina, sí fortalece las áreas cerebrales que aún están intactas, favoreciendo la movilidad y la independencia.

Diversos estudios científicos avalan que la actividad física regular mejora la marcha, el equilibrio, reduce la fatiga y contribuye a una mejor calidad de vida.

Un programa de ejercicios bien diseñado puede disminuir la fatiga crónica y aumentar la resistencia para las tareas diarias, lo que se traduce en un bienestar general más sólido y duradero.

Te puede interesar: Nuevos criterios clínicos permiten detectar la esclerosis múltiple de forma temprana

Tipos de ejercicios recomendados para personas con EM

La Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana. Este nivel de intensidad se define como aquella que permite hablar con dificultad, pero no cantar con facilidad.

1. Actividad aeróbica

El ejercicio aeróbico estimula diferentes sistemas del cuerpo, mejora la coordinación motora y contribuye a aumentar la fuerza muscular.

¿Cómo empezar? Intenta caminar durante 30 minutos, de 2 a 3 veces por semana, manteniendo una intensidad moderada.

Opciones adaptadas: Si caminar en tierra firme es complicado, caminar en una piscina puede ser una excelente alternativa. Puedes sostenerte de los bordes para mantener el equilibrio.

Es importante que el agua esté por debajo de los 29 °C (84 °F), ya que temperaturas más altas pueden aumentar los síntomas de la EM.

2. Estiramiento

Este ejercicio ayuda a reducir la espasticidad (rigidez) en los músculos de las pantorrillas y la parte posterior de los muslos.

¿Cómo hacerlo de pie? Colócate frente a una pared y apoya las manos a la altura del pecho. Alinea los pies con el ancho de las caderas.

Da un paso hacia atrás con la pierna derecha, manteniendo el talón en el suelo. Flexiona ligeramente la rodilla izquierda hasta sentir un estiramiento suave en la parte posterior de la pierna derecha. Mantén la postura entre 15 y 30 segundos y cambia de pierna.

Versión sentado: Coloca una banda elástica o liga alrededor del frente del pie. Extiende la pierna hacia adelante hasta sentir un tirón leve en la pantorrilla, asegurándote de mantener la pierna recta y los dedos apuntando hacia arriba.

Mantén el estiramiento de 15 a 30 segundos y repite con la otra pierna.

3. Ejercicios de equilibrio

Este movimiento básico activa los músculos del torso y mejora el equilibrio.

¿Cómo hacerlo de pie? Colócate detrás de una silla resistente o frente a una pared. Apoya ambas manos para mayor estabilidad, levanta una pierna y mantén el equilibrio durante 30 segundos.

Luego cambia de pierna. Conforme ganes confianza, utiliza solo una mano o ninguna para apoyarte.

Versión sentado: Levanta una pierna a la vez, manteniendo el abdomen activo y la espalda recta.

4. Ciclismo en bicicleta estacionaria

Usar la bicicleta activa los principales grupos musculares, mejora la circulación y favorece el control neuromuscular. Muchas bicicletas cuentan con ventiladores para mantener la frescura y, al ser estacionarias, eliminan el riesgo de caídas.

¿Cómo comenzar? Empieza usando brazos y piernas durante 5 a 10 minutos, y aumenta poco a poco hasta llegar a 30 minutos, tres veces por semana.

Adaptaciones: Reduce el ritmo si es necesario y utiliza los brazos para compensar si tienes debilidad en las piernas.

Te puede interesar: Esclerosis múltiple, la principal causa de discapacidad en adultos jóvenes en México

Beneficios generales del ejercicio en la esclerosis múltiple

De acuerdo con la NMSS, la actividad física regular aporta beneficios significativos a mejorar la autonomía y calidad de vida de quienes viven con EM:

• Salud cardiovascular
• Densidad ósea
• Estado de ánimo
• Flexibilidad
• Fuerza muscular
• Funciones cognitivas
• Control urinario e intestinal
• Niveles de energía

Recomendaciones para una práctica segura y efectiva

Para aprovechar al máximo los beneficios del ejercicio, considera lo siguiente:

• Consulta siempre con un profesional de salud antes de comenzar cualquier rutina.
• Realiza tus ejercicios en un lugar fresco, preferentemente durante las horas de menos calor si es al aire libre.
• Aumenta la intensidad de manera gradual.
• Prioriza la seguridad para evitar lesiones.
• Termina cada sesión con estiramientos.
• Mantente hidratado, preferiblemente con agua fría, para evitar el aumento excesivo de la temperatura corporal, lo que podría empeorar los síntomas.

La esclerosis múltiple presenta diversos desafíos físicos, pero mantenerse activo con ejercicios adaptados es clave para mejorar la movilidad, reducir la fatiga y elevar la calidad de vida.

Consulta con tu equipo de salud y elige actividades que disfrutes y se ajusten a tus capacidades. La constancia y la adaptación son las mejores aliadas para vivir mejor con EM.