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Poder, justicia y autoridad en México, antes de gobernar

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

 

 Cuando el poder emana del autoritarismo, con presencia de terror, extorsión, desigualdad y resentimiento social, se tiene que realizar una operación cicatriz para recuperar a los agraviados; muchas veces resulta infructuosa, pasarán años, quizá nunca. Conozco una historia reciente así.

La legitimidad que otorga el voto ciudadano, el gran respaldo popular, tiene un enorme blindaje; todos los ataques de los vencidos son como balas de salva contra una enorme muralla. El nivel de poder social que se adquiere es envidiable en cualquier régimen democrático, no hay sistema político que no aspire a esa coyuntura multifactorial y cíclica que ha ocurrido en la historia mundial después de años de opresión y abusos contra la población. Gobernar con el respaldo del poder legítimo del pueblo es la mejor definición de democracia.

Por otro lado, existe el ente de la justicia, que es darle a cada quien lo que le corresponde o merece, dar a cada persona lo suyo. Pero, ¿quién la da? ¿La ley? ¿Los tribunales? ¿O la decisión de un juzgador? Las respuestas son afirmativas para cada cuestión, es la suma de todo. Se basan en el sentido estricto, en los elementos de estudio con que cuentan para determinar una litis, en la norma. Como jurista, respeto a mis colegas juzgadores, pero hay instancias no judiciales que resuelven asuntos técnico-político-electorales con ligereza, filtran información a medios para politizar a la opinión pública sobre temas que sólo deben conocerse bajo el principio de inocencia y, en un primer término, de manera institucional, sin venganzas, sin fobias y filias. Tendrán que depurarse, deben refrescarse, qué bueno que el INE no administra justicia.

Quienes resolvieron como viables a candidatos “independientes” con miles de firmas apócrifas; el uso de tarjetas bancarias con saldos por cobrar a cambio de votos, quienes no se opusieron a la transmisión de series televisivas fantasiosas, a quienes les pareció sólo “lamentable” el asesinato de más de 150 candidatos en el proceso electoral, el rebase del tope en el financiamiento en las campañas, parece no importarles el daño al prestigio a su institución; después de un resultado jamás logrado en la historia de México a favor de Andrés Manuel López Obrador, la ignominiosa multa impuesta a Morena por 197 millones de pesos por hechos que nada tienen que ver con el proceso electoral ni a las prerrogativas del partido, es un ejemplo de lo mucho que se debe desterrar del México antes de la transformación en curso. Los damnificados del #19S son los principales testigos de descargo, sobre algo que el Estado mexicano, a diez meses de los sismos, no ha podido resolver. Lo que ha hecho el fideicomiso Por los Demás es un acto de justicia.

El gobierno en ciernes, a cuatro meses de tomar posesión, ha dado la agenda mediática y de política nacional e internacional diariamente desde el 1 de julio pasado. Eso es ejercicio de la Autoridad. Es un mando mayor al legal, moralmente revestido del derecho legítimo que otorga la decisión de la enorme mayoría, más de 30 millones de votos que se siguen multiplicando aun después de la elección, porque hay gente que no votó por la transformación, pero se están convenciendo de la urgencia de leyes congruentes, de sueldos justos, de decisiones sensatas que siguen fortaleciendo el respeto y admiración por quienes hoy serán artífices de desterrar los abusos de poder, de justicia y de autoridad.

Antes de gobernar México, ya hay exigencias, miles de peticiones de gente buena que nunca ha sido escuchada, denuncias de corrupción en prácticamente todos los ramos de la administración pública; ofertas de alianza del gremio empresarial, académico, cultural, profesional.

Se respira un ánimo positivo a los profundos cambios que el proyecto de nación propone. La convocatoria se lee incluyente, sólo los que quieran vivir en la nostalgia del México de unos cuantos seguirán automarginados.

                *Profesor de la Facultad de derecho de la UNAM

 

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