Rafael Buelna, el joven general revolucionario
Hace cien años, el llamado Granito de Oro fue emboscado por fuerzas federales mientras intentaba tomar la plaza de Morelia

Rafael Buelna Tenorio nació el 23 de mayo de 1890 en Mocorito, Sinaloa, sus padres fueron Marcelina Tenorio y Pedro Buelna. Era llamado Granito de oro debido a su tez blanca y ojos de color, aunado a su delgada apariencia.
Cursó sus estudios hasta llegar a la carrera de leyes, además, pronto se destacó como colaborador de diferentes periódicos locales. Escribió poesía y pintó algunas obras de arte a lo largo de su vida.
EL INICIO
En 1909, ante el descontento social con el régimen porfirista, se convirtió en líder estudiantil contra el gobierno. Un año después, en los inicios de la Revolución, se enlistó al mando del general Martín Espinosa en Tepic, Nayarit, luego fue nombrado secretario de gobierno, cargo que decidió abandonar para dedicarse a sus estudios.
Ya situado en 1913 tomó las armas contra Victoriano Huerta, abandonó la escuela para alzarse en armas de la mano de su amigo Espinosa, quien ya fungía como jefe político de Tepic. Desde muy temprana edad fue nombrado con altos rangos en el ejército por su valía y capacidad de mando.
Más tarde se integró a las fuerzas villistas con la División del Norte. En 1914, Francisco Villa desconoció a Venustiano Carranza como jefe de la nación, dándose un distanciamiento entre ambos caudillos. En ese mismo año, Buelna participó activamente en la convención de Aguascalientes.


OTRA OPORTUNIDAD
En 1916, el general sinaloense se retiró de la lucha con Villa con quien tuvo serias diferencias. Puso un restaurante en El Paso, Texas. Después pasó a Los Ángeles para ejercer la agricultura, jardinería y otros negocios por largos meses. Posteriormente, marchó hacia Cuba, donde retomó su labor como periodista.
El exilio en La Habana se terminó; volvió a México a finales de 1919 con la autorización del presidente Venustiano Carranza, dedicándose a la vida civil hasta que se unió al regimiento militar de Guadalajara por invitación del general Enrique Estrada.
En 1923 se incorporó junto con Estrada a la rebelión delahuertista en contra de la imposición de la candidatura presidencial de Plutarco Elías Calles por parte de Álvaro Obregón. Desde los primeros días, Buelnita como también era conocido, formó parte de los mandos de confianza del movimiento insurrecto.
Su audacia al frente del campo de combate le significaron varios triunfos como jefe militar al lado de su viejo amigo el general Estrada, en la defensa principalmente de los territorios de Jalisco. A finales de diciembre de 1923, el general Lázaro Cárdenas fue hecho prisionero por las tropas rebeldes a cargo de el Granito de Oro.
EMBOSCADO
El mismo Buelna fue quien le salvó la vida a Cárdenas enviándolo a Guadalajara a recibir atención médica para después ser liberado. Las columnas de Buelnita continuaron su progreso. Libró dos batallas consecutivas con victoria en su trayecto hacia Acámbaro, desde donde los rebeldes planeaban atacar la plaza de Morelia para abrirse camino al Estado de México y de ahí avanzar a la capital del país.
Tomó el primero de dos trenes con cientos de efectivos a bordo. El 23 de enero de 1924, el convoy arribó a Morelia a combatir a las tropas del gobierno. Al bajar Buelna a inspeccionar el terreno junto con un grupo de soldados, fue sorprendido por los obregonistas que los rafaguearon con metralletas.
Rafael Buelna resultó herido de gravedad y su cuerpo rescatado por miembros de su guarnición. En el libro
Rafael Buelna, las caballerías de la Revolución (Fondo de Cultura Económica), del escritor mazatleco José C. Valadés se dan detalles sobre los últimos momentos de vida del general revolucionario:
Rafael vivía aún. Al sentirse en brazos de alguien abrió un ojo e hizo esfuerzos para sonreír. Fue conducido rápidamente a uno de los carros del convoy y acostado sobre una mesa donde un médico le hizo un reconocimiento. Había recibido un balazo en el estómago y la bala había quedado alojada en la espina dorsal”, se puede leer.
Excélsior dio cuenta de la toma de Morelia por parte de los rebeldes, “en la misma fuente de información sí se sabía que durante el ataque había sido herido el general Rafael Buelna, de las tropas rebeldes, y que posteriormente había muerto”, puede leerse en la edición del 26 de enero de 1924.
cva
EL EDITOR RECOMIENDA



