Niños dibujan un año de encierro por la pandemia
El confinamiento y la falta de socialización han dejado en niñas, niños y adolescentes estrés, ansiedad y miedo, pero también sentimientos de esperanza y alegría, como se puede percibir en ilustraciones

CIUDAD DE MÉXICO.
Emilia, una niña mexicana de nueve años de edad, tiene en su cabeza estrés, ansiedad y miedo, pero también esperanza porque, pese al encierro que ha sufrido a causa del covid-19, está feliz de estar con su familia durante esta pandemia.
Luis Ángel, quien también ha permanecido confinado más de 365 días por la crisis sanitaria, se muestra enojado, triste y sorprendido. Llora, pero también sonríe.
Nicolle, de plano, está muy triste por las muertes y se siente muy espantada y enojada porque no puede ver a sus amigos. Incluso, se percibe atrapada en un gigantesco coronavirus y atada a los tres globos que reflejan las emociones que ha pasado durante su larga cuarentena.
Con lápices y colores, nueve niños mexicanos de primaria plasmaron en dibujos los sentimientos que han experimentado después de un año sin poder salir de casa, ir a la escuela o convivir con sus amigos.
Los dibujos recopilados por Excélsior, a través de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), muestran, por un lado, el amor de los niños hacia sus familias y, por el otro, la incertidumbre, la tristeza y la añoranza de ver de nuevo a sus amigos.
También incorporan las medidas de protección que han aprendido desde el inicio de la crisis sanitaria en contra del virus SARS-CoV-2, que sigue siendo protagonista en sus obras.
Fany, de ocho años, quien este 30 de abril festejará su segundo Día del Niño en casa, se dibuja mandando un mensaje de amor a los niños con la leyenda de “¡Quédate en casa!”.
Renata, por su parte, marca con un círculo rojo de peligro la reunión de tres personas.
En sus dibujos, los niños hacen referencia a su colegio y también a sus clases a distancia.
Tamara se dibuja en familia y con sus amigos, afuera de su escuela. Un coronavirus sonriente coloreado en amarillo y uno enojado en color rojo complementan su trabajo.
Mientras que Regina se pinta en su casa, realizando una operación matemática como parte de sus actividades escolares.
El dibujo de Ana muestra muchas actividades en casa, como ver la televisión con mamá, jugar con peluches e, incluso, el ahorro económico que se ha tenido que hacer durante la cuarentena por parte de su familia.
Finalmente, el dibujo de Valentina deja ver cómo, después de la tormenta, llega una vacuna resguardada en un corazón, aparece el sol y regresan los colores que durante la pandemia desaparecieron porque sólo hubo gris.
El año pasado, este diario hizo el mismo ejercicio con niños y niñas de América Latina. En aquel entonces, al inicio de la pandemia, encontró incertidumbre, preocupación y tristeza en los dibujos de los menores de edad
Hoy, los trabajos siguen mostrando a niñas y niños que han convivido con el miedo, con la incertidumbre y con el coronavirus, que conocen a partir de lo que el mundo adulto dice sobre él.
“Estos dibujos muestran este abanico de múltiples emociones que se han vivido a lo largo de un año de confinamiento, es decir, tristeza, alegría, enojo, felicidad”, señaló Juan Martín Pérez García, director de la Redim.
Destacó que resulta evidente la ausencia de socialización, porque aparecen solos, jugando con hermanos o hermanas, sin interacción con su grupo de pares.
Si bien es una pequeña muestra, planteó que estos dibujos son una ventana que deja ver un poco cómo un segmento de la niñez está viviendo el confinamiento, en el marco del posible regreso a clases presenciales.
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