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CNDH documentó "infiltración" del crimen en Ayotzinapa desde 2018

Según el informe de la CNDH, los normalistas habrían sido identificados o confundidos con miembros del grupo criminal de Los Rojos.

Andrés Becerril | Ciudad de México | 08-02-2022
Según el informe de la CNDH, en la normal rural Raúl Isidro Burgos había denuncias de presunta venta de droga y de grupos que la toleraban.

La hipótesis de 2018 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre la “infiltración” de grupos de la delincuencia organizada en la normal rural de Ayotzinapa y que fue confirmada ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador, está documentada en la recomendación. 15VG/2018 Caso Iguala.

En esa recomendación, del 28 de noviembre de 2018, el órgano autónomo contempla como una de las hipótesis de la desaparición de los 43 estudiantes, “la “infiltración” de miembros de la organización criminal de Los Rojos en el grupo de normalistas que hizo presencia en las inmediaciones y en la ciudad de Iguala” -el 26 de septiembre de 2014, fecha de la desaparición.

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De acuerdo con la recomendación de la CNDH, “el grupo de estudiantes que ingresó a Iguala, territorio del grupo criminal de los Guerreros Unidos iba armado e infiltrado por integrantes de la organización criminal antagonista denominada Los Rojos. Los normalistas habrían sido identificados o confundidos con miembros del grupo criminal de Los Rojos. La hipótesis indicaría que las agresiones a los normalistas fueron una reacción virulenta en contra de quienes se identificaron como miembros de la organización delictiva de Los Rojos, que supuestamente pretendieron apoderarse de la plaza de Iguala atacando a una célula del grupo criminal de los Guerreros Unidos. A la hipótesis se suma la referencia a que el objetivo era “calentar la plaza tirando cadáveres”.

La hipótesis se corona con la mención a una “interferencia” de los normalistas en la ruta del autobús Costa Line número 2513 (primera unidad de la que se “apoderaron” éstos el 26 de septiembre de 2014) en el sitio conocido como Rancho del Cura, circunstancia que se sumó a los señalamientos que identifican a algunos líderes estudiantiles con Los Rojos.

En distintas versiones ministeriales, periodísticas y en las realizadas por la CNDH se mencionó recurrentemente a tres personajes que podrían estar involucrados con el crimen organizado y que eran parte de la estructura de la escuela normal.

Uno de ellos es Manuel Vázquez Arellano u Omar Vázquez Arellano u Omar García Velázquez u Omar Salgado Bahena, conocido como El Jackie Chan, actualmente diputado por Morena y en el contexto de los hechos de 2014, presidente del Comité de Copis (Conciencia Política).

En las páginas 1356 y 1357 de la recomendación de la CNDH se lee:

“En un video con duración de 7 minutos con 18 segundos que apareció en redes sociales el 11 de diciembre de 2016, Omar Vázquez reconoció que su hermano trabajaba para la organización de Los Rojos y que fue asesinado el 1 de junio de 2014. Justificó a su hermano señalando que, por falta de oportunidades, los jóvenes se alquilan con el crimen organizado y que eso sucede en varias partes del país. Señaló que, a falta de trabajo, los jóvenes se alquilan para trabajar en el cultivo de amapola. Aseguró que su hermano fue un simple peón del crimen organizado y que, si hubiera sido un narcotraficante, el día de su muerte no hubiera traído huaraches. De acuerdo con el testimonio de un estudiante, a raíz de los hechos en los que perdiera la vida Narciso Vázquez Arellano, su hermano Omar Vázquez proporciona para identificarse otro u otros nombres distintos al verdadero, con objeto de que no lo relacionen con Los Rojos.”

También David Flores Maldonado, conocido como La Parka, que desde el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto empezó a trabajar en la Secretaría de Educación Pública, cuando el titular era Aurelio Nuño.

Según la recomendación de la CNDH, alumnos inconformes con la venta y consumo de drogas dentro del plantel de Ayotzinapa “iban a quejarse con su amigo el secretario general del Comité Estudiantil, identificado por todos como La Parka, quien, más allá de resolver el problema, toleraba esta situación y consentía que en la escuela se distribuyera, vendiera y consumiera droga”.

El tercero, ya fallecido por causa de covid-19 en 2020, era José Luis Hernández Rivera, quien el día de la desaparición de los 43 normalistas era el director de la normal.

En otra parte de la recomendación de la CNDH se plantea que la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y su comunidad académica no pudo sustraerse, como no lo ha podido hacer ningún sector ni estrato social, a la acción de los grupos criminales, señaladamente los dedicados al tráfico ilícito de drogas.

“El problema del narcotráfico ha permeado a todos. Baste observar lo que ha ocurrido en la normal de Ayotzinapa y que ha quedado detalladamente descrito en el apartado Situación de la normal tural Raúl Isidro Burgos al Día de los Hechos, en donde hay alto índice de adicción y tráfico indiscriminado de drogas con el consentimiento y complacencia de los directivos escolares. El líder estudiantil conocido por sus compañeros como La Parka y dos grupos de normalistas cercanos a él identificados como los pachecos, ejercían el control del tráfico de drogas al interior de la escuela”.

 

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