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Nacional

Remasterizan cine mudo de la película Tepeyac

Es el largometraje de ficción mexicano más antiguo que se conserva

Sonia Ávila | 19-02-2018
Tepeyac fue dirigida por José Manuel Ramos, Carlos E. González y Fernando Sáyago.

CIUDAD DE MÉXICO.

Un siglo después de su producción, la película Tepeyac (1917), dirigida por José Manuel Ramos, Carlos E. González y Fernando Sáyago, vuelve a la pantalla grande tras un trabajo de restauración a cargo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) y la Filmoteca de la UNAM.

La cinta original, resguardada en las bodegas de la máxima casa de estudios, era de nitrato de celulosa de un duplicado positivo y presentaba rayas, manchas en la base y la emulsión, y variaciones de luz intensa. Por lo que se optó por limpiar de manera manual los 49 mil 110 fotogramas que hacen 60 minutos de cine mudo. Remasterizada, la pieza se proyectará el 1 de marzo en el marco de la Feria Internacional del Libro de Minería.

A partir de un diagnóstico de la cinta se diseñó una intervención en diferentes etapas: estabilización, limpieza de automáticos de manchas blancas y negras, remoción de rasguños y corrección de color. Además se recuperaron 107 fotogramas de intertítulos, en los que se usó la misma tipografía para respetar la estética original de la pieza.

Una vez limpia, la cinta se sometió a una musicalización nueva. La pieza original es silente, por lo que en diferentes ocasiones se han hecho composiciones para proyectarla. El Ensamble de Cine Mudo, dirigido por José María Serralde, propuso para esta versión mejorar las conexiones entre escena y sonido, y así unificar los dos relatos centrales de la película. Entonces, Serralde interpretará el piano de manera directa siguiendo la narración; una estrategia simple pero que consigue una armonía con la película.

Tepeyac es el largometraje de ficción más antiguo que se conserva del cine mudo mexicano. Producido bajo condiciones precarias, es también una muestra de los primeros intentos de los cineastas nacionales de dejar atrás las crónicas revolucionarias e incursionar en narrativas ilusorias, y así emular la vanguardia europea.

La que fuera la primera de las dos únicas producciones de la compañía Films Colonial es una historia en torno a las apariciones de la Virgen de Guadalupe. En un juego de ficción y realidad documental se refleja la Villa de Guadalupe en 1917 con sus costumbres populares, religiosas y paganas; lo que a la distancia se convierte en un documento histórico.

El relato cuenta la historia de Lupita Flores y su prometido Carlos Fernández quienes deben partir en misión a Europa por encargo del Presidente. Tras la dramática despedida, Lupita se entera de que el barco en el que viajaba su prometido ha sido hundido por un submarino alemán. Desesperada, le reza a la Virgen de Guadalupe que al final consigue traer de vuelta a Carlos.

Una de las virtudes de la película, recuperada por el historiador Aurelio de los Reyes, es que toma citas textuales de La fiesta de Guadalupe, obra del escritor liberal Ignacio Manuel Altamirano, mismas que se respetaron en la restauración actual.

Al tiempo la narración hace eco del contexto sociopolítico de la época en que se debatía la relación entre religión y educación. La producción de la película coincidió con la Constitución de 1917 donde se marcaba la distancia entre el credo y el gobierno, y refleja en sus escenas esa discusión.

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