Giorgio Armani: Rey de elegancia y estilo

Considerado un icono de la elegancia, el lujo y el estilo, el modisto italiano falleció ayer a los 91 años

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diseñador italiano Giorgio Armani, icono de la moda y creador de un imperio en la industria del lujo, falleció a los 91 años, rodeado de sus seres queridos, anunció ayer el grupo empresarial.

ROMA.— El diseñador italiano Giorgio Armani, icono de la moda y creador de un imperio en la industria del lujo, falleció a los 91 años, rodeado de sus seres queridos, anunció ayer el grupo empresarial.

Con una tristeza infinita, Grupo Armani anuncia el deceso de su creador, fundador y motor infatigable: Giorgio Armani”, señaló el grupo en un comunicado.

Armani abrió su casa de moda epónima en Milán en 1975 y ascendió rápidamente a la cima de la industria.

El alcalde de esta ciudad, Giuseppe Sala, anunció una jornada de luto en la capital económica italiana el lunes, día en el que se celebrarán sus exequias.

¡No puede ser! Milán perdió una parte de su historia. Lo que hacía era increíble. Ponía toda su alma”, dijo Emanuela Ottolina, una mujer de 71 años, al salir de una exposición en Milán que repasa los 20 años de la colección Armani Privé.

Siguiendo los deseos del diseñador, su funeral será privado, pero habrá una capilla ardiente abierta al público el sábado y domingo de 9:00 a 18:00 horas en el Armani Teatro en Milán.

En esta empresa siempre nos hemos sentido como una familia. Hoy, es con profunda emoción que sentimos el vacío dejado por quien fundó y alimentó esta familia con visión, pasión y dedicación”, lamentó el grupo en su comunicado.

Pero es precisamente en su espíritu que nos comprometemos a proteger lo que él construyó y a hacer avanzar su empresa en su memoria, con respeto, responsabilidad y amor”, añadió.

Armani había cancelado su desfile de moda masculina en Milán a principios de año por motivos de salud. También se perdió el desfile de Armani Privé en París por recomendación médica.

En una entrevista con el Financial Times publicada pocos días antes de su muerte, el creador declaró que los planes para su sucesión consistían “en una transición progresiva de responsabilidades hacia sus colaboradores más cercanos, como Leo Dell’Orco”, responsable del diseño de las colecciones masculinas, “los miembros de (su) familia y todo el equipo de trabajo”.

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“Lo mejor de Italia”

 

Con Giorgio Armani desaparece una figura emblemática de la cultura italiana, que supo transformar la elegancia en un lenguaje universal. Su estilo sobrio e innovador redefinió la relación entre la moda, el cine y la sociedad, dejando una huella indeleble en las costumbres contemporáneas”, reaccionó el ministro italiano de Cultura, Alessandro Giuli.

No solo fue un maestro de la moda, sino también un reconocido embajador de la identidad italiana en todo el mundo”, afirmó.

La primera ministra, Giorgia Meloni, alabó su “elegancia, sobriedad y creatividad” para “realizar la moda italiana e inspirar al mundo. Un trabajador incansable, un icono y un símbolo de lo mejor de Italia”, escribió en X.

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“Mi ego diría que no”

 

Diseñador visionario, Armani se destacó en alta costura, prêt-à-porter, accesorios, perfumes, joyería, así como en arquitectura de interiores y hotelería de lujo en ciudades como Milán, París, Nueva York, Tokio, Seúl y Shanghái. En 2000, el Museo Guggenheim de Nueva York lo incluyó en el Panteón de creadores con una retrospectiva dedicada a su obra.

Sin hijos, no tiene un heredero natural, aunque un sobrino y dos sobrinas están estrechamente involucrados en la empresa.

Al preguntarle si podía imaginar ser reemplazado como la fuerza creativa guía de su compañía, bromeó: “Mi ego diría, por supuesto, que nadie trabajaría nunca como Armani”. Pero luego concedió: “Hay talento por ahí afuera”.

Con un bronceado profundo, una cabeza de cabello blanco cuidado con esmero y una silueta esculpida por entrenamientos diarios, Armani era famoso por su discreción.

A lo largo de su notable carrera mantuvo el control total de su empresa mientras pasaba de la moda a hoteles de lujo, cosméticos, accesorios e interiores.

Todo esto hizo de Armani uno de los hombres más ricos del mundo. La revista Forbes estimaba su fortuna en 2017 en seis mil 600 millones de dólares.

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Amorío con Hollywood

 

Abrió su casa de moda epónima en Milán en 1975 y ascendió rápidamente a la cima con “una colección minimalista basada en la moda cotidiana”, como describió Vogue París.

Armani gustaba de utilizar “detalles nítidos y tejidos sencillos”, dijo una vez.

Incluso desarrolló un nuevo color llamado greige, una combinación de gris y beige.

Atraídas por ese estilo falsamente sencillo, las estrellas empezaron a pedirle al genio italiano que las vistiera.

Richard Gere en Gigoló Americano (1980) fue uno de esos famosos flechazos estilísticos entre el diseñador y Hollywood.

Pionero de la alfombra roja

 

El icono italiano es reconocido por su contribución a la moda confeccionada especialmente para brillar en la alfombra roja.

Vistió a estrellas como Jodie Foster, Cate Blanchett y Beyoncé para esas noches de gala. Otras estrellas, incluidos Tom Cruise y Katie Holmes, eligieron vestir Armani en su día de boda.

Podía “hacer que hombres y mujeres se sintieran seguros y a gusto con prendas fluidas, que eliminaban las restricciones de la sastrería tradicional sin perder la capacidad de conferir dignidad al cliente”, dijo Harper’s Bazaar en 2015.

En los años 80, Armani ganó legiones de admiradoras entre las mujeres profesionales, pionero en la moda femenina basada en trajes con hombreras que marcaron la época.

Quiero mantenerme al día constantemente, pero sin alterar las características esenciales de mi filosofía”, explicaba por entonces.

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Rey de las pasarelas

 

Armani era un habitual en las semanas de la moda de París a Nueva York, pero nunca se sintió más en casa que en la capital del estilo de Italia, Milán.

Tradicionalmente clausuraba la semana de la moda milanesa, donde aparecía brevemente con su atuendo de trabajo característico: un top azul marino y pantalones deportivos de alta tecnología.

Con el tiempo decidió diversificar su oferta, entrando en una gama más joven y asequible a través de Emporio Armani.

En 2010 abrió su primer hotel de lujo en Dubái, en la torre Burj Khalifa, la más alta del mundo, donde las suites cuestan varios miles de dólares por noche.

ROMA.— Todo empezó con la chaqueta. Giorgio Armani retorció y magulló la angulosa prenda —arrancando el relleno, ajustando las proporciones, moviendo los botones— hasta que le quedó algo flexible como un suéter, ligero como una camisa.

Eliminar toda rigidez de la prenda y descubrir una naturalidad inesperada”, como él mismo dijo años después. “Fue el punto de partida de todo lo que vino después”.

Su reinvención de la chaqueta en los años 70 —un estudio de la despreocupación— iba a ser su declaración de intenciones como diseñador de moda.

Para él, la elegancia significaba sencillez. Ese principio, aplicado con gran éxito a lo largo de cinco décadas de carrera, daría lugar a los trajes minimalistas más vendidos y convertiría su marca homónima en un vasto conglomerado de alta costura, prêt-à-porter, perfumes e interiores para el hogar.

Conocido por los admiradores de la industria como Re Giorgio, el Rey Giorgio, Armani se convirtió en sinónimo del estilo italiano y ayudó a vestir a una generación de mujeres de éxito, así como a hombres que deseaban un atuendo menos recargado.

Combinó el estilo del diseñador con la atención al detalle del ejecutivo, dirigiendo un negocio que generaba miles de millones de dólares en ingresos cada año y contribuyendo a convertir la moda italiana contemporánea en un fenómeno mundial.

Pese a ser uno de los diseñadores más importantes del mundo, protegió con cuidado su intimidad y mantuvo un férreo control sobre la empresa que creó, conservando su independencia y trabajando con un grupo reducido y de confianza formado por miembros de su familia y asociados de larga data.

Armani, un hombre apuesto de penetrantes ojos azules y pelo plateado, solía decir que el objetivo de la moda era hacer que la gente se sintiera bien consigo misma, y arremetía contra las líneas rígidas y recargadas que tradicionalmente definían la alta costura.

Es una debilidad mía que afecta tanto a mi vida como a mi trabajo”, declaró en 1990 a Made in Milan, el documental de Martin Scorsese sobre él. “Siempre estoy pensando en añadir o quitar algo. Sobre todo en quitar algo. No soporto el exhibicionismo”.

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A MILÁN

 

Giorgio Armani nació en 1934 en Piacenza, una ciudad del corazón industrial del norte de Italia, cerca de Milán, uno de los tres hijos de Ugo Armani y Maria Raimondi. Su padre trabajó en la sede del partido fascista local antes de convertirse en contable de una empresa de transportes. Su madre era ama de casa.

Pese a sus escasos medios, sus padres poseían una elegancia interior, contó Armani a Made in Milan, y el sentido del estilo de Maria brillaba en la ropa que confeccionaba para sus tres hijos. “Éramos la envidia de todos nuestros compañeros de clase. Parecíamos ricos a pesar de ser pobres”, señaló.

De niño vivió las penurias de la Segunda Guerra Mundial. En su autobiografía, Per Amore (Por amor), cuenta cómo se metió en una zanja y cubrió a su hermana pequeña Rosanna con su chaqueta cuando un avión empezó a disparar sobre ellos.

La familia se trasladó a Milán después de la guerra. Al principio, la ciudad le pareció muy fría y grande, aunque pronto llegó a apreciar su discreta belleza, según le contó a Scorsese.

Sería el comienzo de una relación que duraría toda la vida. En Milán desarrolló un amor por el cine que más tarde influiría en su carrera. Desde allí dirigió su grupo de moda y contribuyó a convertir esta ciudad industrial y poco glamurosa en la capital italiana de la moda.

Armani estudió medicina, pero la abandonó tras dos años de universidad y luego hizo el servicio militar. Dio sus primeros pasos en el mundo de la moda —que nunca estudió formalmente— cuando le ofrecieron un trabajo en los famosos grandes almacenes La Rinascente para ayudar a vestir los escaparates.

Su primera gran oportunidad le llegó con una invitación para trabajar para el diseñador italiano Nino Cerruti a mediados de los sesenta. Allí empezó a experimentar con la deconstrucción de la chaqueta.

Empecé en este oficio casi por casualidad, y poco a poco me fue atrayendo, robándome la vida por completo”, declaró a la publicación especializada The Business of Fashion en 2015.

“UNA ESPECIE DE ORGASMO”

 

Como diseñador no tardó en aprovechar dos tendencias importantes de la sociedad occidental de fines del siglo XX: un papel más destacado de la mujer y un enfoque más fluido de la masculinidad.

Tuve la sensación de lo que estaba ocurriendo —las mujeres pasando a un primer plano en el trabajo, los hombres aceptando su lado blando— al principio de mi carrera, y ésa fue la base de mi éxito”, dijo Armani en una entrevista con la revista Esquire con motivo de su 90 cumpleaños, en 2024.

Armani debutó con su primera colección de ropa masculina en 1975 y pronto se hizo popular en Europa. Cinco años más tarde se ganó el corazón de la alta sociedad estadunidense cuando vistió a Richard Gere para la película Gigoló Americano en 1980, iniciando una larga asociación con Hollywood.

Ese mismo año, los grandes almacenes de lujo Bergdorf Goodman se convirtieron en los primeros de Estados Unidos en abrir una boutique Armani para mujeres, lo que aseguró el alcance transatlántico del diseñador.

En 1982, la revista Time le dedicó su portada bajo el titular Giorgio’s Gorgeous Style.

Perfeccionista confeso, el diseñador supervisaba todos los detalles, desde la publicidad hasta el peinado de las modelos. A menudo decía que no veía la hora de que terminaran los fines de semana para volver al trabajo.

Nunca me he drogado, pero para mí la oleada de adrenalina que me produce el trabajo es mejor que cualquier alucinación o subidón artificial. Es una especie de orgasmo (si se me permite la expresión)”, escribió en Per Amore.

En octubre de 2024 declaró al Corriere della Sera italiano que pensaba jubilarse en los próximos dos o tres años, ya que acababa de cumplir 90 años. El tratamiento hospitalario de una enfermedad no revelada le obligó a ausentarse de los desfiles de moda por primera vez en su carrera en junio y principios de julio de este año.

“ME HIZO VER EL MUNDO MÁS GRANDE”

 

Armani fundó su empresa con su compañero sentimental Sergio Galeotti, a quien conoció durante un fin de semana de verano en la localidad toscana de Forte dei Marmi en 1966.

Fue Sergio quien creyó en mí”, declaró Armani a la revista GQ en 2025. “Sergio me hizo creer en mí mismo. Me hizo ver el mundo más grande”.

Galeotti, quien tenía sida, murió en 1985 a los 40 años, dejando a un angustiado Armani al frente del negocio en solitario, con la ayuda de su familia y de su socio de muchos años Leo Dell’Orco.

No lo dudé, aunque era desalentador y sabía que tendría que aprender nuevas habilidades”, declaró al diario británico The Times en una entrevista de 2019. “Salió bien”, añadió, con eufemismo.

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