El hombre del norte, con asesoría de Cuarón

Si Odín lo reclama, Amleth (Alexander Skarsgård) cruzará orgulloso las puertas de Valholl, pero con la cabeza de su tío Fjölnir (Claes Bang) en las manos. El sendero y la leyenda del hijo del Rey Horvendill (Ethan Hawke) es el arco argumental de El hombre del norte, del cineasta Robert Eggers, un pasaje en la historia de los pueblos nórdicos lleno de brutalidad, salvajismo, dioses, acción y espiritualidad.

Excélsior platicó en sesiones grupales con Skarsgård, un hombre que redescubrió su lado animal, ya lo había hecho en el live action de Tarzán, para reconectarse con sus raíces ancestrales.

Lejos de la simple acción, Eggers se adentra en las creencias vikingas. No sólo blandió la espada, también mostró la importancia que dieron los nórdicos a su expresión bestial por medio de ceremonias guiadas por chamanes, en este caso, Heimir (Willem Dafoe), representando el fin de la infancia de Amleth en una de las escenas más transgresoras del filme.

Y no importaban los sacrificios, el entrenamiento, ni lo agotador, porque la forma en que Rob reconstruyó esta leyenda permitió sentirnos en una aldea vikinga, en una sociedad transmisora de un nivel de furia”, agregó el sueco.

Él y Eggers se apegaron a la historia. Nadie ficcionó por capricho, ni el guionista Sjon, frecuente colaborador de Björk, quien aparece en esta cinta como la oráculo y profeta de Amleth. Un equipo de historiadores los condujo por este pasaje islandés.

Su intención es hacer que el espectador se sienta en esa era, no modernizar los relatos ya vistos en otras plataformas.

Lo interesante de la investigación fue asumirme y percibir el mundo como lo hizo Amleth. Incluyendo sus visiones sobrenaturales, que para ellos eran todo, también para esta narrativa. Tenía que sentirse lejos de la realidad para la audiencia, no tanto para el personaje que, según la historia, era un elemento integral en su educación y cotidianidad”, explicó el también productor.

Por eso se sienten exagerados pasajes como el vuelo de Amleth con la Valkyria que lo lleva a Valholl, la aparición del zorro guiando su camino y la batalla contra un esqueleto por conseguir la hoja que le llevará a intentar tomar la cabeza de su tío.

A simple vista es una locura, para ellos no lo fue. Es parte de la mitología. No existía el ateísmo, solo se creía en Odín, Thor y Loki”, compartió el sueco, de 45 años.

 

CONSULTÓ A CUARÓN

Es la primera película de acción de Eggers. Debutó con La bruja, alcanzó su estilo con El faro y se convirtió en una de las promesas de horror. El director estadunidense tiene 38 años, es natural que, pese a su reputación, busque a los maestros del celuloide.

Uno de ellos es Alfonso Cuarón, el cineasta que le hizo precisiones a su guion de La bruja, ópera prima y descubridora de Anya Taylor-Joy, quien da vida Olga, el amor de Amleth en El hombre del norte, y uno de los invitados a las proyecciones de prueba.

Cuando acabó de ver el primer corte de La bruja, él me dijo: ‘honestamente, viejo, el guión es mejor que la película’. Fue una estocada al corazón”, se echó a reír, “después vino con una buena crítica que fue de gran ayuda.

La primera cosa que me dijo cuando vio El hombre del norte fue: ‘cabrón, sé que estás buscando una crítica, pero necesito alabarte’. Fue sensacional, sí tuvo más notas para el corte definitivo, y debo agradecer su opinión sin ningún compromiso. Es una gran ayuda”, comentó a Excélsior.

Curioso, La bruja es una de las películas que el propio Eggers dice que no puede ver muchas veces. Entonces el director de Roma tiene el toque.

¿VIKINGOS SIN DESNUDOS?

El comportamiento de los pueblos nórdicos era bestial en todo nivel, incluido el sexual. Su apetito era inmenso, de acuerdo con los libros de historia danesa. Y El hombre del norte no está exento de estos pasajes.

Amleth (Skarsgard) tiene encuentros íntimos con Olga (Taylor-Joy), sin embargo, en ningún momento existen desnudos frontales pese a ser escenas que podrían justificarse con el peso de la historia.

Eggers explicó que no fue censura del estudio, sino una decisión creativa.

Uno de mis únicos compromisos antes de empezar a filmar fue no mostrar penes. Para la batalla final probablemente fue lo mejor porque hubieran sido distractores para el drama. Por ejemplo, en la villa.

La incursión Berserker en la aldea hubiera sido tremenda si al menos dos de esos tipos estuvieran corriendo desnudos con sus dos metros de altura y triturando gente. No sé, hubiera sido mucho o así de grande (la distracción)”, justificó.

Robert utilizó una cámara para filmar y concentrarse exclusivamente en el viaje del protagonista, Amleth. Sin embargo, El hombre del norte mostrará escenas eliminadas y otras características de las cuales terminó orgulloso, pero que no mejoran o arruinan su corte definitivo. 

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