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Expresiones

José Luís Peixoto, el Magallanes de la literatura

“Me encanta escribir sobre lugares lejanos en la misma dimensión que me interesa escribir sobre lo más íntimo”, afirma en entrevista el novelista portugués 

Pascal Beltrán del Río/ Enviado | 29-11-2018
José Luís Peixoto, el Magallanes de la literatura
Viajar es un estímulo constante. Supongo que para escribir hay que desarrollar una actividad intelectual íntima y mantenerla.” José Luís Peixoto escritor

GUADALAJARA.

El viaje y la aventura marcan la vida y la obra de José Luís Peixoto (1974), uno de los escritores portugueses contemporáneos más reconocidos. Nacido en el entorno rural del pequeño pueblo de Galveias, junto al mar, al que considera su fuente creativa y al que siempre regresa, al novelista le fascina recorrer nuevas y lejanas geografías e, incluso, puede confeccionar sus textos en los aeropuertos y hoteles de distintos países.

En entrevista con Excélsior, acepta que, de alguna manera, ha heredado el espíritu aventurero de sus paisanos, los célebres navegantes y exploradores Vasco de Gama (ca. 1460-1524) y Fernando de Magallanes (1480-1521), porque el viajar le permite descubrir al otro y, al mismo tiempo, a sí mismo.

“Me encanta escribir sobre lugares lejanos en la misma dimensión que me interesa escribir sobre lo más cercano, lo más íntimo. Muchas veces es importante mirar las cosas desde lejos, tener perspectiva, y compararlas”, comenta.

El autor de Dentro del secreto y El camino imperfecto, libros inspirados en sus viajes por Corea del Norte y Tailandia, respectivamente, afirma que en 2012 se percató de que había estado escribiendo acerca de temas como la familia, su pueblo y su realidad y le cautivó la idea de nutrirse “de algo tan lejano como estas naciones”.

De hecho, pondera el tema del turismo. “Te hace reflexionar sobre cómo miramos al otro, lo que esperamos del otro, lo que el otro hace. Todo ese mundo que al final es también una construcción cultural, además de una actividad económica potentísima que mueve a millones en todo el mundo. No es un tema muy romántico ni muy literario, pero, en la historia de la literatura, los nuevos temas siempre encontraron su lugar, porque ésta es un cuestionamiento de todo”.

El licenciado en Lenguas y Literaturas Modernas por la Universidad Nova de Lisboa detalla que sus novelas han tomado forma en diferentes partes del mundo. “Escribo mucho fuera de casa. Incluso, las habitaciones de hoteles me parecen un lugar perfecto para trabajar. Cuando viajo me gusta llevar conmigo algo que garantice mi estabilidad y eso es el trabajo que hago, un texto. Ahora estoy terminando una historia y algunas de sus páginas las hice en México, otras en Japón, en España y distintos países de Europa”.

Agrega que también las reflexiones para hacer sus novelas se han suscitado en diversos países. “Viajar es un estímulo constante. Supongo que para escribirlas hay que desarrollar una actividad intelectual íntima y mantenerla, pero cuando el entorno cambia, recibes estímulos y conocer personas; es un material rico”.

Quien obtuvo el Premio de Literatura José Saramago en 2001, por su primera novela, Nadie nos mira, piensa que, en una sociedad cuyo motor es internet, las fronteras no deben existir ni entre las naciones ni entre las manifestaciones artísticas, como la música y la literatura.

“La tecnológica es la más grande revolución que hemos tenido, desde la Industrial. Internet ha cambiado cosas tan importantes como la forma de consumir información, la manera como nos relacionamos, como nacen los movimientos sociales y las opiniones colectivas. Y eso es lo que está en juego.

“Si, por un lado, internet ha hecho que las relaciones sean más fluidas en una dimensión donde no hay fronteras, también es cierto que hay necesidades de identidad, de propiedad, que generan polémicas y problemas que tienen una repercusión tan concreta”, añade.

El autor de Cementerio de pianos admite que hay muchas dimensiones de este debate. “Pero me parece que el camino del mundo pasa por borrar las fronteras, no sólo por la cuestión de la economía. Sin embargo, los aspectos propios de cada cultura encontrarán la manera de sobrevivir”.

Entorno rural

A pesar de su fascinación por los viajes, Peixoto reconoce que su casa de Lisboa es su lugar preferido para trabajar y que el entorno rural que rodea a su pueblo natal, Galveias —que da título a otra de sus novelas—, es y será su fuente creativa. “Ha sido el escenario más sencillo y el primero en que pensé. Como ahí nací, crecí y viví hasta los 18 años, a la hora de escribir una novela, lo que tenía para decir venía de ese mundo. Y, desde entonces, supongo, porque todavía tengo cuestiones que están ubicadas ahí y me hacen pensar y son pertinentes, lo retomo con frecuencia”, indica.

Dice que vuelve siempre que puede, porque es como visitar la fuente. “Nunca tengo dudas de que ése es mi lugar. Cuando estoy en sitios lejanos, siempre sé que el centro de mi mundo se ubica en ese pueblo de poco más de mil habitantes. Viajando, no pasa un día en que no me acuerde de Galveias”, confiesa.

El narrador, cuya obra se ha traducido hasta hoy a 26 idiomas, evoca que fue en este lugar, enclavado en la región de Alentejo, donde se hizo lector, primero, y escritor después, gracias a una biblioteca ambulante que llegaba una vez al mes y se estacionaba en la plaza principal.

“Recuerdo que el bibliotecario, se llama doctor Dilis, a quien todavía tengo oportunidad de encontrar, me daba algunas sugerencias de lectura que me cambiaron la visión de lo que podría ser la literatura. Es una persona ya mayor, pero sigue con esa sabiduría que le encontraba. Esa biblioteca traía una gran cantidad de libros que eran pequeños mundos, y mis amigos y yo descubríamos cada mes”, señala.

En esta villa, el autor de Te me moriste también exploró, en plena adolescencia, su gusto musical por el heavy metal. “Aprendí a tocar la guitarra y el saxofón. A veces, en casa, solo, sigo tocando. Claro, ahora tengo 44 años y ya no soy tan radical para escuchar un solo género musical. Pero el heavy metal es como una vocación que tengo desde temprano”, especifica quien ha trabajado con varios grupos, tocando y escribiendo letras de canciones.

Por ello no cree en las fronteras entre las manifestaciones artísticas. “A mí me agradó que el cantautor Bob Dylan ganara el Nobel de Literatura, pues ha generado una polémica sobre las fronteras de lo literario. Y veo que estas fronteras tienen muchos policías viendo que estén bien definidas. Pero yo dudo que estén tan bien definidas. Todo eso me divierte”.

Tatuajes y alcornoques

También los tatuajes son importantes para este escritor que visita por segunda vez la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, pues posee varios. “Los tatuajes son metáforas, siempre representan algo amplio, siempre son un símbolo, una marca. Y su significado cambia con el tiempo. Tienen ese aspecto definitivo. Los comparo mucho con la literatura, porque son algo que se queda. Son algo íntimo y personal”.

Quien nació en el año que estalló la Revolución de los Claveles —levantamiento militar del 25 de abril de 1974 que provocó la caída de la dictadura que dominaba Portugal desde 1926—acepta que la muerte es un tema recurrente en sus libros.

“Uno puede llevarse la vida buscando una respuesta y no encontrará una que se quede de manera definitiva. Nuestra relación con eso desconocido cambia, porque cambiamos nosotros, nuestra edad, nuestra perspectiva. Es un gran tema, porque pensar sobre la muerte es pensar sobre la vida, sobre cuáles son las cosas que quiero dejar hechas, cuáles son mis perspectivas. Es interesante desarrollarlo y, sobre todo, proponerlo a los lectores”.

Quien convivió con José Saramago, el único Nobel de Literatura luso, la última década de su vida —“lo miré como un ejemplo, me influyó no sólo a nivel literario, sino también humano y de postura social”—, termina la entrevista evocando el alcornoque, árbol que aparece en sus libros. “En mi pueblo es la más grande riqueza. Durante el tiempo que se saca el corcho de los árboles, en el verano, los hombres interrumpen sus trabajos y se van a sacar el corcho de los alcornoques. El material más noble. Es símbolo de mi región y un dato importante de mi memoria”, concluye.

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