CIUDAD DE MÉXICO
La campana del colegio ya cumplió 10 meses en silencio y de los niños solo quedan dibujos marcados en el piso.
Las escuelas están cerradas y los niños ya muestran los efectos en conducta y aprendizaje que les ha dejado este prolongado encierro.
Mamás opinan que un niño de dos años no puede tomar una clase en Zoom ya que se preguntan dónde queda todo lo demás que debe aprender.
Los artículos de los efectos de la pandemia en la primera infancia, es decir, niños de 0 a 6 años, se han multiplicado en revistas científicas y la mayoría coincide:
El aislamiento y la exposición prolongada a dispositivos electrónicos, les provoca ansiedad.
Se presume que sufren de estrés y un niño estresado no aprende.
El encierro afecta su desarrollo emocional y cognitivo.
Y los niños aprenden entre pares, la socialización es básica para su desarrollo.
Al saber estos efectos, tres psicólogas de una pequeña escuela en la CDMX hacen un programa al que llaman “células educativas”.
En 10 meses perdieron a 47 alumnos, es decir el 75% de su matrícula, piden abrir espacios al aire libre en estancias y guarderías y que sean los papás quienes decidan si mandan a sus hijos o no.
Por el bien de los niños, pero también por el de sus padres, quienes ya organizaron grupos en patios y estacionamientos particulares ante la necesidad de activar a sus hijos.
Les llaman “células educativas” operan de 3 a 4 diarias de lunes a viernes, hasta con 8 niños, la escuela manda material didáctico a las casas y vincula a las familias que necesitan apoyo con maestras que necesitan trabajo.
Según la Asociación Nacional de Escuelas Particulares de las 48 mil escuelas que hay en México, cerca de 20 mil cerrarán por la pandemia.
- Con información de Marco Silva
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