Richard Schaefer, el banquero suizo que quiere volver a 'Canelo' Álvarez multimillonario
Richard Schaefer convirtió su pasión por el boxeo en un imperio de negocios que ahora asocia con Canelo Álvarez

El nombre de Richard Schaefer no siempre estuvo ligado a los focos del boxeo. Antes de ser el estratega detrás del imperio de Saúl Canelo Álvarez, su mundo eran las cifras, las inversiones y los balances impecables del banco UBS en Estados Unidos. Fue Óscar de la Hoya quien, con un ojo clínico para rodearse de mentes brillantes, lo arrastró del mundo de la banca al del ring, y lo hizo protagonista de una historia que combina glamour, litigios y, sí, boxeo.
Schaefer, nacido en Suiza hace 63 años, creció entre lingotes de lógica financiera y relojes precisos.
De niño me despertaba en mitad de la noche para ver a Muhammad Ali en un televisor en blanco y negro, sin sonido, para no despertar a mis padres”, recordó en una entrevista con The Ring Magazine.
La semilla decisiva se plantó con Lilia, su futura esposa, cuya familia lo conectó con De La Hoya. Para 2000, tras la derrota de Óscar contra Félix Trinidad, Schaefer aceptó lo impensable: abandonar UBS, un mundo seguro de millones y prestigio, para construir desde cero el imperio de Golden Boy. No fue una decisión ligera.
Mis padres estaban muy descontentos”, admite con una mezcla de orgullo y picardía. Pero la visión de futuro de De La Hoya, su carisma y la fuerza del mercado hispano en Estados Unidos lo convencieron.
Golden Boy Promotions, bajo el pulso estratégico de Schaefer, no se limitó a organizar peleas: se convirtió en un laboratorio de negocio. Compras de bienes raíces, medios de comunicación, participación en el Houston Dynamo… todo mientras De La Hoya era el rostro de la empresa. Otros boxeadores habían intentado replicar este modelo, pero Schaefer fue el arquitecto que entendió que un boxeador podía ser marca, portafolio y espectáculo al mismo tiempo.
Pero incluso los imperios mejor construidos tienen grietas. Schaefer se enfrentó a dos Óscares: el visionario que lo contrató y el pugilista con problemas personales que limitaban la expansión. La relación se rompió, el litigio fue inevitable y Schaefer se marchó, dejando atrás 14 años de logros y apenas tres meses de tormenta final.
En 2016 regresó con Ringstar Sports, firmando a talentos como Joe Joyce y Tony Yoka, y apoyando la World Boxing Super-Series que impulsó a Oleksandr Usyk y Nayoa Inoue. Sin embargo, la revolución de DAZN y Eddie Hearn cambió el negocio de golpe, y Schaefer, que siempre buscó sostenibilidad, cerró el proyecto. Luego vino Probellum, vinculado al polémico Daniel Kinahan, y más tarde Anthem Sports en Canadá: buenas ideas, malos tiempos.
Canelo: El peleador de los mil millones de dólares
Hasta que, en diciembre pasado, sonó el teléfono de Schaefer con un nombre que cambió su rumbo de nuevo: Canelo Álvarez. La llamada no fue un mero contacto profesional; fue el regreso a lo que lo apasiona, al boxeo puro y rentable. Hoy, Schaefer administra todos los negocios de Álvarez, desde inversiones hasta negociaciones con mánagers, resolviendo fricciones diplomáticas y convirtiendo la marca Canelo en un portafolio que podría superar los mil millones de dólares.
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Lo que diferencia a Canelo de De La Hoya, señala Schaefer, es que Álvarez ya tiene un ecosistema de negocios establecido. Además, su alcance cultural y emocional en México lo coloca en una categoría aparte: cada inversión es también un acto de orgullo patrio. Schaefer ha aplicado la misma lógica de negocio que aprendió en la banca, pero con un toque que sólo un apasionado del boxeo puede comprender.
Existen paralelismos comerciales entre Canelo y Óscar. Pero con Óscar, estábamos construyendo una cartera de negocios desde cero. Y Canelo ya tenía importantes intereses comerciales cuando me involucré con él. Además, Canelo tiene un alcance diferente. Es querido en México, y el orgullo que siente por representar a México le nace del corazón. Canelo ahora tiene más de 30 negocios en México. Gana más dinero fuera del ring que dentro de él. Sinceramente, creo que, muy pronto, será el primer boxeador de la historia cuyo patrimonio neto supere los mil millones de dólares".
Mientras Canelo y Terence Crawford se preparan para subirse al ring en Las Vegas, Schaefer estará allí, como una sombra estratégica, el hombre que entiende que el verdadero knockout se da fuera del cuadrilátero: en los contratos, en las inversiones, en la construcción de un legado que trasciende los guantes. Porque Richard Schaefer nunca dejó de ser un banquero, pero aprendió a aplicar su inteligencia financiera a lo que siempre amó: el boxeo. Y ahora, más que nunca, es dueño de su propio round.
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