¿Por qué salen los lunares? Esto es lo que debes tener en cuenta

Los lunares son marcas comunes en la piel que todos, en mayor o menor medida, tenemos. Algunas personas nacen con ellos, mientras que otras los desarrollan a lo largo de la vida. Pero, ¿por qué salen los lunares?

Aunque la mayoría de los lunares son inofensivos, es fundamental observarlos, ya que algunos pueden convertirse en señales de advertencia para ciertos problemas de salud, como el cáncer de piel.

¿Qué son los lunares?

Los lunares son acumulaciones de células pigmentadas llamadas melanocitos. Estas células son las responsables de producir melanina, el pigmento que da color a la piel, el cabello y los ojos.

En lugar de distribuirse de manera uniforme, los melanocitos a veces se agrupan, dando lugar a estas pequeñas manchas en la piel que pueden variar en color (desde tonos marrones claros hasta casi negros) y en textura.

La aparición de los lunares responde a una combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales:

• Genética: la predisposición a tener muchos lunares suele heredarse. Si tus padres o abuelos tienen múltiples lunares, es probable que tú también los desarrolles.
• Cambios hormonales: etapas como la pubertad, el embarazo o el uso de anticonceptivos hormonales pueden estimular la aparición de nuevos lunares o hacer que los existentes cambien ligeramente.
• Exposición al sol: la radiación ultravioleta (UV) del sol es una de las principales causas de la aparición de nuevos lunares, especialmente en personas con piel clara. Pasar mucho tiempo al aire libre sin protección puede hacer que se desarrollen más lunares a lo largo del tiempo.

Por lo tanto, sí es normal que aparezcan nuevos lunares, sobre todo en la infancia, adolescencia y hasta los 30 años. No obstante, si notas la aparición de lunares nuevos después de los 40 o 50 años, es recomendable consultar a un dermatólogo.

Tipos de lunares

No todos los lunares son iguales. Pueden variar en forma, color, tamaño y textura. Estos son algunos de los tipos más comunes:

• Lunares comunes: son redondos u ovalados, con bordes bien definidos, de color marrón claro u oscuro. Suelen medir menos de 6 mm de diámetro y no presentan cambios con el tiempo.
• Lunares congénitos: están presentes desde el nacimiento y pueden ser más grandes. Tienen un riesgo levemente mayor de desarrollar melanoma si son de gran tamaño.
• Lunares displásicos o atípicos: tienen una apariencia irregular, pueden tener varios tonos y bordes poco definidos. Aunque no son necesariamente cancerosos, tienen mayor probabilidad de evolucionar a melanoma y deben ser vigilados por un dermatólogo.

Para identificar posibles señales de advertencia en un lunar, se recomienda seguir la regla del ABCDE:

• A – Asimetría: una mitad del lunar no se parece a la otra.
• B – Bordes: irregulares, dentados o poco definidos.
• C – Color: múltiples colores o cambios en el tono.
• D – Diámetro: mayor a 6 mm, aunque algunos melanomas pueden ser más pequeños.
• E – Evolución: cambios en tamaño, forma, color o síntomas como picazón o sangrado.

¿Cuándo preocuparse por un lunar?

La mayoría de los lunares son benignos, pero es fundamental estar atentos a cualquier cambio. Estas son algunas señales que indican que debes consultar a un especialista:

• Aparición de un lunar nuevo después de los 40 años
• Cambio de color, forma o tamaño de un lunar existente
• Picazón, ardor, sangrado o dolor en la zona del lunar
• Lunares que parecen crecer rápidamente o que se ven diferentes al resto

El melanoma, una forma agresiva de cáncer de piel, puede originarse a partir de un lunar existente o como una lesión nueva. Aunque representa un porcentaje menor de los casos de cáncer de piel, es el más peligroso y requiere detección temprana para un tratamiento eficaz.

Por eso, es recomendable realizar autoexploraciones mensuales de la piel y chequeos dermatológicos anuales, especialmente si tienes muchos lunares o antecedentes familiares de cáncer de piel.

Cuidados y prevención de los lunares

Aunque no todos los factores que causan lunares se pueden evitar, sí es posible reducir el riesgo de que aparezcan lunares problemáticos o que los existentes evolucionen de forma negativa. Toma en cuenta estos consejos:

• Usa protector solar a diario: aplica bloqueador de amplio espectro (SPF 30 o más) incluso en días nublados.
• Evita el sol en horas pico: entre las 10 a.m. y las 4 p.m., la radiación UV es más intensa.
• Protege tu piel con ropa adecuada: sombreros, mangas largas y gafas de sol ayudan a reducir la exposición directa.
• No uses camas de bronceado: la radiación artificial también aumenta el riesgo de cáncer de piel.
• Revisa tu piel con regularidad: hazlo frente a un espejo con buena luz y revisa todas las áreas, incluyendo espalda, cuero cabelludo y entre los dedos.

En cuanto a la eliminación de lunares, es importante destacar que no deben quitarse por motivos estéticos sin antes ser evaluados por un dermatólogo. Si un lunar necesita ser removido, existen métodos seguros como la excisión quirúrgica, crioterapia o láser, dependiendo del caso.

Los lunares son una parte natural del cuerpo y, en la mayoría de los casos, no representan un riesgo. Estar atentos a los cambios y acudir a revisiones dermatológicas puede marcar la diferencia en la detección temprana de problemas de piel como el melanoma. Recuerda: tu piel habla, escúchala y cuídala.

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