Dolor sordo en el cuerpo: qué es, cómo identificarlo y aliviarlo

El dolor sordo afecta a múltiples sistemas del cuerpo y puede ser difícil de localizar, pero un diagnóstico integral y tratamiento adecuado mejoran la calidad de vida.

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Dolor sordo: qué es y cómo identificarlo. Foto: Canva.

El dolor sordo es una molestia constante y de intensidad moderada que se caracteriza por ser difusa y difícil de localizar. Puede tener múltiples causas, desde problemas musculares hasta enfermedades internas o nerviosas. 

Conocer sus características y orígenes es clave para un diagnóstico adecuado y un tratamiento adecuado.

¿Qué es el dolor sordo?

La Clínica Universidad de Navarra señala que el dolor sordo es una molestia persistente, de intensidad leve a moderada, con una naturaleza difusa y, en muchos casos, difícil de localizar con exactitud.

A diferencia del dolor agudo o punzante, este tipo de dolor se percibe como una sensación continua, sin alcanzar picos intensos, aunque su intensidad puede fluctuar.

Este dolor puede presentarse en distintas zonas del cuerpo y estar ligado a múltiples causas médicas, desde afecciones musculares hasta patologías más complejas que requieren evaluación especializada. 

El dolor de este tipo suele formar parte del dolor crónico: aquel que persiste más allá del tiempo normal de curación.

Cuando el dolor dura más de tres meses, puede considerarse crónico y dejar de comportarse simplemente como una alerta del cuerpo, adoptando propiedades propias que afectan la calidad de vida. 

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Dolor sordo: qué es y cómo identificarlo. Foto: Canva.

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Rasgos distintivos del dolor sordo

Este tipo de dolor conserva ciertos rasgos que permiten distinguirlo de otros dolores. Entre los más frecuentes están:

  • Persistencia continua: la molestia se mantiene a lo largo del tiempo, sin periodos prolongados de alivio total.
  • Difusión: el dolor se extiende por áreas amplias, lo que dificulta identificar su punto de origen concreto.
  • Intensidad moderada: no suele incapacitar por completo, pero sí resulta lo suficientemente incómoda como para interferir con las actividades cotidianas.
  • Sensación de presión: algunos pacientes la describen como una presión constante en la zona afectada, más que un dolor agudo o punzante.

Estos rasgos ayudan a diferenciarlo del dolor agudo, que aparece de manera repentina y suele tener una causa identificable y localizada.

Principales causas médicas del dolor sordo

El dolor sordo puede originarse en distintos sistemas del cuerpo. A continuación se describen las causas más habituales:

Origen musculoesquelético

Este origen está relacionado con músculos, huesos y articulaciones:

  • Espalda: contracturas musculares, hernias discales o desviaciones vertebrales como la escoliosis pueden generar dolor sordo constante.
  • Piernas: trastornos como la ciática, que afecta el nervio ciático, o condiciones vasculares (insuficiencia venosa) pueden producir molestias difusas en las extremidades.

Origen visceral

En algunos casos, órganos internos resultan afectados y producen dolor sordo:

  • Abdomen: gastritis, úlceras pépticas o el síndrome del intestino irritable pueden desencadenar molestias persistentes y poco localizadas.
  • Pecho: patologías cardiovasculares (por ejemplo, angina estable), problemas pulmonares (como pleuritis) o disfunciones digestivas (reflujo gastroesofágico) pueden manifestarse con dolor torácico sordo.

Origen neurológico

Cuando el sistema nervioso está involucrado, el dolor adquiere matices más complejos:

  • Neuropatías periféricas: daño a nervios de las extremidades que produce dolor difuso e inespecífico.
  • Radiculopatías: irritación o compresión de las raíces nerviosas en la columna vertebral que se irradia hacia otras zonas.
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Dolor sordo: qué es y cómo identificarlo. Foto: Canva.

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Influencias psicológicas y enfermedades sistémicas

Factores adicionales pueden intensificar la percepción del dolor:

  • Trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión pueden magnificar la sensación de dolor, haciéndolo más persistente o molesto.
  • Enfermedades sistémicas como la fibromialgia o el lupus pueden asociarse con dolores difusos generalizados que adoptan características de dolor sordo.

Ejemplos comunes de dolor sordo

Para ilustrar cómo se manifiesta según la zona, aquí algunos escenarios frecuentes:

  • Espalda persistente: personas que pasan muchas horas sentadas o con malas posturas suelen experimentar dolor sordo continuo en la zona lumbar.
  • Abdomen: tras comidas abundantes, alimentos irritantes o digestiones difíciles, puede sentirse una molestia sorda constante en la parte baja del abdomen.
  • Pecho: una sensación de presión leve, a menudo no vinculada a problemas cardíacos, puede deberse a reflujo ácido o tensión muscular en el tórax.

Diagnóstico del dolor sordo

Para llegar a la causa subyacente del dolor sordo, el médico realiza una evaluación integral:

  1. Historia clínica detallada: se registra cuándo inició el dolor, su duración, intensidad, evolución y factores que lo empeoran o alivian, junto con antecedentes personales.
  2. Examen físico: se busca inflamación, rigidez, puntos sensibles o cambios de movilidad en la zona afectada.
  3. Pruebas por imagen: radiografías, ecografías o resonancias magnéticas permiten detectar lesiones musculoesqueléticas, discales o estructurales.
  4. Análisis de laboratorio: ayudan a descartar procesos infecciosos, inflamatorios o enfermedades sistémicas.
  5. Estudios funcionales: en casos seleccionados, pueden requerirse electromiografías, pruebas de esfuerzo o estudios nerviosos para confirmar daño neurológico.
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Dolor sordo: qué es y cómo identificarlo. Foto: Canva.

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Opciones de tratamiento para el dolor sordo

El tratamiento del dolor sordo depende de su origen. Por lo general, se emplea un enfoque multidisciplinario que combina medicamentos, terapia física y estrategias complementarias:

Tratamiento farmacológico

Analgésicos simples: como paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), útiles en casos leves.

  • Relajantes musculares: indicados cuando hay tensión muscular marcada.
  • Medicamentos específicos: por ejemplo, inhibidores de la bomba de protones si el dolor tiene componente digestivo, o antidepresivos o anticonvulsivantes en dolor de origen neuropático.

Terapias físicas

  • Fisioterapia personalizada: ayuda a fortalecer músculos, mejorar la postura y reducir la tensión mecánica.
  • Ejercicios supervisados: incrementan progresivamente la movilidad y fomentan la rehabilitación.

Enfoques complementarios

  • Técnicas de relajación y mindfulness: prácticas como respiración consciente, meditación guiada y observación corporal ayudan a modular la percepción del dolor. 
  • Terapia psicológica: el acompañamiento emocional puede ser clave para manejar el impacto del dolor en el bienestar mental.

El dolor sordo representa un desafío diagnóstico y terapéutico debido a su carácter persistente y difuso, así como a su amplia variedad de posibles orígenes.

Un abordaje integral que contemple las causas musculoesqueléticas, viscerales, neurológicas y psicológicas es clave para un manejo efectivo. 

La detección temprana, un diagnóstico completo y un tratamiento multidisciplinario son esenciales para controlar este tipo de dolor y garantizar el derecho fundamental a una salud integral y sin sufrimiento innecesario.