Plutarco Elías Calles, el primer estadista de la Revolución

Con una crónica sobre la asunción de Plutarco Elías Calles como presidente hoy hace 100 años, Excélsior concluye la serie sobre un periodo convulso que marcó a México

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Fotos: Archivo Excélsior

La prensa estadunidense consideró que con la llegada de Calles a la Presidencia se daba por terminado el conflicto armado iniciado en 1910. “La transmisión pacífica del poder es un paso hacia la de democracia”, así lo dio a conocer Excélsior el 29 de noviembre de 1924.

Con el titular El general Calles asume la primera magistratura de la nación, Excélsior, El Periódico de la Vida Nacional, documentó el momento en que el sonorense asumió la Presidencia. La ceremonia estuvo revestida de solemnidad y contó con la presencia de miembros del cuerpo diplomático, legisladores, funcionarios, delegados de agrupaciones obreras y campesinas, así como destacadas figuras del ámbito militar y social.

El Estadio Nacional, inaugurado apenas unos meses antes, fue decorado con banderas nacionales y detalles tricolores. Para aumentar su capacidad, se instalaron gradas adicionales, mientras que una plataforma elevada en el centro del campo fungió como el escenario principal.

LA CARAVANA

La jornada comenzó en Palacio Nacional, donde el presidente en funciones, Álvaro Obregón, y el presidente electo, Plutarco Elías Calles, abordaron la comitiva oficial. La ruta que siguió el convoy recorrió calles emblemáticas como Madero, Juárez y Bucareli, hasta llegar a la colonia Roma, donde cadetes del Colegio Militar formaron una doble valla de honor.

Excélsior desplegó una amplia cobertura en diferentes puntos de la ciudad. La oferta informativa del diario fundado por Rafael Alducin se vio plasmada en los diferentes suplementos, incluidos Revista de Revistas y Jueves de Excélsior, hebdomadarios que entre sus páginas dieron puntual seguimiento a la sucesión presidencial.

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SOLEMNIDAD MULTITUDINARIA

Al llegar al estadio, el ambiente ya era electrizante. Los asistentes, calculados en alrededor de 50 mil personas, esperaban ansiosos el inicio de la ceremonia. Cuando Calles apareció en el entarimado acompañado de sus colaboradores cercanos, el estadio se llenó de júbilo. Cientos de palomas fueron liberadas, globos de cantoya se elevaron al cielo, y un espectáculo de fuegos artificiales iluminó el recinto mientras las orquestas militares entonaban el Himno Nacional.

El acto incluyó un desfile de tropas alrededor de la pista de atletismo, un espectáculo que simbolizó la presencia de las fuerzas armadas mexicanas, ahora bajo el mando del nuevo presidente.

CONJURA

Portando la banda presidencial, Calles levantó su brazo derecho y, con voz firme, pronunció el juramento constitucional ante el Congreso y los asistentes. El momento, cargado de simbolismo, desató una ovación ensordecedora. Álvaro Obregón, mentor político de Calles, fue el primero en felicitarlo.

Los sonorenses se fundieron en un efusivo abrazo, lo que desató las ovaciones del graderío. El nuevo mandatario, visiblemente emocionado, saludó al público en señal de agradecimiento.

También se dio a conocer el gabinete de gobierno de Calles, entre quienes destacaron Alberto J. Pani, como secretario de Hacienda; Joaquín Amaro, al frente de la Secretaría de Guerra y Marina; José Manuel Puig Casauranc, designado secretario de Educación Pública, entre otros nombres relevantes para la administración callista. 

UN NUEVO CAPÍTULO POLÍTICO

La toma de protesta de Calles no sólo fue un evento de grandes proporciones, sino también el reflejo de una nación que buscaba estabilidad tras años de revolución. La emotividad y organización del acto dejaron claro que México entraba en una nueva etapa como Estado en aras de consolidación, donde la

figura presidencial se consolidaba como el eje central del poder.

Calles asumió la presidencia de México en medio de un ambiente de relativa estabilidad. Aunque con desafíos importantes, durante su mandato estaba obligado a reforzar las políticas sociales enraizadas en la ideología revolucionaria para con ello iniciar un proceso de transformación institucional.

Aunque el cambio del poder fue pacífico, su ascenso simbolizó el comienzo de una nueva etapa en la que el poder presidencial se consolidaría, dando forma a la política moderna de México.

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cva