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Nacional

Ken Salazar, un vaquero diplomático en la Ciudad de México

El virtual embajador de Estados Unidos en México le dijo al presidente Donald Trump que las relaciones fronterizas consisten en construir confianza, no muros; los temas prioritarios para la administración Biden que estarán en la agenda son migración, seguridad fronteriza, economía e impulso a energías no contaminantes; espera ratificación

Enrique Sánchez | 27-06-2021
Fue calificado por Obama como “un verdadero amigo”. Ken Salazar no es diplomático de carrera, pero tiene sangre hispana y es la apuesta de Joe Biden para ser embajador de EU en México / Ilustración: Jesús Sánchez
Fue calificado por Obama como “un verdadero amigo”. Ken Salazar no es diplomático de carrera, pero tiene sangre hispana y es la apuesta de Joe Biden para ser embajador de EU en México / Ilustración: Jesús Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.

Decir que Ken Salazar se distingue en la política de Estados Unidos sólo por su imagen de vaquero, quizá sería restarle méritos a quien fue senador y fiscal general por su estado, Colorado, además de secretario del Interior en la administración de Barack Obama, y que, de así determinarlo el Senado, se convertirá en el próximo embajador norteamericano en nuestro país.

Un vaquero “diplomático” en la Ciudad de México.

Las relaciones fronterizas consisten en construir confianza, no  muros. Presidente, el muro es malo”, reclamó Salazar en Twitter al entonces presidente, Donald Trump, en enero de 2017 luego del anuncio de continuar la construcción del muro fronterizo en los límites con México.

Salazar es un hombre de 66 años de edad, nacido en Alamosa, Colorado (2 marzo de 1955), con sangre hispana desde 12 generaciones atrás, cuando Juan de Salazar llegó de España en 1543 y tres siglos después se asentó en ese mismo lugar su bisabuelo, Phillip Cantú.

Mi familia no cruzó la frontera, la frontera los cruzó a ellos”, comenta de forma recurrente el abogado por la Universidad de Michigan, cuando habla de sus orígenes.

Miembro del Partido Demócrata, Kenneth Lee Salazar fue elegido en el Senado en 2004 y se convirtió en uno de los dos legisladores hispanos, junto a Mel Martínez, cargo en el que estuvo hasta 2009 cuando atendió la invitación que le hizo el entonces presidente Barack Obama para ocupar la Secretaría del Interior.

En esta cartera, Salazar fue el encargado de gestionar los recursos naturales de los Estados Unidos, la administración de los parques nacionales, así como las relaciones del gobierno federal con las comunidades indígenas. Fue impulsor de la política medioambiental de Obama priorizando fuentes renovables para atacar el cambio climático.

Así lo dejó ver desde su participación en la audiencia del Congreso que lo avaló en el cargo en enero de 2009.

No hay duda de que el cambio climático y el calentamiento global están teniendo un impacto en toda una serie de características naturales de este mundo, incluidas las especies en peligro de extinción que tenemos”, señaló en su discurso.

Sin embargo, en 2012, su decisión de otorgar permisos a la petrolera Shell para la explotación en el Ártico provocó la protesta de varias organizaciones medioambientales, quienes lo acusaron de tener fuertes vínculos con el sector empresarial de la minería y de la agroindustria, aunque salió bien librado.

Es defensor del método del fracking para lograr la extracción de gas natural.

También se le recuerda por su papel en las negociaciones del manejo de aguas del río Colorado para garantizar el uso responsable en ambos lados de la frontera.

Cuando tienes a Ken Salazar, tienes un verdadero amigo”, dijo el presidente Obama en 2013 al agradecerle su colaboración en el gabinete federal.

Agradezco su patriotismo y su creencia de que tenemos la responsabilidad de cuidar la tierra con la que hemos sido bendecidos”, expresó el mandatario.

Seis años antes, en 2007, Salazar impulsó la reforma migratoria que propusieron los senadores John McCain y Edward Kennedy, pero que no prosperó ante el rechazo en el debate de la sociedad estadunidense y la mayoría republicana en el Congreso.

En la reciente campaña de Joe Biden, el hombre que profesa la religión católica se desempeñó como copresidente del comité de liderazgo latino para impulsar la valía de los migrantes en territorio estadunisense. Al actual  presidente de EU lo conoce desde 2000 cuando ambos se encontraban en el Senado.

Joe Biden entiende que la comunidad latina es clave para nuestra democracia y la futura prosperidad de EU”. Es un orgullo para nosotros respaldarlo para poner fin a la embestida de la Administración Trump contra 60 millones de latinos en todo el país”, subrayó.

La carrera política de Ken Salazar inició en 1986 (cinco años después de salir de la Universidad) cuando, de la mano de su hermano John, se convirtió en asesor legal del gobernador demócrata de Colorado, Roy Romer.

Le dije ‘lo haré, pero sólo lo haré por un año, porque no quiero estar en política, y no quiero estar en el gobierno’”, recuerda Salazar.  Pero un año se convirtió en dos, luego en cuatro y en 1990, Romer nombró a Salazar director del Departamento de Recursos Naturales.

Luego de regresar al sector privado en 1994 y permanecer cinco años litigando, entre 1999 y 2005, Salazar sirvió como fiscal general de Colorado.

Al término de su misión, los hermanos Salazar ingresaron juntos al Congreso de Estados Unidos en 2005, John en la Cámara y Ken en el Senado. John sirvió durante seis años, pero después de perder su candidatura a la reelección en 2010 regresó a su natal Colorado.

El hombre del sombrero y camisa vaquera, surgido del campo, reconoce la labor de hombres y mujeres que sacan adelante sus comunidades. Se le recuerda por una anécdota durante un encuentro en 2011 con ganaderos en Ovando, Montana, en el corazón del Valle Blackfoot.

Déjame ver tus manos de nuevo”, le pidió Salazar a uno de los trabajadores. “Me encantan”, expresó tomando de nueva cuenta los dedos con callos y manchados con tierra. “¿Ves estas manos? Son las manos de la tierra”.

Al concluir su encargo en la Secretaría del Interior en el tiempo de Obama, en 2013, Ken Salazar se unió al bufete de abogados internacional Wilmer Hale, donde hasta mayo pasado ejercía.

Se le considera un hombre mesurado que, en sus discursos, mantiene un tono bajo, lento y a veces hasta “aburrido”—lo califican sus críticos— no ha sido diplomático y representa un quiebre en la lista que presentó el pasado 15 de junio la Casa Blanca con los 19 candidatos a embajadores enviados al Senado, 13 de ellos diplomáticos de carrera.

Mandela, continuarás siendo inspiración”, se lee en uno de sus mensajes escritos en Twitter en 2013.

Después de un año con cinco meses en nuestro país como embajador, Christopher Landau dejó el cargo el pasado 20 de enero, justo con la partida de Donald Trump y la llegada de Joe Biden.

Desde ese entonces e incluso antes, cuando se dio la transición entre la renuncia de Roberta Jacobson en mayo de 2018 y la llegada de Landau en agosto de 2019, la representación diplomática en nuestro país ha estado a cargo del encargado de negocios, John Creamer, quien habrá de esperar a que se confirme la designación de Salazar.

Los temas prioritarios para la administración de Joe

Biden que habrá de dialogar en México el próximo embajador Salazar son la migración, seguridad fronteriza, economía e impulso a las energías limpias.  

Así que, de ser ratificado, Salazar se convertirá en el quinto embajador de la Unión Americana con sangre hispana, luego de Julián Nava (1980), John Gavin (1981-1986), Tony Garza (2002-2009), y Carlos Pascual (2009-2011).

 

EN FAMILIA

El hombre que ha hecho de la camisa y pantalón vaquero rematado por su corbata de bolo y sombrero, Greeley Hat Works,

una marca registrada en la política de su país, está casado con Hope (Esperanza) Salazar, con quien tuvo dos hijas:  Melinda y Andrea, esta última lo hizo abuelo por primera vez luego del nacimiento de Mireya, que ya supera hoy los 12 años.

Ella es la gran alegría de nuestras vidas”, dice el político que vive en Washington y que cada dos o tres semanas regresa a su rancho en el Valle de San Luis, Colorado, para estar con su familia.

Se trata de una propiedad de 210 acres (84 hectáreas) que se encuentra a menos de 20 millas (193 kilómetros) al norte de la frontera de Nuevo México.

 

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