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Histórico 1968: la violencia fue creciendo más y más

La ocupación de CU radicalizó a los estudiantes y la autoridad actuó en consecuencia; el rector Barros Sierra se quejó de la fuerza excesiva para entrar a CU; el gobierno dijo que entregaría el campus universitario a sus autoridades

Andrés Becerril | 20-09-2018
Histórico 1968: la violencia fue creciendo más y más
Tras tomar las instalaciones de la Universidad Autónoma de México en Ciudad Universitaria, el Ejército realizó una operación de “limpieza”. Los estudiantes habían efectuado mítines relámpago y tuvieron choques con soldados y granaderos.

CIUDAD DE MÉXICO.

La lucha entre el gobierno federal y la comunidad estudiantil de México era como una estampida de búfalos, difícil, imposible de detener. Habían pasado más de 24 horas de la toma de Ciudad Universitaria por parte de efectivos del Ejército y la tensión iba p’arriba.

“El Ejército saldrá de CU, cuando la Universidad lo pida” es el título de la información más importante de Excélsior del 20 de septiembre de 1968. Y la segunda nota en importancia: “Excesivo acto de fuerza, afirma el rector”.

Como complemento a los dichos se publicaron los hechos ocurridos el 19 de septiembre de 1968. “Mítines estudiantiles en varios rumbos de la capital” es el título de la nota firmada por Fernando Aranzábal y Víctor Payán.

En la primera plana de Excélsior de hoy hace 50 años se publicaron dos fotografías. Una donde un grupo de soldados lleva a estudiantes con las manos en la nuca, cruzando entre autos y transeúntes la avenida de Los Insurgentes, cerca de Ciudad Universitaria. En la otra se ve a cuatro jóvenes con las manos sobre un muro delante de siete soldados; la escena fue captada en San Ángel e informa que es parte de la operación “limpieza” efectuada después de la toma de las instalaciones universitarias del 18 de septiembre de 1968.

En la nota de hechos publicada en este diario se refiere que grupos de estudiantes salieron ayer (19 de septiembre) a las calles de la capital para realizar actos de protesta por la ocupación de Ciudad Universitaria, por parte del Ejército. Efectuaron mítines relámpago y tuvieron choques con granaderos y soldados.

Se lee en el texto de Aranzábal y Payán que en esos encuentros violentos las fuerzas de seguridad pública detuvieron a centenares de personas, aunque no todas eran estudiantes. Con lo que la cifra de quienes fueron detenidos había subido a más de mil. Todas ellas habían sido llevadas a la Cárcel Preventiva de la Ciudad, a los separos de la Procuraduría del Distrito y de la Jefatura de Policía.

Mientras que los cientos de personas que capturó el Ejército en Ciudad Universitaria en el operativo del 18 de septiembre habían comenzado a ser interrogadas por los agentes del Ministerio Público, de la Procuraduría del Distrito.

En la información de dichos, la nota la dio el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, quien, según la información publicada, declaró que la fuerza pública saldría de Ciudad Universitaria tan pronto como las autoridades de la máxima casa de estudios lo soliciten.

En la primera plana de Excélsior se lee que la declaración del funcionario federal se produjo cuando Echeverría respondió a esta pregunta de los reporteros:

“¿Cuándo saldrá la fuerza pública de la Ciudad Universitaria y cuándo será ésta entregada a sus autoridades?”

En esa misma información, aparece el siguiente texto: “Por su parte, el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa, formuló una declaración análoga, aunque hizo la siguiente salvedad:

“El Ejército está dispuesto a devolver las instalaciones universitarias a sus legítimas autoridades; sólo espera que no haya desórdenes. La Secretaría de la Defensa enviará tropas a los lugares donde sea necesaria su presencia.

“El titular de esa dependencia añadió que la actitud de los estudiantes que se encontraron en Ciudad Universitaria —no presentar resistencia ni haber hecho manifestaciones de descontento— facilitó la operación de desalojo”.

García Barragán dijo que el Ejército había entrado a CU atendiendo la solicitud de Gobernación. Indicó que no hubo incidentes desagradables y que el Ejército entregó a la policía a todas las personas que fueron desalojadas de la Universidad. “Nosotros no tenemos un solo estudiante detenido; todos fueron puestos a disposición de las autoridades competentes”.

El general García Barragán citó a conferencia de prensa en su despacho. El secretario de la Defensa subrayó que el país se encontraba en absoluta calma, excepto la capital, donde la policía había tenido algunos incidentes sin importancia con grupos aislados de estudiantes.

García Barragán dijo que en Ciudad Universitaria se habían descubierto bombas molotov, botellas con coñac, cervezas y una sala repleta de propaganda. Dijo que los edificios estaban muy deteriorados. Explicó que, según los informes recibidos, 650 personas habían sido detenidas en la operación de desalojo, entre ellas, algunas que nada tenían que ver con los estudiantes.

El secretario de la Defensa expresó que todas las instalaciones construidas para los Juegos Olímpicos serían protegidas por el Ejército y que ya se habían tomado algunas medidas al respecto. “Habrá tropas dedicadas a proteger las instalaciones olímpicas”, dijo.

El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, declaró ayer (19 de septiembre de 1968) que la ocupación de Ciudad Universitaria fue un excesivo acto de fuerza que la máxima casa de estudios no merecía, como tampoco mereció nunca el uso que quisieron hacer de ella algunos universitarios y grupos ajenos a esa institución.

“La atención y solución de los problemas de los jóvenes requieren comprensión, antes que violencia. Seguramente podrían haberse empleado otros medios. De las instituciones mexicanas y de nuestras leyes y tradiciones se derivan instrumentos más adecuados que fuerza armada”, subrayó.

Dijo Barros Sierra que los universitarios, que con su arbitrariedad y obstinación hicieron uso de recintos y bienes de la Universidad para su acción política, reflexionarán ahora en el grave daño que han causado.

El Periódico de la Vida Nacional consultó a distintos personajes para saber su opinión sobre lo sucedido en CU. Unos calificaron la acción gubernamental de “innecesaria”, otros como “necesaria”, todos de “lamentable”.

Éstas fueron algunas de las opiniones publicadas hoy hace 50 años en Excélsior:

El doctor Gustavo Baz, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México, unió su “protesta enérgica” a la del rector, ingeniero Javier Barros Sierra, y dijo que es de esperarse que éste consiga restablecer la situación normal para salvaguardar el prestigio y porvenir de la máxima casa de estudios.

El doctor Salvador Zubirán, exrector de la UNAM, afirmó: “Como mexicano y como universitario, sostengo con toda firmeza que primero es México, su paz, su tranquilidad y la estabilidad ganada a expensas de tantos sacrificios”.

La ocupación de la Universidad por el Ejército es la más grave violación de la autonomía universitaria y de las libertades constitucionales, afirmó el licenciado Mario de la Cueva, exrector, quien demandó la inmediata entrega de los edificios a las autoridades de la UNAM.

El contador Wilfrido Castillo Miranda, uno de los quince miembros de la Junta de la Universidad, dijo: “Considero que la Universidad Nacional Autónoma de México está afrontando graves y serios problemas que son del dominio público, por lo que es urgente que todos los universitarios, y particularmente los que estamos actualmente vinculados de una u otra forma con nuestra máxima casa de estudios, actuemos con responsabilidad”.

El licenciado Ricardo García Villalobos, abogado general de la UNAM, dijo: “Desde luego, como universitario y por haber peleado en 1929 por la autonomía, estoy hondamente preocupado y apesadumbrado por la ocupación de la Universidad por parte del Ejército”.

El Sindicato de Profesores de la UNAM expresó anoche que “el orden constitucional del país y la autonomía universitaria han sido violados nuevamente con la intervención del Ejército Nacional”.

Los trabajadores universitarios se pronunciaron en favor del diálogo, repudiaron la violencia, exigieron el retiro de las tropas, reprobaron su intervención y pidieron libertad para los detenidos.

El doctor Agustín Caso, durante 26 años maestro en la Facultad de Medicina, miembro de la Academia Nacional de Medicina, consideró que se trata “de un problema internacional con francos matices de carácter comunista, del cual México no podía escapar, ante la oportunidad de personas interesadas en provocar el desorden, el caos, en una nación que estaba en paz ante la inminencia de los Juegos Olímpicos”.

Salida

El secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, declaró que el Ejército estaba dispuesto a salir de CU y que no tenían a ningún estudiante detenido.

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