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Histórico 1968: Dan marcha atrás al diálogo público

Sin dar una explicación de por qué desistían, los estudiantes hicieron pública su postura de que solamente les cumplieran el pliego petitorio de seis puntos; después de la marcha silenciosa y el apoyo social, los jóvenes se sentían más fuertes

Andrés Becerril | 15-09-2018
Ante el éxito de la marcha del silencio, los integrantes del CNH, membresía UNAM, se aventuraron a anunciar que organizarían para la semana siguiente otra manifestación silenciosa, también con meta en el Zócalo de la Ciudad de México. Fotos: Archivo Histórico Excélsior.

CIUDAD DE MÉXICO.

Los estudiantes aflojaron la presión que ejercían sobre el gobierno. El 15 de septiembre de 1968 se publicó en Excélsior la información en el sentido de que para el Consejo Nacional de Huelga (CNH) no era necesario el diálogo público con las autoridades, como lo había demandado desde semanas atrás.

La nota, sin embargo, no menciona cuál era el motivo de este cambio de postura.

Después de la histórica marcha del silencio del 13 de septiembre de 1968, los estudiantes sentían mayor fuerza desde que comenzó el conflicto, a finales de julio. “Reducen exigencias los paristas”, dice la cabeza de la nota firmada por Jaime Reyes Estrada, con un sumario como complemento: “Desisten del ‘diálogo público’ y se limitan a los seis puntos”.

Según la información, al CNH sólo le bastaría con que se cumplieran los puntos del pliego petitorio y “así el gobierno comprobará que nuestra postura no es intransigente”. Esta cita textual, según Reyes Estrada, fue el resultado de una reunión de los líderes estudiantiles efectuada en la víspera (14 de septiembre de 1968) en Ciudad Universitaria. En esa reunión también se analizó el desarrollo y resultado de la marcha del silencio del viernes 13 de septiembre.

Los estudiantes dijeron que estaban dispuestos a escuchar las propuestas del gobierno para la solución de los seis puntos del pliego petitorio. Volvieron sobre el asunto de los juegos Olímpicos y la distancia del Movimiento Estudiantil como el certamen deportivo que estaba programado para el 9 de octubre siguiente.

Ante el éxito de la marcha del silencio, los integrantes del CNH, membresía UNAM, se aventuraron a anunciar que organizarían para la semana siguiente otra manifestación silenciosa, también con meta en el Zócalo de la Ciudad de México.

Una vez más, los estudiantes dijeron que no harían caso al llamado de los Consejos Técnicos para que los alumnos regresen a clases en las escuelas e institutos de la UNAM. Lo mismo acordaron hoy hace 50 años los alumnos del Politécnico, de Chapingo y de las Normales de maestros.

Dijeron que volverían a clases, después de más de 50 días ausentes de las aulas, siempre y cuando el gobierno tuviera una propuesta firme para dialogar o para la resolución de los seis puntos del pliego petitorio.

En el contexto de haber aflojado la presión hacia el gobierno federal, los estudiantes de la UNAM, reconocieron —así se publicó hoy hace 50 años—, que el presidente Gustavo Díaz Ordaz había dado el primer paso para la resolución de uno de los seis puntos del pliego, que tenía que ver con la derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal.

En su análisis sobre la marcha del silencio, los estudiantes simplemente dijeron que había sido la muestra de que ellos no están en contra del gobierno ni de la gente.

En las distintas reuniones estudiantiles se repudió de manera feroz los actos de provocación que se dieron en el contexto de la marcha del silencio. Específicamente en el hecho del atentado en contra de más de 100 automóviles de personas que participaron en la protesta y que estaban estacionados en el Bosque de Chapultepec.

Un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho fueron comisionados para que se hicieran las demandas correspondientes en contra de los probables responsables de aquel delito en daño a propiedad ajena, que rompió cristales y cortó llantas de los vehículos.

Se informó hoy hace 50 años que todas las denuncias serían presentadas en la Procuraduría del Distrito. A los representantes de los medios que acudieron a las asambleas en la Universidad se les mostraron las fotografías de cómo habían quedado los automóviles, prácticamente destrozados.

Los jóvenes sugirieron que los probables responsables de ese nuevo acto de provocación podrían ser los mismos que atacaron las instalaciones de la Vocacional 7 en Tlatelolco en días pasados, donde varios estudiantes habían sido lastimado.

Excélsior publicó en su información de hoy hace 50 años, que maestros y estudiantes de las escuelas, facultades y preparatorias de la UNAM, tenían planeado reunirse el martes 17 de septiembre a partir  de las 11 de la mañana en la explanada de Ciudad Universitaria para discutir y definir el significado de la expresión “normalidad académica”, a la que se había referido el rector Javier Barros Sierra en su llamado para reanudar las clases.

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Los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras tomaron el acuerdo de que una vez aclarado ese punto se actuaría en consecuencia. Así se lo hicieron saber a sus camaradas de la Facultad de Ingeniería, Ciencias Químicas y Medicina Veterinaria, que también habían realizado asambleas en CU y aceptaron participar en la junta del siguiente martes.

Puntualizaron que la reunión definitivamente no era para reanudar las clases, como los había demandado distintos consejos técnicos de varias facultades. Sino simplemente analizar la expresión “normalidad académica”.

En sus oficinas de Rectoría, su titular, el ingeniero Barros Sierra recibió distintas comisiones de profesores y alumnos de los planteles universitarios, según se informó en El Periódico de la Vida Nacional, hoy hace 50 años. Barros Sierra les reiteró a esas comisiones su exhortación hecha el martes anterior, para que se reanudaran las clases en la máxima casa de estudios.

Reyes Estrada, escribió en su compendio informativo del Movimiento Estudiantil del 15 de septiembre, que en el campus politécnico las actividades administrativas fueron suspendidas ese día y que no se realizaron ni mítines ni asambleas de los estudiantes en paro.

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José Álvarez Icaza, fundador y presidente del Centro nacional de Comunicación Social (Cencos), fue objeto de críticas por parte de Anacleto González Flores, presidente hace 50 años de la Unión de Católicos Anticomunistas Mexicanos.

González Flores dijo que Álvarez Icaza, vocero oficial del Episcopado Mexicano, aplaudía abiertamente la actual subversión sin importarle la presencia del marxismo en el llamado Movimiento Estudiantil. Pero va más allá… pide que el nacionalismo revolucionario que gobierna el país, renuncie a sus programas y sistemas, bases del orden jurídico, económico y político del país.

Anacleto González, en su rechazo a las posiciones de Álvarez Icaza dijo que los católicos que no medraban, no dependían económicamente del clero, como la familia Álvarez Icaza, “no podemos permanecer callados ante la falacia de este oficioso representante de la mayoría católica, porque no aceptamos, ni aceptaremos jamás que el pensamiento del catolicismo mexicano, sean las tortuosas declaraciones de Álvarez Icaza”.

Además de González Flores, el escrito contra Álvarez Icaza, lo firmaron René Capistrán Garza, Luis Villaseñor, José Ruvalcaba, Ignacio Reyes y Leopoldo Marín, se lee en el texto periodístico.

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En las páginas de Excélsior se publicaron varios desplegados relacionados con el tema del Movimiento Estudiantil. Uno de ellos del Comité Ejecutivo de Propedéuticas de la Facultad de Ingeniería, llamando a una asamblea, el 17 de septiembre de 1968, para definir la situación del conflicto y como segundo punto para seguir luchando por todos los medios posibles por que se solucionen nuestras demandas; las cuales apoyamos por unanimidad los abajo firmantes. Y se publicó una lista de nombres.

Otro desplegado fue el de los profesores de la Facultad de Medicina de la UNAM; que se plegaban a la resolución de su Consejo Técnico para regresar a clases el siguiente martes 17 de septiembre de 1968. Otro similar, y con los mismos términos del Consejo Técnico de la Facultad de Ingeniería a los profesores y alumnos de esa facultad.

La Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, denunció a través de una inserción pagada, que el gobierno del estado de Sinaloa había cortado el subsidio a esta institución, por el hecho de que sus profesores y alumnos habían sido solidarios con los estudiantes de la Ciudad de México, subrayando que “El movimiento popular iniciado por los estudiantes del Distrito Federal es en la actualidad un movimiento de alcances nacionales”.

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