CIUDAD DE MÉXICO. En Tijuana, a sólo 100 metros de la frontera, se ha vuelto común encontrar a personas atrapadas en la adicción al fentanilo, una droga similar a la heroína, pero totalmente creada en laboratorios.
Algunos de ellos son migrantes, otros mexicanos, como Rafael, originario de Jalisco y quien ya ha perdido las venas para pincharse.
En el noticiario de Ciro Gómez Leyva se pudo ver a este hombre, quien prepara una inyección, la cual contiene fentanilo, que posteriormente introduce a su pierna descarapelada.
Es una sustancia blanca lechosa, muy distinta al lodo café al que asemeja la heroína barata utilizada por los adictos de este lado de la frontera. Tijuana es una ciudad que puede causar sobredosis de realidad.
Un hombre en silla de ruedas también prepara la sustancia como si fuera un ritual, se descubre el brazo y se mete la aguja.
Lo hace sobre el músculo, aumentando el riesgo de ocasionar un absceso a lo que puede seguir una infección, la gangrena y la pérdida de una extremidad, lo cual explica el gran número de personas postradas en sillas de ruedas alrededor del canal.
El fentanilo es un opiáceo, el grupo químico al que también pertenece la heroína, pero más adictivo. Es entre 50 y 100 veces más potente que el opio.
A unos pasos de donde inyectarse esta droga es una práctica común, se encuentran los miles de migrantes centroamericanos y haitianos que están a la espera de una visa humanitaria, aunque para algunos de ellos ya es lo mismo haberse quedado a 100 metros de Estados Unidos o a un millón de años luz.
Un hombre de gorra guinda, proveniente de Honduras, asegura que recolecta latas y las vende por kilo para comprar la droga.
Ante este panorama, la organización Prevencasa trabaja bajo la tesis de reducción de daños para la población con problemas de adicción a los opiáceos.
Les intercambian las jeringas para evitar el contagio de VIH y hepatitis C, les sanan las infecciones en la piel y, recientemente, acuden a atender sobredosis con inhaladores de naloxona, un fármaco que revierte los efectos de la heroína y el fentanilo.
Un hombre originario de Jalisco se encuentra postrado en una silla de ruedas, luego de inyectarse fentanilo vía intramuscular.
Alfonso Chávez asegura que esta droga provoca una sobredosis más potente, pero también quedan expuestos, hay mayores lesiones y el grado de tolerancia aumenta con el consumo continuo.
Las personas tienen que trabajar 24 horas para conseguir su sustancia”.
Rafael, el hombre que se inyecta en la pierna, recientemente adoptó a una perrita blanca. La llama Paloma.
Los paramédicos Juan Carlos Méndez y Federico Pérez hablan sobre un evento, en el que se registraron siete víctimas por el consumo, de los cuales uno murió
—Claro que mueren. Estamos atendiendo más.
—¿Persistencia del fentanilo?
—Repetimos segunda, tercera dosis de naloxona. Uno marca porque está con paro respiratorio… con metanfetaminas un brote sicótico.
—Se enojan cuando les reviertes y empiezan a conocer, unos se asustan y otros se enojan porque los regresamos del viaje.
“Recojo botes y solo es para la droga”, dice este migrante hondureño que al no poder pasar a EU se quedó atorado en #Tijuana, donde empezó a inyectarse #fentanilo, una droga 100 veces más potente que el opio. Esta es la primera parte de "Sobredosis de fentanilo y realidad": pic.twitter.com/0Q3zArWeTD
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) September 1, 2021
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