Carril Rosa: Terapia acuática y esperanza para sobrevivientes de cáncer de mama
Empresarias ofrecen terapia acuática gratuita y especializada para ayudar a controlar una dolorosa secuela de la mastectomía y la radioterapia que limita la movilidad de brazos y extremidades

Mujeres que han enfrentado el cáncer de mama desafían cada día los límites de su cuerpo y su historia. Sumergidas en el Carril Rosa, transforman cada brazada en un grito de esperanza, sanación y sororidad.
Lo que para muchos implica un avance en el agua, para ellas es una carrera de supervivencia, porque después de enfrentar la cirugía para extirpar el mal que amenaza a su cuerpo, tienen que luchar contra otro enemigo silencioso que las puede dejar imposibilitadas permanentemente.
Se llama linfedema, una secuela común tras la mastectomía que provoca una inflamación dolorosa en brazos y extremidades. Más allá del diagnóstico, hay una carga emocional y funcional que muchas mujeres enfrentan en silencio, explicó Paty Ruiz, coordinadora del programa Carril Rosa.
UN MAL LIMITANTE
El linfedema es una condición crónica que afecta el sistema linfático y puede alterar la calidad de vida.
Se manifiesta como una hinchazón persistente, generalmente en el brazo, mano o pecho del lado donde se realizó la cirugía o radioterapia. Esta acumulación de líquido linfático no sólo genera molestias físicas, sino también impactos emocionales y sociales que suelen pasar desapercibidos.
Después de la mastectomía, mi brazo comenzó a hincharse. Pensé que era normal, pero con el tiempo se volvió doloroso y limitante. El linfedema me recordó que la lucha no termina con el alta médica”, comparte Elisa López, sobreviviente de cáncer de mama en Xalapa, Veracruz.
A Elisa le detectaron el cáncer en octubre de 2024 y en diciembre le hicieron una cirugía para extirparle 15 ganglios de la axila izquierda y esto le provocó linfedema: “De por sí la enfermedad es devastadora y luchar contra eso y un brazo inútil no ayuda”, recordó.
Con el linfedema hay cambios en la piel, presentan celulitis, endurecimiento en el tejido y engrosamiento. Hay dolor, pesadez y pérdida de movilidad.
Emocionalmente, las mujeres sufren ansiedad por el cuerpo transformado, miedo a la progresión de la enfermedad y sensación de vulnerabilidad y duelo funcional.
Hay dificultades laborales y económicas, falta de comprensión en entornos familiares y profesionales, así como necesidad de apoyo psicológico y comunitario. Y las repercusiones requieren de un respaldo profesional con atención psicológica y comunitaria.
El médico Hugo Garcés aseguró que el linfedema no tiene cura definitiva, pero puede controlarse con terapia de compresión, drenaje linfático, ejercicio adaptado y cuidados dermatológicos.
ALIVIO EN EL DOLOR
Elisa quedó paralizada, adolorida. Si bien hubo explicación de las secuelas, no creyó que fueran tan difíciles.
En abril pasado, el Capítulo Xalapa inauguró el cuarto Carril Rosa de los que hay a nivel nacional, un programa que brinda terapia acuática gratuita a mujeres sobrevivientes de cáncer de mama con linfedema.
Su colaboración con la Universidad Veracruzana para utilizar las albercas del Centro Acuático Eulalio Ríos de la Universidad Veracruzana es un modelo de gestión y alianzas.
La presidenta de Amexme Xalapa, Elda María Flores Sánchez, destacó que el Carril Rosa “no es sólo terapia física, es también un espacio de reconstrucción emocional y comunitaria”.
Elisa llegó a la alberca con una sensación de temor. Al notar todo lo que había detrás de esa iniciativa y ante sus inseguridades, porque consideraba que ya no había remedio, la ayudaron a recuperar la seguridad y a entender que sí tenía una solución.
El Carril Rosa, una marca registrada que pertenece a la Asociación Mujeres Hispanas A. C., incluye el apoyo de fisioterapeutas y de personal médico especializado que se unen a esta acción de las mujeres empresarias que le ofrecen durante cuatro meses esta terapia.
Patricia Ruiz Meneses, coordinadora de Amexme para el Carril Rosa, explicó que la terapia acuática mejora el rango de movimiento sin presión articular. “Al flotar, se recupera el movimiento”, aseguró.
Esto estimula la circulación linfática y reduce el linfedema, alivia el dolor muscular posquirúrgico y promueve el bienestar emocional y la socialización.
Pero, además, este mal no es exclusivo de las mujeres, los varones también lo padecen e igual tienen oportunidad de acudir a estas terapias.
Este carril no es sólo terapéutico. Es también simbólico. En un país donde el acceso a la salud sigue siendo desigual, y donde el cáncer de mama representa una de las principales causas de muerte entre mujeres, Carril Rosa se convierte en un gesto de justicia restaurativa.
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