¿De verdad “pierden más” las mujeres al terminar una relación?

Estudios revelan que las mujeres enfrentan más retos tras una ruptura: carga de cuidados, edad fértil y estigma social.

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Se cree que las mujeres tienen un impacto emocional inicial mayor tras una ruptura, pero también se recuperan mejor con el tiempo.

Un estudio multicéntrico (5,705 participantes de 96 países) halló que ellas califican más alto el dolor emocional y físico justo después de cortar; sin embargo, a largo plazo tienden a restablecerse de manera más completa que los hombres. 

La diferencia inmediata se explica por mayor inversión afectiva y por expectativas de género; la recuperación posterior, por redes de apoyo y procesamiento emocional más profundo. Nada de esto es determinista: se trata de promedios, no de una ley universal. 

El impacto emocional de las rupturas en mujeres según estudios

Tras una separación con hijos, la organización del cuidado y los costos del hogar suelen reconfigurarse de forma que impacta más a las mujeres

Datos censales de Estados Unidos muestran que las madres son con mayor frecuencia las progenitoras custodias y concentran más tiempo de cuidados no remunerados, lo que restringe horas disponibles para empleo, ascensos y movilidad.

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¿De verdad “pierden más” las mujeres al terminar una relación? (Foto: Freepik)

Biología y tiempo: los “años fértiles” sí importan

En términos estrictamente biológicos, la ventana fértil femenina es finita y más estrecha que la masculina. 

Guías clínicas señalan que la fertilidad declina con la edad, de forma más acusada después de los 35 y con caída marcada alrededor de los 40; aumentan además el riesgo de aneuploidías y de pérdida gestacional. 

Por eso, a partir de los 35 años se recomienda acelerar la evaluación si no hay embarazo tras seis meses.

La fertilidad masculina también disminuye con la edad, pero el descenso promedio es menos pronunciado. Este dato vuelve más costoso el “tiempo perdido” tras separaciones prolongadas si una mujer desea gestar en el futuro. 

Estética, edad y percepción social: el sesgo que no se ve

En la esfera de las percepciones, varios trabajos encuentran que el atractivo facial disminuye con la edad en ambos sexos, pero el declive se evalúa como mayor en mujeres, sobre todo después de la menopausia.

Este diferencial no es puramente biológico: también operan normas culturales que premian en los hombres señales de estatus y recursos a medida que envejecen, atributos que pueden amortiguar la pérdida de atractivo percibido.

En mujeres, en cambio, la cultura ha ligado con más fuerza juventud y belleza, reforzando estereotipos. 

A lo anterior se suma la evidencia de preferencias de edad en el mercado de pareja: en promedios poblacionales, los hombres muestran preferencias por parejas más jóvenes, mientras que las mujeres tienden a preferir varones de su misma edad o algo mayores.

Estudios con datos de citas en línea y análisis psicológicos clásicos documentan esa asimetría, que influye en oportunidades de reemparejamiento y en cómo se percibe la “atractividad” con el paso del tiempo. De nuevo, son tendencias agregadas, no destinos individuales. 

Salud mental y redes: más dolor al principio, mejor ajuste después

El patrón emocional descrito al inicio —más dolor inmediato, mejor recuperación— se replica en distintos países.

En términos prácticos, podría implicar que, aunque muchas mujeres vivan la ruptura con mayor intensidad en el corto plazo, sus estrategias de afrontamiento (apoyo social, búsqueda de ayuda profesional, reorganización vital) facilitan una recuperación más completa y estable.

La paradoja es que, mientras se recuperan mejor en lo afectivo, cargan con más costos logísticos (cuidados, trámites, mudanzas), sobre todo si hay hijos. 

Empleo, tiempo y capital social: las pérdidas “invisibles”

Además de ingresos, muchas mujeres pierden capital social compartido (amistades, redes laborales vinculadas a la pareja) y tiempo útil para formación o networking por la reasignación de cuidados.

La acumulación de estos microcostos reduce oportunidades a futuro. Aunque no toda separación desemboca en retrocesos materiales, la suma de brecha salarial, carga doméstica y sesgos de edad produce, para un número significativo de mujeres, trayectorias más difíciles tras la ruptura

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¿De verdad “pierden más” las mujeres al terminar una relación? (Foto: Freepik)

¿Y los hombres “no pierden”? También, pero distinto

Los hombres también pierden: pueden resentir soledad, ruptura de rutinas de cuidado con los hijos y deterioro de hábitos (alimentación, salud preventiva) tras separarse.

El estudio internacional citado indica que su recuperación emocional es más lenta; muchos reportan efectos de largo plazo en bienestar subjetivo. Sin embargo, en mercados de pareja donde las preferencias masculinas se inclinan por juventud y donde el estigma de la edad golpea más a las mujeres, ciertos hombres recomponen antes sus oportunidades de reemparejamiento, especialmente si mantienen o incrementan su estatus económico. 

Nada de lo anterior define el destino de una persona; describe tendencias que explican por qué, en muchos contextos, ellas parecen “perder más” tras una ruptura.

El antídoto combina políticas públicas, acuerdos de corresponsabilidad, educación reproductiva basada en evidencia y una revisión cultural de lo que consideramos valioso con la edad.