'Mankeeping': ¿Por qué cuidar emocionalmente a tu pareja te está afectando?

Cuando decides vivir en pareja, lo haces con la idea romántica de que formarás un equipo con la otra persona, aunque sin dejar de lado sus mundos individuales.

Sin embargo, en el camino comienzan a surgir diversas dinámicas ‘tóxicas’ que, aunque sutiles, pueden causar un daño profundo a nivel personal y, obviamente, permear en la relación de pareja.

Una de ellas es el llamado ‘mankeeping’, que si bien no es una categoría clínica sino un concepto que se ha vuelto popular en los últimos años entre expertos de pareja y psicólogos. Te contamos en qué consiste y el riesgo de caer en él.

¿Qué es el ‘mankeeping’?

Este término fue acuñado por los investigadores de la Universidad de Stanford Angélica Ferrara y Dylan Vergara en su estudio Theorizing Mankeeping: The Male Friendship Recession and Women’s Associated Labor as a Structural Component of Gender Inequality.

Se trata del esfuerzo emocional y logístico que hacen muchas mujeres -especialmente en contextos heterosexuales- para poder sostener el bienestar de sus parejas y llenar el espacio que ellos tienen al no contar con redes de apoyo.

Cuando una mujer se ve empujada a criar, cuidar y hasta sostener emocionalmente a un hombre para que permanezca en la relación, entra en el territorio del ‘mankeeping’, un fenómeno tan común como tóxico.

¿Por qué es común? Porque abarca desde recordarle sus citas importantes, atender sus heridas emocionales hasta justificar sus comportamientos porque “así fue criado” o porque “no sabe cómo comunicarse”.

‘Mankeeping’ es cuando dejas de ser pareja para convertirte en cuidadora, terapeuta, secretaria emocional y motivadora sin paga”, señala la autora Gemma Hartley en su libro Fed Up: Emotional Labor, Women, and the Way Forward.

Consecuencias del ‘mankeeping’

Se trata de un comportamiento que no sólo agota, sino que configura un patrón en la relación donde el hombre ya no tiene que esforzarse ni crecer, porque la mujer lo está haciendo por ambos.

La terapeuta británica Marisa Peer advierte en su libro I Am Enough que cada vez que se ruega por amor, se está priorizando el deseo del otro por encima de la necesidad propia de respeto, coherencia y dignidad.

Esto coincide con lo que señaló en alguna ocasión la psicoterapeuta Nicole LePera, conocida en internet como The Holystic Psychologist:

Las relaciones sanas no son una lucha. Si sientes que tienes que trabajar duro, rogar o perseguir a tu pareja, no estás en una relación. Estás en una dinámica de poder, en la que el otro ha aprendido que puede obtener de ti todo lo que quiere sin dar nada a cambio”.

¿Cuál es su impacto?

Esta dinámica tiene un efecto devastador en la autoestima de quien ruega por amor y, eventualmente, permea negativamente también en la propia relación.

La constante búsqueda de validación externa conduce a la pérdida de la propia valía, pues la mujer comienza a creer que es indigna de amor, o que debe sacrificarse y humillarse para merecerlo.

La Asociación Internacional de Psicoterapia Cognitiva ha señalado en sus estudios sobre la ansiedad que las relaciones que carecen de respeto mutuo y reciprocidad son una fuente principal de angustia.

Cuando una persona vive en un estado constante de ansiedad por la aprobación de su pareja, su salud mental se ve gravemente comprometida, y eventualmente termina por desarrollar:

• Codependencia: Depender emocionalmente del otro para su felicidad y valor
• Aislamiento: Dejar de lado a amigos y familiares para centrarse en la relación disfuncional
• Depresión y ansiedad: Sentimientos de tristeza profunda e incertidumbre sobre su futuro y su valor

Pero las consecuencias del ‘mankeeping’ al interior de la pareja también termina por afectar la relación, porque ésta en realidad no funciona como una operación comercial.

Es decir, no importa cuánto inviertas emocionalmente si el hombre no está dispuesto a responder igual. De hecho, el rogar por amor suele generar desinterés, evasión y hasta abuso, señala la psicóloga clínica Laura Rincón Gallardo.

¿Y qué pasa cuando la pareja es indiferente pese a todo lo que se le da? Termina por 'ghostear' emocionalmente a la otra persona, es decir, desaparecer a nivel vínculo aunque siga presente físicamente. 

Poner límites, la salida del ‘mankeeping’

Muchas personas que han detectado que cayeron en este ciclo destructivo llamado ‘mankeeping’ se preguntan si es posible salir y la respuesta es sí, aunque romper con este patrón requiere de mucha autovaloración.

De acuerdo con la psicoterapeuta Liliana Talisse, el primer paso es reconocer que el amor verdadero no se ruega, se comparte. Y para lograrlo es importante establecer límites saludables. 

¿Y qué significa eso? Que se debe tomar la decisión consciente de dejar de perseguir, de dejar de justificar el comportamiento de la otra persona y de priorizar el respeto y bienestar propios.

Establecer un límite no es controlar al otro; es un acto de autocuidado. Es decir 'este es el trato que yo acepto en mi vida', y si el otro no puede cumplirlo, debes estar dispuesto a marcharte", afirma la experta.

En última instancia, el valor de una persona no reside en la aprobación de su pareja, pues el amor sano se basa en la reciprocidad, el respeto y la confianza. 

Cuando una de las partes tiene que rogar por amor, en realidad esa relación ya está rota, y la única salida es recuperar el poder personal y la autoestima.