La Reina Isabel II, mecánica de la Segunda Guerra Mundial y amante de los autos

La vida de la Reina Isabel II no solo pasó entre castillos y eventos de gala, porque mucho antes de tomar la corona su vida estuvo en el frente de batalla en la Segunda Guerra Mundial cuando los alemanes atacaron fuertemente Inglaterra buscando la capitulación de los británicos, con una historia curiosa: la ahora difunta reina era un as al volante.

Hasta hace poco era común ver a la difunta Reina Isabel II a los mandos de una Range Rover y es que el gusto por el volante le apasionó desde pequeña rompiendo protocolos dejando atrás a los choferes reales cuando ella deseaba para tomar el control de un automóvil.

Con 18 años aprendió a conducir, pero también adquirió conocimientos de mecánica. Sus habilidades le permitieron enrolarse en las fuerzas armadas cuando la Segunda Guerra Mundial estalló.

Sus labores en 1945 de la entonces Princesa Isabel estuvieron en el Servicio Territorial Auxiliar donde se convirtió en el primer miembro femenino de la familia real en unirse al ejército como miembro activo de tiempo completo.

Durante este periodo fue capitana honoraria y cuando aprendió a leer mapas, además de mecánica, condujo camiones y ambulancias. Esas aventuras le dejaron una gran relación con los coches.

 

 

 

 

 

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Su colección privada

Como monarca, Isabel II tenía a su disposición vehículos exclusivos como coches de la marca Rolls Royce o Bentley, pero había algunos preferidos por ella porque los podía conducir a su gusto.

No era extraño verla con un Jaguar X-Type Estate, un guayín que tuvo a partir de 2006 y que con su motor V6 desarrollaba 230 caballos de fuerza. Su diseño era ideal para pasar por momentos desapercibida y permitirle disfrutar de los caminos sin ser acosada.

Tampoco se puede dejar de lado Range Rover y Land Rover, vehículos que se podían encontrar no solo en su estancia en Londres, sino también como su compañero para sus aventuras en Balmoral cuando decidía salir a la naturaleza apoyada por los poderosos motores.

La situación era diferente con el Bentley State Limousine, un vehículo del cual solo existieron dos ejemplares y que se estima tuvieron un costo de 10 millones de libras. El vehículo era una limosina y ella no conducía, en este caso prefería estar en la parte trasera de un modelo completamente blindado para su seguridad.

Además de esto mostró pasión por el deporte motor y mantuvo una estrecha relación apoyando a los equipos británicos, especialmente a McLaren a quienes visitó en sus fábricas. La casa de Woking la honró con la creación de un color especial para uno de sus modelos deportivos denominado “Platium Jubilee” para el Jubileo de los 70 años del reinado de su majestad.