Duque de Edimburgo, genio y figura en todos lados

Claire Foy y Matt Smith fueron Isabel y Felipe en las dos primeras temporadas de The Crown. Conquistaron a la audiencia por la química que había entre ellos. Fotos: Netflix / AP/ Especial

CIUDAD DE MÉXICO.

La vida de la realeza británica ha sido plasmada en distintas series de televisión, películas y documentales.

Si bien la atención recae sobre los reyes y la reina Isabel II, la figura del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, siempre sale a relucir.

The Crown, ganadora de cinco Globos de Oro hasta la fecha, ha retratado la figura de la monarca británica desde hace cuatro temporadas.

En ella, el actor Matt Smith dio vida a un príncipe Felipe joven en las dos primeras entregas, retratándolo como un amante de los deportes, un hombre que debe hacer reverencia ante su esposa cuando ésta se convierte en reina, frustrado por no poder dar su apellido a sus hijos y un enérgico padre, como lo fue, principalmente, con Carlos.

En la temporada tres y cuatro del serial, el actor Tobias Menzies retrata a un duque de Edimburgo más maduro y que, en ocasiones, aconseja a
la monarca.

Será para la quinta y sexta temporada —la última— que el británico Jonathan Pryce encarne al consorte de la reina Isabel II en sus últimos años. Se espera que su muerte no traiga consecuencias a la historia, que comenzará a filmarse en
julio próximo.

En la película La reina, de Stephen Frears, protagonizada por Helen Mirren, James Cromwell interpreta a Felipe, en la que podría ser, hasta ahora, la mayor crisis a la que se ha enfrentado la familia real: la muerte de la princesa Diana.

IMPECABLE

A lo largo de sus más de 65 años de servir a la corona británica —se retiró de sus deberes en agosto de 2017—, el duque siempre fue reconocido por su buen vestir, ya sea de manera deportiva, en actos oficiales o fuera de ellos.

El consorte de la reina debe ser impecable, pero sin pretensiones, de estilo irreprochable, sin apartar la vista de una de las mujeres más ricas y, sin duda, la más famosa del mundo.

Si la ropa que usó la reina Isabel II en público fue diseñada para cumplir con los requisitos programáticos: colores brillantes y sombreros elevados para hacer que este diminuto humano sea fácil de detectar; joyas cargadas simbólicamente (la gargantilla de perlas japonesa, la tiara de rubíes birmanos); símbolos y metáforas bordados en sus vestidos, los del príncipe Felipe fueron hechos a la medida para mantenerlo impecablemente discreto”, cita The New York Times.

Era asombrosamente guapo, alto y atlético. Eso nunca hace ningún daño cuando se trata de usar ropa”, dice Nick Sullivan, director creativo de la revista Esquire retomado por The New York Times.