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Un poco más de Álvaro Carrillo

El aclamado compositor oaxaqueño, de éxitos como Sabor a mí y El andariego, será reconocido este año en el marco de su aniversario luctuoso y el centenario de su nacimiento

Nancy Méndez Castañeda | 31-03-2019
Un poco más de Álvaro Carrillo
Álvaro Carrillo le daba serenata a su esposa hasta en pijama.

CIUDAD DE MÉXICO.

Las canciones de Álvaro Carrillo (1919-1969) recorren las calles de México. Se escuchan en las serenatas, en los cumpleaños de los abuelos, en las celebraciones de los novios, en las conquistas y las debacles amorosas; entre los jóvenes y los adultos. Son parte de la banda sonora que alguna vez ha sido escuchada casualmente o con toda intención.

Sin embargo, no todos tienen claro que Sabor a mí, El andariego, La mentira, Amor mío, Cancionero, Un poco más, Seguiré mi viaje y Luz de luna forman parte del legado del originario de Cacahuatepec, Oaxaca, de quien este año se conmemora el 50 aniversario luctuoso —el 3 de abril— y el centenario de su natalicio, el 2 de diciembre.

Por ello, habrá varias celebraciones en 2019. Una es la publicación en mayo del libro Un humilde cancionero. La vida de Álvaro Carrillo a través de su música, escrito por su segundo hijo Mario Carrillo, además del documental Cancionero, dirigido por el cineasta oaxaqueño Juan Carlos Landa.

“Es uno de los compositores oaxaqueños que más nombre le ha dado a Oaxaca y México, y cuya obra ha sido traducida a muchos idiomas y lenguas, como el zapoteco, amuzgo, maya y náhuatl. Mi papá nació en los límites de la Costa Chica de Oaxaca y Guerrero, y mi abuela y mi madre eran guerrerenses; él era afromestizo.

“Queremos hacerle 100 homenajes, aunque sea no tan grandes, porque pensamos que el mejor que puede haber para un compositor es que el pueblo lo cante y a él lo siguen cantando. Álvaro Carrillo no ha pasado de moda, lo cantan desde menores de edad, jóvenes y adultos, no sólo en México, sino en España, Canadá, Europa y eso es un gran orgullo. Sus canciones relatan historias que se sienten por dentro”, afirmó su hijo mayor Pedro Álvaro Carrillo, en entrevista con Excélsior.

El también músico e ingeniero en Mecatrónica recordó las serenatas que “en pijama y con su guitarra” llevaba su padre a su madre y musa, Ana María Incháustegui, al pie de la cama.

“Cuando cumplía años mi mamá o era Día de las Madres o algún aniversario de ellos, mi papá le daba serenata en pijama y mi mamá tenía una grabadora de carrete con la que grababa esos momentos”, reveló.

Así lo recordó su hijo mayor, cantando y componiendo: “Su estudio colindaba con el cuarto en el que dormíamos mi hermano y yo y se oía todo, así que escuchábamos cómo nacieron muchas canciones. Algunas veces componía letra y música juntas y otras veces escribía las ideas en un papel, tanto el guion musical como la letra, y después en su estudio las desarrollaba y pulía.”

Como padre era “niñero”, jugaba con sus hijos y coleccionaba máquinas de trenes a escala, de metal.

“Se la pasaba horas jugando con ellas. En lo que sí era exigente era en la escuela, pero en todo lo demás, fue muy cariñoso. Si estaba de gira, siempre procuraba regresar los domingos para estar con nosotros, de donde fuera. Teníamos sobremesas increíbles y siempre contaba historias que nos dejaran algo, era un gran conversador y hacía bromas”, rememoró Pedro Álvaro, quien tenía siete años cuando su padre murió en aquel accidente del 3 de abril de 1969.

Él, junto a su hermano Mario, de entonces cinco años, y la madre de ambos, Ana María Incháustegui, musa del compositor, estaba en el Falcon rojo, de la marca Ford, en el kilómetro 19 de la autopista México-Cuernavaca, cuando una camioneta tipo guayín se estrelló contra ellos. Venían de Chilpancingo, tras la toma de posesión del gobernador de Guerrero, Caritino Maldonado, hacia la Ciudad de México.

“Fui el que más lo conoció, yo tenía siete años. Mi hermano y yo íbamos en el automóvil. Mis hermanas estaban muy chiquitas, Ena Marisa tenía dos años y Gina, nueve meses. Ellas no fueron a ese viaje. Los únicos que logramos salvarnos, porque nos salvó mi mamá, fuimos mi hermano y yo, porque perdieron la vida el chofer, mi papá y mi mamá.”

MÁS QUE BOHEMIO

Álvaro Carrillo Alarcón, hijo de sangre de Francisco José y María Carrillo Jiménez y Candelaria Morales —quien falleció cuando era niño, por lo que el compositor tomó el apellido de Teodora de Alarcón, segunda esposa de su padre— cursó la primaria en Cacahuatepec y en 1935 ingresó al Internado Agrícola Indígena de San Pedro Amuzgos, que fue clausurado por una revuelta de reparto de tierras. Así que se incorporó al Internado de Ayotzinapa ahora Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. De ahí pasó a la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) (ahora Universidad Autónoma de Chapingo), bajo el régimen militarizado, de donde se graduó como Ingeniero Agrónomo. Para el recinto educativo escribió la canción Adiós a Chapingo.

“Él formó el primer trío en Ayotzinapa y en Chapingo. Sabía tocar líricamente la guitarra, tenía noción de la música y después, cuando empezó a pegar como compositor, se metió a clases y estudió teoría musical; escribía y leía música. Escribía pentagramas en alguna servilleta y hacía el guion musical para no olvidarlo, para pasarlo a la guitarra o al piano, que tocaba muy ligeramente”, señaló Pedro Álvaro.

Su faceta bohemia, que incluso se destaca en la película Sabor a mí (1988) —dirigida por René Cardona Jr. y protagonizada por José José como Álvaro Carrillo y Jorge Ortiz de Pinedo como Pepe Jara—, en la que presuntamente trabajó para la casa de citas de Graciela Olmos, La Bandida, es sólo ficción, de acuerdo con el relato de su hijo mayor.

“Mi papá nunca tuvo necesidad de ir a cantar a ninguna casa de La Bandida. El director de cine René Cardona Jr. le hizo cambios a la película con guion original de Alberto Isaac para juntar la vida de Pepe Jara y Marco Antonio Muñiz, quienes sí cantaron en esa casa, con la de Álvaro Carrillo, y hacer un enriquecimiento de la bohemia. Cardona Jr. metió a La Bandida, porque estaban de moda las películas de ficheras y para que así fuera más comercial.

“(Álvaro Carrillo) la conoció, pero nunca trabajó con ella, porque cuando llegó a México trabajaba en la Comisión Nacional del Maíz y cuando salía se iba derechito a la XEW, para ver a quién pescaba de los artistas y enseñarles una canción; para ver si le grababan. Ahí conoció a Carlos Madrigal, un cantante de ranchero, aunque era ecuatoriano, quien se asombró con la música de mi papá y logró que el trío Los Duendes (Pepe Jara, Antonio Pérez Meza y Gilberto Saucillo) grabara en 1959, profesionalmente, su primer tema Amor mío. Fue escuchada después por Lucho Gatica y la regó por todo el mundo, en muchos idiomas”, relató.

Sabor a mí, inspirada en su esposa, se popularizó en 1964 por Eydie Gormé y el trío Los Panchos. Fue grabada también por Luis Miguel, en su disco Romances.

En 1965 La mentira sonó en la voz de Pepe Jara como la canción principal de la telenovela homónima protagonizada por Julissa, Enrique Lizalde y Fanny Cano. Desde entonces, la inmortalidad llegó al compositor a través de la escucha de sus canciones.

Los derechos de sus composiciones pertenecen a sus cuatro hijos: Pedro Álvaro, Mario Alberto —músico y egresado de Relaciones Internacionales—, Ena Marisa —en honor a la ENA— y Georgina Lorena Carrillo Incháustegui.

“Mi padre compuso cerca de 500 canciones, de las que 300 aproximadamente fueron grabadas. De esas 300, 61 son de talla internacional, grabadas en otros idiomas y países. Por ejemplo, en Croacia se acaba de grabar El andariego. Los cuatro hijos tenemos el mismo porcentaje como dueños de los derechos, junto con las editoras, que tienen los derechos mecánicos y nosotros los de ejecución pública”, precisó.

SU IMPORTANCIA

Pável Granados Chaparro, director general de la Fonoteca Nacional —donde se le rendirá un homenaje con la exposición Sabor a ti, a partir del 12 de abril, una serie de conferencias y conciertos–, destacó que Álvaro Carrillo es uno de los compositores más complejos líricamente.

“En la vida de Álvaro Carrillo está cifrada buena parte de la vida mexicana: su infancia en Oaxaca, una juventud en Chapingo y una vida corta e intensa en la Ciudad de México. Le tocó la radio, las influencias del jazz y el feeling en el bolero mexicano. Se dice que Lucio Cabañas, líder estudiantil y maestro rural, lo quería conocer, que se lo llevó a la Sierra y le regaló un sarape, que tendremos en la exposición a partir del 12 de abril.

“Fue un descubrir de nuevas formas de expresión en el bolero; un hombre con varias aristas, porque es uno de los continuadores modernos de la chilena, pero también uno de los autores más expresivos del bolero, que le dio una nueva visión. Fue el autor más introspectivo de esa época, que nos hace pensar tras escucharlo que uno tiene abismos interiores que no conocía”, concluyó.

Lila Downs, un poco más…

La cantante oaxaqueña Lila Downs, quien grabó temas como El andariego y Un poco más, destacó que Álvaro Carrillo es tan importante en nuestro país como en Latinoamérica.

“Álvaro Carrillo se inspiró en géneros distintos. Era de la Costa Chica, por lo tanto conocía la chilena, el huapango y el corrido.

“De los compositores que he grabado, ha sido él uno de los principales. Tenía el mestizaje en su sangre y eso es una hermosura, porque tenía raíz negra afromestiza.

“Era de amuzgos, de esta zona de Oaxaca que es muy interesante y que colinda con Guerrero”, expresó la también compositora.

PARA RECORDARLO ESTE AÑO

Pedro Álvaro Carrillo, hijo del autor, detalló que éste es un año para recordar la vida y obra de su padre. Por ello, junto a su hermano Mario Carrillo impulsan diferentes actividades como la convocatoria Un siglo de Álvaro Carrillo en la que se invitó al público a organizar homenajes al compositor.

  • La Universidad de Chapingo —recinto del que el compositor se tituló como Ingeniero Agrónomo en 1945— tendrá como logo, en su papelería oficial, el contorno del rostro de Álvaro Carrillo. Además se esperan presentaciones musicales en el recinto.
  • El público está invitado por la familia Carrillo Incháustegui el 3 de abril a la tumba del compositor en el Panteón Jardín, desde las 8:30 hasta las 10:30 horas.
  • Las conmemoraciones, que sus hijos anunciaron en 2018 bajo el título Un siglo de Álvaro Carrillo, constan de la creación del Festival Internacional Álvaro Carrillo, a realizarse en Oaxaca, y una Caravana de Conciertos, propuesta por Discos CoraSon, por diferentes ciudades como la CDMX, Cuernavaca, Toluca y Oaxaca, que incluyen la visita a México desde Japón de Yoshiro Hiroishi —el primer artista que grabó Sabor a mí en otro idioma y quien fue amigo cercano de Carrillo–, así como de los cantantes Martirio (España) y el afromexicano Chogo Prudente.
  • Habrá conferencias, exposiciones —como la titulada Sabor a ti, a partir del 12 de abril en la Fonoteca Nacional—, la restauración y archivo de las cintas originales del compositor, eventos comunitarios y conciertos como el de la cantante oaxaqueña Geo Meneses, en julio, con canciones inéditas del compositor, y el de las hermanas García, Laura y Celia, quienes se presentarán en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el 3 de abril a las 19:00 h.
  • El 6 de abril habrá un festival musical en Pinotepa Nacional y el 22 de diciembre uno en Cacahuatepec.
  • El 11 de mayo se realizará el concierto Amor mío en el Foro 1 de la Casa de Cultura Enrique Ramírez y Ramírez de la alcaldía Venustiano Carranza, CDMX.
  • El 2 de diciembre se realizará un festival en Guerrero y otro en el Palacio de Bellas Artes en la CDMX.
  • Se prepara un disco homenaje con cantantes como Alejandro Sanz, Carlos Rivera, entre otros: “Se está haciendo por parte del productor Emilio Fernández, hijo de Rosa Gloria Chagoyán y el oaxaqueño Rolando Fernández”, dijo Pedro Álvaro Carrillo.
  • En julio, la Sociedad de Autores y Compositores de México ofrecerá el premio Trayectoria a Álvaro Carrillo por 100 años de vida y éxito, con la medalla Juventino Rosas.

SUS INTÉRPRETES

Marco Antonio Muñiz, Pedro Vargas, Frank Sinatra, Doris Day, Percy Faith, María Victoria, Linda Arce, Los Panchos, Los Duendes, Los Santos, Los Ases, Los Hermanos Reyes y Teresita, y José José; pero sobre todo por su inseparable amigo Pepe Jara (1928-2005) conocido como El Trovador Solitario.

“Tuvo un intérprete que supo dar en el clavo y que incluso con el tiempo se especializó en la música de Álvaro Carrillo y le dio mejor en el tono para transmitir la emoción de sus canciones, Pepe Jara”, afirmó Pável Granados.

También lo ha cantado Natalia Lafourcade, Café Tacvba, Lila Downs, Eugenia León, Denise Gutiérrez, Dulce, Rocío Dúrcal, Gloria Estefan, José Feliciano, Alejandro Fernández, Vicente Fernández, Ana Gabriel, Julio Iglesias, Tania Libertad, Armando Manzanero, Luis Miguel y Yuri, entre otros.

 

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