Retrato hablado: Bad Bunny, el fenómeno del conejo boricua

El puertorriqueño ha logrado en seis años de carrera, lo que muchos hacen en décadas, gracias a su estilo único, ritmos pegajosos, su interacción con el público, entre otras cosas que analizan expertos en el tema

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Bad Bunny

¿Qué estabas haciendo tú hace seis años? En un supermercado de Puerto Rico, Arecibo, él trabajaba como empacador para pagarse la carrera de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Puerto Rico, sin embargo, su verdadero sueño era ser cantante.

Hoy, lo ha logrado, bien o mal, probablemente no haya alguna persona en la actualidad que no sepa quién es o haya escuchado de Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny.

Las cifras comprueban  su importancia, coronándolo como el artista de 2022, pues, entre otros logros, el boricua es el más escuchado de los últimos tres años en Spotify, razón por la cual la plataforma le regaló una tercia de anillos con diamantes, cada uno representando 365 días de gloria.  Tan sólo este 2022, el artista arrasó con 8 mil 500 millones de streams, siendo México uno de los pilares en sus logros, pues es el país que más lo escucha, principalmente la Ciudad de México, con más de cuatro millones 500 mil oyentes, seguida de Santiago de Chile, con más de dos millones 800 mil.

Además, su disco Un verano sin ti se convirtió en el primer trabajo en español en estar nominado al Álbum del Año en el Grammy 2023. También, fue considerado como Artista del Año para Apple Music y el más grande artista latino de todos los tiempos por número de reproducciones a nivel mundial en esa plataforma.

Bad Bunny cuenta con 44.5 millones de seguidores en Instagram y 30.1 millones en TikTok, en donde suele interactuar mucho con sus seguidores, frecuentemente comenta las publicaciones en donde se le etiqueta y eso le ha ayudado a conectar mucho con sus fans. Pero, ¿qué es lo que hace que el llamado Conejo Malo sea ese fenómeno mundial que mueve masas y genera euforia en su público?

IMPACTO EN LAS MASAS

El reguetón es el hip hop de los latinos, es una música urbana, es otro nombre para el rap de los latinos”, es una frase de Rafael Artero, miembro de Universal Music citado por el sociólogo Frédéric Martel en su libro Cultura mainstream, cómo nacen los fenómenos de masas. En él se explica que este género musical, proveniente de Puerto Rico, un territorio que pertenece a Estados Unidos, llega hasta Nueva York, Orlando y otras ciudades de EU precisamente por la relación de puertorriqueños que imitan a sus paisanos mezclando ritmos de salsa, merengue y bachata en su nación de origen.

Gran sentido toma esto al escuchar Titi me preguntó, de Bad Bunny, que antes de arrancar con el reguetón clásico se roba unos acordes de No te puedo olvidar, interpretada por Anthony Santos, o Después de la playa, que tiene ritmos de merengue evocando así no sólo la nostalgia musical del año 2000, sino también la mezcla cultural que unifica a los latinos.

De hecho, el éxito del reguetón se explica porque conecta por primera vez a la segunda y tercera generación de hispanos que viven en Estados Unidos con sus orígenes, los de sus padres: el estilo del hip hop representa el país donde viven y el ritmo caribeño sus raíces “, explica Martel.

Entonces, el joven latino no tiene que dividirse entre su familia y la cultura pop estadunidense, el reguetón se presenta como una balanza para la época que media entre lo tradicional y lo cool del momento. Daddy Yankee, el pionero del género, lo sintetiza: “La música permite a la segunda generación sentirse latina. El reguetón unifica a las masas latinas”.

En charla con Excélsior, Jonathan Juárez, candidato a doctor en filosofía con estudios en psicología por la UNAM, abundó  en este fenómeno llamado Bad Bunny, que genera reacciones masivas en todos los estratos sociales. “Todo objeto icónico son proyecciones de nosotros mismos, es capitalizar qué nos gustaría ser, qué nos gustaría tener; aunque sean cíclicos, y vayan cambiando, Elvis, los Beatles, incluso en su tiempo Liszt, que era como un rockstar, la base del fenómeno es la misma, sin olvidar que el arte es un catalizador fuete de pasiones” asegura el también catedrático de la licenciatura en Sociología de la FES Aragón, UNAM.

Asimismo, y sobre las críticas que reciben Bad Bunny y en general el reguetón sobre la simplicidad de la música y sus líricas, Juárez comenta que este género “es fácil de seguir, tiene pocas exigencias armónicas, lo que le hace sencillo; este movimiento nace de la calle, pero después es capitalizado por la industria. Bad Bunny consolida su movimiento haciendo crítica, hace activismo, aunque las letras sigan teniendo una carga lasciva, pero es un personaje que hace sinergia que, por un lado, sale de dificultades sociales haciendo apología de la inclusión, hasta las sinergias con la juventud, siendo muy extravagante, luciendo axilas peludas, pero a la vez un vestido rojo, y aunque no es el pionero en esto, por ejemplo, recordando a David Bowie, sí le recuerda a su target: ‘no tengas miedo a ser quién eres’”.     

Para el filósofo de la UNAM, los ritmos y cadencias del reguetón a nivel musical también son claves para el éxito de personajes como Bad Bunny; “Lo fácil no es negativo, a nivel psicocorporal genera muchas emociones. Que sea sencillo es más cercano, habla de cierta situación tribal, en un buen sentido, como cuando hablamos de tribus urbanas. Para una persona repetir el ritmo es sencillo porque tienes a la mano una cubeta para hacer las percusiones, o más aún, el cuerpo mismo, que es un instrumento inalienable”.Asimismo, en un país en el que la inflación es insostenible y donde, según la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), la gente ya no compra kilos completos de huevo, jitomate y otros alimentos básicos, muchas personas sí están dispuestas a pagar miles, a veces decenas o cientos de miles, de pesos por ver a personajes como Bad Bunny. Sobre ello, Juárez analiza: “El

espectáculo siempre ha sido un gran escape para situaciones difíciles o de miseria, porque no estás comprando un kilo de aguacates, estás comprando tu identidad, tu gusto, tu esparcimiento, porque tal vez, ante la crisis, es lo único que me queda; pero también es la industria que capitaliza la crisis con el crédito, con los altos costos. Citando a Byung-Chul Han y su psicopolítica, somos capaces de empeñar el futuro a fin de disfrutar el presente”.

Por su parte, y sobre el mismo fenómeno, Eduardo Mateo, comunicólogo y maestrante en pedagogía por la UNAM, asegura: “Las redes digitales han construido necesidades más allá de las básicas, porque si yo veo que alguien más ya tiene un boleto para ver al ídolo del momento y yo no, entonces estoy perdiéndome de esa convivencia, de ese entorno digital, y yo entonces lo que quiero es informar a mi entorno digital que voy a estar ahí, en ‘el gran evento del año’, porque también, hay que puntualizar que así lo vendieron, como ‘el gran evento del año’, y entonces,  si no lo público, que estuve ahí presente, es como si yo no existiera”.

En tanto, y sobre el contenido lírico de Bad Bunny, que de pronto es criticado, el también profesor de la FES Aragón afirma: “Si bien algunas de sus canciones sexualizan el cuerpo de la mujer y reafirman las actitudes machistas, también podemos verlo desde la normalización de la libre sexualidad de la mujer, y cómo puede verse el cuerpo de la mujer de forma sexual sin la intención de vulnerarlo o violentarlo; quizás causan polémica las imágenes en los videos de mujeres que pudieran verse cosificadas, pero si lo vemos desde otro punto de vista, es tan normal ver el torso desnudo de un hombre y sexualizar a la mujer es inmediato; creo que Bad Bunny intenta normalizar la libre sexualidad de la mujer; incluso se ha satanizado al género por la sexualización, pero eso no implica que otros géneros no lo hagan de formas más sutiles”.

Eduardo Mateo considera a Bad Bunny no sólo como un referente del reguetón, sino de un estilo de vida, “va más allá de la vestimenta, también implica cualidades en contra de actitudes hegemónicas, el propio capitalismo; siendo Puerto Rico un estado asociado a los Estados Unidos, muestra oposiciones al imperialismo, o también su postura feminista que va en contra de la hegemonía de la masculinidad; por ello, encuentra en sus seguidores cierta empatía. ‘Yo hago con mi cuerpo lo que quiera, el hecho de vestirme de mujer no es motivo para que me agredan’”.

Asimismo, asegura que “el reguetón puso en el escenario la música en español, que esto también es contra hegemónico. Por primera vez en la historia, el referente musical canta en español, y eso le permite a la audiencia la apropiación cultural de la lengua”.

Sobre estas reflexiones y el impacto que puedan tener en la audiencia los mensajes de Bad Bunny, Jonathan Juárez explica que “es muy dual, algo que nos deja ver la Escuela de Frankfurt es que nunca hay un mensaje inmediato, la industria cultural te dice ‘sé bueno, empodérate’ y al mismo tiempo estar en una lógica de la competencia.

A nivel de capacitación psicológica la audiencia sí recibe el mensaje, esto es lo que enarbolan los defensores de Bad Bunny, cuando habla del feminismo, cuando apoya las protestas en Puerto Rico, y,al mismo tiempo, compite en una estructura donde existen prácticas misóginas, en una dinámica de mostrar la riqueza o de cantar en eventos políticos. Entonces lo interesante es que te dice ‘empodérate’, pero con un discurso que te desempodera, te dice atiendo a la mujer, y aun así, algunas de sus letras, aunque no es la generalidad, siguen teniendo mensajes que podrían ser difíciles de aceptar por un feminismo radical”.

 

EJEMPLO DE LA PASIÓN POR BAD BUNNY

Como se mencionó antes, Bad Bunny representa para muchos un estilo de vida, ejemplo de ello es el caso de Ángel Hernández Bernal de 21 años, quien vive en Monterrey y asistió a uno de los recientes conciertos que dio el artista en ese estado.

Pero la suerte de Ángel, muchos la desean, pues cumplió un sueño que urdió desde hace más de un año cuando comenzó a ver videos de Bad Bunny firmando ocasionalmente tenis en sus conciertos; desde entonces se puso como meta lograr que le firmara alguno de los 6 pares de su colección de tenis que ha lanzado Adidas en colaboración con el Conejo Malo, quien adoptó ese nombre luego de que sus amigos de la infancia así lo llamaron por una foto disfrazado de conejo con cara de enojado.

Así que Ángel compró su boleto en la sección Pit (hasta enfrente), con valor de casi 10 mil pesos el día del concierto llegó a formarse fuera del Estadio BBVA desde las 8 am. al ingresar al recinto ya sabía que debía ponerse al final de la pasarela, pues ahí es donde el cantante suele acercarse a firmar los tenis. Después de una larga espera, varios intentos y quitarse el tenis cada vez que Benito se acercaba a su lugar, el momento llegó cuando Bad Bunny bajaba de volar en su palmera por el estadio, se acercó a cumplir el sueño, los Adidas Forum Blue Tint que Ángel compró con un conocido por 10 mil pesos (más del doble del precio de tienda de cuatro mil 200 en el lanzamiento) fueron firmados por su ídolo, haciendo que Ángel se soltara en un llanto y sonrisa interminable, como se puede ver en varios videos del momento que circulan en redes sociales.

Estas cosas te pasan una vez en la vida y no te vuelven a pasar”, menciona Ángel en entrevista para Excélsior y comparte que sabe que es uno de los pocos afortunados en el mundo y que jamás pensaría en venderlos, a menos de que pasara por una situación realmente crítica.

Ángel, como miles de fans, empatiza con las canciones y el estilo de vida del puertorriqueño, a quien sigue desde 2016 y a quien ha ido a ver en tres ocasiones en Monterrey, en 2018 en la Arena Monterrey, en 2019 en el Machaca Fest y ahora en 2022 en el Estadio BBVA.

Pero a pesar de su gran conexión con su público, Bad Bunny antes que nada, es un ser humano que también se cansa, por eso con el fin de su gira World’s Hottest Tour, comenzó una pausa a su carrera, así lo anunció el cantante en entrevista para Billboard. “El 2023 es para mí, para mi salud física, emocional, para respirar, para disfrutar de mis logros”, expresó el puertorriqueño.

Más allá de la música

A pesar de que el cantante de 28 años, ha colaborado con artistas de talla internacional como Daddy Yankee, J Balvin, Maluma, Becky G, Rosalía, Julieta Venegas, entre otros, y que también ha ganado dos premios Grammy y varios Latin Grammy, no se conforma con ser el número uno en la música. A Benito le encanta ampliar sus horizontes, pues también ha actuado para la pantalla chica en la tercera temporada de Narcos México, y en la pantalla grande en 2022 con la cinta Tren Bala, estrenada en julio en donde comparte créditos con Brad Pitt y Sandra Bullock. Esta producción logró recaudar 239 millones de dólares en taquilla.

Pero, en 2024 Bad Bunny pasará de los papeles secundarios a protagonizar una película de la saga de Marvel: El muerto. Se trata  una historia acerca a un luchador de wrestling que ha recibido los superpoderes que son pasados de generación en generación dentro de su familia. La cinta será dirigida por Jonás Cuarón, hijo del ganador del Oscar, Alfonso Cuarón.

Sin embargo, este no es el primer acercamiento que tiene el Conejo Malo con las luchas, pues en 2021 debutó en la lucha libre profesional en el Wrestlemania 37 de la WWE, tras sacar la canción Booker T. El cantante se preparó entrenando cuatro meses antes de su debut, sin embargo, él mismo compartió en sus redes sociales al día siguiente los estragos de la pelea, pues terminó con varias contusiones en el cuerpo.

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