Juan Ignacio Aranda, en recuerdo de su padre
El actor, quien protagoniza la obra Novecento en el Foro Shakespeare, prepara dos homenajes a Ignacio López Tarso por la conmemoración de su centenario de nacimiento

La voz del actor Juan Ignacio Aranda, hijo del dos veces ganador del Premio Ariel, Ignacio López Tarso (1925-2023), es inconfundible: parece la de su padre. Tras un cordial saludo para esta entrevista con Excélsior, comentó, al respecto, con orgullo.
¡Algo bueno tenía que heredar! ¿No? Por lo menos que sea la voz y el estilo, sino el talento, porque ése sí ¡qué bárbaro el talento que tenía López Tarso para todo lo que hacía! ¡Era un talento extraordinario!
A veces cuando me presentan como primer actor, les digo ‘espérenme, a ver, un momento de calma, por favor, reflexionemos: ¿qué es un primer actor?’. Un primer actor es de estelares y protagónicos, como hizo López Tarso, quien interpretó desde El rey Lear,
Macbeth, Edipo rey y Cyrano de Bergerac. Lo hizo todo. Un actor privilegiado en su tiempo, por haber hecho el mejor teatro clásico universal en este país. Fue un actor extraordinario, fuera de serie, mi padre”, rememoró Aranda.
TE PUEDE INTERESAR: Netflix pierde intento de desestimar demanda por ‘Bebé reno’
El recuerdo de su padre es inmediato y no hace falta preguntar para que sea nombrado. Es así como reveló, más tarde, que el 15 de enero de 2025, fecha en la que se conmemora el centenario del natalicio de Ignacio López Tarso, habrá dos festejos: Uno en Moroleón, en Guanajuato, y otro en Ixtlahuaca, Estado de México.
El próximo año le quiero organizar un homenaje a mi padre, el 15 de enero, que es cuando él cumpliría 100 años. Haremos dos eventos: uno en Moroleón y otro en Ixtlahuaca, en donde se va a inaugurar un teatro con el nombre de mi padre y un museo. Ahí donamos más de 300 artículos, entre fotos, libros, discos, vestuario, cosas personales y cosas de mi padre para este museo, en el lobby del teatro; una exposición permanente que, esperemos, se inaugure el 15 de enero.
En Moroleón, en la Casa de la Cultura Ignacio López Tarso, ahí se va a abrir una sala permanente de exposición con otros 300 artículos que se donaron. Lo que tiene Moroleón es que mi papá no nació ahí, ni vivió ahí, pero es donde está la casta López. Hay tres López, los López Bermúdez, los López Herrera y los López López, que coincidieron en ese pueblo y mi papá es de los López Bermúdez y López López. De ahí es toda la familia de mi papá, aunque él no nació ahí. Sin embargo, la Casa de la Cultura mi papá la inauguró en vida y se llama como él”, precisó Aranda.
Los artículos a exponer van desde libros, objetos personales de su comedor, casa y estudio, vestuarios, fotografías y discos.
Los hermanos nos quedamos con muchas cosas, desde luego, y en la familia acordamos eso, que cada quien se llevara, con todo el respeto, el amor y el cariño que él siempre nos tuvo. Así que, si yo quería el cuadro aquel de mi papá, me lo llevaba. Así estuvimos los hermanos, haciendo nuestros paquetitos, nuestras montañitas de cosas y lo demás decidimos donarlo para que hicieran cuatro museos.
Uno ya está funcionando, que es en el Museo Casa de María Félix, en una casa grandota, donde hay un salón grande que se dedica a Ignacio López Tarso y ahí donamos, sobre todo, fotos inéditas de cuando mi papá hizo películas con María Félix.
El teatro del Seguro Social en Guadalajara, ése es otro (pues lleva el nombre de su padre), y el Teatro de San Jerónimo en México, es otro donde se supone que tienen salas temporales de exhibición”, reveló acerca de la conmemoración que se avecina.
Con temporada hasta el 18 de diciembre en el Foro Shakespeare, Juan Ignacio Aranda protagoniza Novecento, el monólogo escrito por el italiano Alessandro
Baricco, que aborda la historia de un singular pianista que nace y muere en el transatlántico Virginian, siempre viajando al compás de las olas del mar.
La propuesta es la de teatro de sombras, apariciones fantasmales y un relato que pudo o no ser cierto, según detalló el actor.
El mismo Baricco le recuerda al público constantemente en el texto ‘aquí nadie está obligado a creerme, nadie, es más, si a mí me lo contaran, tampoco lo creería, pero la verdad de los hechos es que así sucedieron, yo los viví y se los estoy narrando’. Así que éste, mi personaje, un trompetista, batalla un poco entre la realidad, la ficción fantasmal y el recuerdo. Todo esto es la narración de algo que pasó”, dijo.
Su relato inicia cuando este trompetista, del que no se especifica su nombre, tiene 17 años de edad. Sin embargo, entra y sale de tal temporalidad para ir de ese momento al presente. La obra mantiene al público atento en su duración.
Aquí podrás acceder a noticias en tiempo real
Conoce lo más viral en Facebook Trending
Lee a los columnistas de Excélsior Opinión
clm
EL EDITOR RECOMIENDA



