El fantasma de la ópera, encontrar la belleza bajo la máscara

El musical, con una producción renovada, llegó al Teatro de los Insurgentes no sólo para evocar el misterio, sino para hablar de salud mental, de un hombre incomprendido y de un amor escondido en la oscuridad

thumb
escena de la obra El fantasma de la ópera

El Teatro de los Insurgentes destella un brillo nuevo en su marquesina. A él ha llegado un título sumamente esperado por el público: El fantasma de la ópera, musical de Andrew Lloyd Webber, que se estrenó por primera vez en México el 16 de diciembre de 1999 en el entonces Teatro Alameda 1, hoy Centro Cultural Teatro 1.

A 26 años de aquel debut, El fantasma de la ópera está de regreso en la Ciudad de México y la expectativa es alta, tanto para quienes la vieron entonces como para los que tendrán su primer encuentro con este montaje.

Excélsior estuvo presente en una de las funciones previas al estreno de ayer 6 de noviembre.

De inicio, hay que hablar del recinto. Dentro de las paredes del Teatro de los Insurgentes, todo luce nuevo. Piso y escaleras recién puestas, los baños remodelados, con una sensación de ser aún más grandes, y dentro, la butaquería luce un rojo limpio de arriba a abajo.

Donde en Cabaret había mesitas al frente, hoy hay butacas, y el oscuro de la iluminación, habitual en el Insurgentes en este año, recibe a los espectadores. Es así que, desde la llegada, hay ya un ambiente de misterio.

Al centro, justo sobre el escenario, un gran espejo refleja borrosamente a los asistentes que saludan a algún conocido y se acomodan esperando la tercera llamada.

La función es un exhorto a ver teatro dentro del teatro, pues ésta, más que una historia de fantasmas, es una que abre las entrañas de lo que hay tras los telones y aún más allá: de las emociones que dejaron sus habitantes, de los ensayos antes de un estreno, de los egos de los actores y cantantes, y de una leyenda de suspenso, sí, pero, sobre todo, de amor.

Es hora de apagar los celulares. El gran espejo, que en realidad es como un telón, se abre y se revela de inmediato la música, que es la primera protagonista y el mejor souvenir que se llevarán, tarareando, los espectadores.

¿De qué trata hoy esta historia, basada en la novela homónima de Gaston Leroux, con música de Andrew Lloyd Webber? ¿Por qué es tan vigente? Porque habla de un hombre incomprendido, de un hombre rechazado por la sociedad por su aspecto físico; uno que no se acepta a sí mismo, que se esconde y lo hace tan bien que es casi un fantasma.

Pero, como todo ser humano, es sensible y se enamora. Y entonces, vive el rechazo ante el amor y llegan los celos que lo aturden y el desprecio y las ganas de robarse ese sentimiento de otra persona, como si tal cosa fuera posible. Hasta que se da cuenta que puede dar ese amor permitiendo a su amada, elegir, aunque de él no se trate.

Para el productor Morris Gilbert, de Mejor Teatro, El fantasma de la ópera justo resuena hoy por abordar esta incomprensión, este miedo a la diferencia, poner el foco en la salud mental de los personajes, en sus emociones exaltadas, en el arte de hacer teatro per se y en generar, como siempre lo ha hecho con sus producciones, una experiencia mágica para el público, que, en esta ocasión, lo es doblemente al contar con efectos especiales.

Mira, te voy a contar una cosa. Yo vi esta producción de El fantasma de la ópera en Madrid exactamente el domingo pasado, hace un año. Mis socios españoles me dijeron: ‘Entonces, ¿la hacemos?’. Les dije: ‘Ni loco, no me meto en ese lío otra vez, por nada en el mundo’. Y un año después, es este estreno. Entonces, el teatro a mí no me pregunta, a mí me lleva. Tiene una enorme producción y encontrar esas voces con esos actores fue una tarea realmente titánica.

Luego, ¿cuántas cosas resuenan hoy aunque la obra es tan longeva? Estamos hablando de ser inclusivos, de entender a la gente, pues El fantasma exactamente es un tipo no comprendido que ha tenido que vivir escondido toda su vida, porque la sociedad lo rechaza. Todas las sociedades han sido, a lo largo de la historia, discriminatorias. Todas. Las religiones, las culturas, y es tiempo que cambiemos eso.

Es interesantísimo ver que hay un público nuevo, aunque haya obras que son muy longevas. Nosotros hicimos El fantasma de la ópera hace más de 25 años. Obviamente, la gente que tenga de 25 para abajo no la puede haber visto y ahora van a descubrir un título clásico. Todos los títulos clásicos están vigentes siempre precisamente por eso, porque son clásicos. y porque van a contarte una historia que te va a conmover como ser humano”, expresó Gilbert a Excélsior.

Dirigida por Federico Bellone, ésta es una renovada producción de El fantasma de la ópera y no, no ocurre lo mismo que hace 26 años en el escenario con el famoso candelabro, para quienes la vieron, aunque éste sigue siendo majestuoso en escena. Sin embargo, hay otros efectos especiales que ofrecen un momento de magia, desapariciones y apariciones de personajes, fuego e ilusiones que despiertan la sorpresa.

Y, ¿qué decir de las voces, del elenco elegido? ¿De Edward Salles como El fantasma de la ópera, de Lina de la Peña como Christine Daaé, de Luis Anduaga como Raoul de Chagny, de Cristina Nakad como Carlotta, y Jonathan Rubén como Piangi? Que fueron elegidos con minuciosidad, que dejarán boquiabierto al público con tremendas voces y que logran un trabajo entregado, tras, cuya respuesta, fue la ovación.

Y sí, también hay que decir que El fantasma de la ópera es un obligado del teatro musical, aunque también podría ser un título de nicho para los amantes de la ópera.

Aquí podrás acceder a noticias en tiempo real

Conoce lo más viral en Facebook Trending 

Lee a los columnistas de Excélsior Opinión

clm