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Bedroom folk, tristear es la neta

Ed Maverick, Axel Catalán, Arroba Nat y Mi Sobrino Memo atraen a las nuevas generaciones con canciones que apelan a la nostalgia, a la tristeza y al rechazo a las manifestaciones del amor moderno

Jorge Santamaría | 28-12-2019
Bedroom folk, tristear es la neta
Los sentimientos a flor de piel y más viscerales, y el descontento con el mundo de los centennial se pueden ver reflejados en las letras de nuevos autores juveniles como Ed Maverick, Axel Catalán, Arroba Nat y Mi Sobrino Memo

CIUDAD DE MÉXICO.

Una rolita cortavenas es de los placeres más sinceros que uno se puede permitir. Ed Maverick lo describe muy bien con el título de su álbum, con el que sugiere unas cuantas cancioncitas para encerrarse en el cuarto y tirar drama.

Es normal sentir que el mundo se te viene encima en determinado momento de la vida, y para esos momentos, también hay personas que aligeran la carga por generaciones. Por ejemplo, últimamente los centennials, y cualquier persona a decir verdad, han encontrado esa compañía con la nueva ola del folk mexicano como el mismo Ed Maverick, Axel Catalán, Mi Sobrino Memo, Arroba Nat y Dromedarios Mágicos, que en realidad, éste último fue el que plantó una semilla que ahora rinde frutos.

LAS COSAS, AL CHILE

Estos son sólo algunos nombres de más autores juveniles que han dado un nuevo aire a la corriente folk del país, a través de canciones que reflejan el descontento, los sentimientos y vivencias que coinciden con lo que viven los chicos y chicas de hoy, pero lo hacen de la manera más cruda posible: con una guitarra y una letra que en absoluto busca las estéticas metáforas o maquillar lo ingrata de una persona o de emborracharse para arreglar todo lo malo.

“Se dice todo al chile, como es, porque así es como yo me sentí en un momento de mi vida y porque los morros viven lo mismo que yo. No hay porqué disfrazar tanto las cosas, si te pones una peda por una morra lo haces, lo dices; soy muy al chile, sincero, quiero pensar que el proyecto por eso está donde está”, opinó Ed Maverick a Excélsior durante uno de sus Lunarios, en 2019.

Mucha razón tiene, en sus dos shows y uno en el Teatro Metropólitan la gente estaba conectada, despechada, al grado de que varios adolescentes lloraban cantando.

Un alivio que el de Delicias, Chihuahua, les regaló. Sus números en Spotify son apabullantes: 2.6 millones de oyentes mensuales y 74 millones de reproducciones de su sencillo Fuentes de Ortiz; aunado a que le tomó apenas cuatro horas vender dos mil boletos y más de tres mil 500 para el Metropólitan, y, obviamente, a que es una joya que Universal Music le entregó su total confianza y pulió en equipo, de acuerdo con Alfredo Delgadillo, director de Universal Music México.

MUNDO ENFERMO Y TRISTE

Tristear con una canción no es cosa nueva, depende de cada generación, del contexto en el que viven y de cada autor e intérprete. Es difícil, más no imposible, que un adolescente de hoy encuentre empatía inmediata con Elvis Presley, Frank Sinatra, Bob Dylan, The Beatles, Joy Division o Leonard Cohen porque no todos se ven reflejados en ellos por factores como el idioma, el contexto en casa y social.

En búsqueda de identidad, de inmediatez sensorial, se han visto atraídos por chicos que viven las mismas situaciones que ellos: el bullying, el hostigamiento, el desamor, el corte a través de WhatsApp, la friendzone, la introversión y hasta las aficiones más básicas como el animé y los videojuegos.

“En esta generación nadie decía las cosas al chile. Es distinto a ver la depresión (en jóvenes) como una enfermedad, a un estado de ánimo. Apenas nos estamos atreviendo a decir las cosas como son, en un mundo donde saber que sales a la calle y te pueden robar te subes a un taxi e igual.

“Muchos dicen que estamos enfermos, pero es diferente; (por ejemplo), la juventud no vivimos lo mismo que cuando estaba el emo”, opina Eduardo Martínez, el hombre detrás del personaje de la bolsa de pan, Mi Sobrino Memo, cuya rola más escuchada, Piel Canela, lleva más de 8.7 millones de plays.

NO HAY FUTURO

Axel Catalán, moreliano que radica en CDMX y cuya rola Bonita pasa los dos millones de reproducciones, lo suscribe.

“Es aceptar que pasa y pasa el tiempo y no hay futuro, aceptar el fracaso y usarlo a su favor, y las nuevas generaciones como Ed Maverick lo están sacando chido porque lo sienten en el alma, es una sensación de derrota que te hace sentir bien. Una adicción a la melancolía. Nos late decir que sufrimos, porque es una forma realista de hablar.

“Si uno pone la radio comercial, un porcentaje mayor de las rolas que escuchas son de puro amor, y está chido, pero nos inclinamos al lado real y oscuro del amor; del vivir entre paredes que te afectan sicológicamente al grado de causarte ansiedad”, compartió Catalán.

El moreliano destacó que una parte de la sinceridad puede venir del no provenir de cuna de oro, de experimentar el ganarse la vida día con día, o ver a sus padres trabajando por darte techo, ropa y comida.

Él, por ejemplo, trabajó como repartidor de pizzas; Ed Maverick era un simple estudiante y parte de una banda local sierreña de su pueblo; Eduardo Martínez es un chico que subía videos a YouTube, que no le gusta salir; y Arroba Nat, una mujer zacatecana que jalaba en bares locales y que gracias a una amiga de la escuela que le dijo que sus rolas estaban buenas, se rifó.

Por cierto, Arroba Nat es una de las pocas mujeres, de nueva escuela, que está sonando desde el terreno independiente con sus casi dos millones de reproducciones de Dormir sin coger, inspirada por Natalia Lafourcade y otras chicas que se formaron en la escena independiente.

“Siempre buscamos enamorarnos y que nos rompan el corazón para poder escribir más. Al final siempre vale madres todo, está bien raro. Como que nos desanimamos ante el amor moderno. Yo veía que mis padres se mandaban cartas, hacían cosas el uno por el otro y ahorita ya cualquier muestra de amor te tacha de intensa”, compartió su punto de vista la cantante.

Nat decidió vivir en la capital para poder probar suerte y, junto con el resto de los chicos, la está armando. Se ha creado una hermandad que hace creer en un tipo de nueva ola del folk mexicano en vísperas de 2020.

VIENE LO MEJOR

“Y, no te quiero mentir, al principio si sentí algo gacho de que fue un pedo que comencé en mi recámara, siendo un adolescente, y ahora que Ed llega, explota; sin embargo, ya me da gusto por él y por todos nosotros que somos compas más allá de sólo colegas de trabajo”, se sinceró Diego Puerta, mejor conocido por el proyecto Dromedarios Mágicos, el pilar de toda esta avalancha de sensaciones y sentimientos crudos.

Es un camino que apenas comienza, con frutos que pueden verse reflejados muy pronto, a nivel independiente o comercial, como lo hizo la escena emo de principios de nuevo milenio, y cuya extensión se ha hecho casi de culto para los fans que crecieron con ésta.

Basta ver la gira KAsas que Josué Guijosa, de Kill Aniston, lleva años realizando en la intimidad de hogares, acompañado de un set acústico de sus rolas, de Javier Blake, de División Minúscula, Sofi Mayen, Kar, de Insite; Fernando Qruz, entre otros. Un formato que tiene tintes de culto por la intimidad y los artistas que lo protagonizan y mainstream por haber llegado ya a tener su escenario en un festival masivo como Catrina, este año.

Ahora, les toca el turno a la nueva generación con su manera de sincerarse y decir las cosas al chile, y para prueba, más allá del vínculo entre Universal y Ed Maverick, está su misma presencia en el próximo festival Vive Latino, que también lleva de la mano el debut de Axel Catalán, las chicas de Bratty, en una onda más pop; y el mismo oriundo de Delicias, que este año realizó su primer tour por Estados Unidos.

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