Universidad del Claustro de Sor Juana, una apuesta por las humanidades
Carmen López-Portillo afirma que la casa de estudios se fundamenta en la cultura, una plataforma de acción para cambiar una realidad

CIUDAD DE MÉXICO.
“El ser humano como el centro del pensamiento, pero también como el centro de la dignidad y el respeto. Éste es el núcleo de nuestros estudios”, afirma Carmen Beatriz López-Portillo Romano (1955), rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Nuestra apuesta es por las humanidades, que son el estudio del hombre desde distintos ángulos. El estudio del hombre y de la vinculación que tenemos a partir de la filosofía, el arte, la gastronomía, la sicología o la comunicación”, agrega.
Después de 30 años de trabajar en la “casa de Sor Juana”, a la que ingresó en febrero de 1991, la gestora cultural detalla en entrevista con Excélsior que el eje fundamental de la enseñanza es la cultura.
La cultura entendida en dos dimensiones: como el marco de referencia que le da sentido a la convivencia y como una plataforma de acción para cambiar una realidad que ya no es idónea para una sociedad”, indica.
El marco cultural se cumple en expresiones desde cómo entendemos la justicia, cómo es el derecho, cuáles son los parámetros de la repartición de la riqueza o cómo se entiende la ciudadanía; no se trata sólo de expresiones artísticas, aunque también están incluidas”, dice.
La maestra en Historia Latinoamericana por la Universidad de la Sorbona destaca que, pensando esto, “en el Claustro tenemos tres columnas fundamentales y un basamento: la docencia, la investigación y la promoción y difusión de la cultura. Y el basamento sobre el que construimos es la responsabilidad social. Una universidad debe ser el espacio último en el que una sociedad se piensa”.
Aclara que la responsabilidad es “no sólo para formar buenos profesionistas, sino para contribuir a cambiar una realidad que nos duele. Ir formando hombres y mujeres que, conscientes de su privilegio, sean capaces de incidir en esa realidad”.
Señala que en la Universidad del Claustro, que actualmente posee una matrícula de mil 200 estudiantes en diez licenciaturas y tres maestrías, se fomentan dos actitudes: que sean capaces de seguir asombrándose y de indignarse.
A mí, la realidad que estamos viviendo me indigna, me duele que nos estamos convirtiendo en una sociedad indiferente. No podemos normalizar la violencia, debemos seguir levantando la voz. Ésa es la importancia de la cultura, en términos del Claustro”, añade.
La hija del expresidente José López Portillo pone énfasis en que, además de la docencia, esta casa de estudios promueve, investiga y sigue el pensamiento y la obra de la escritora novohispana Sor Juana Inés de la Cruz (ca.1648-1695), que pasó los últimos años de su vida en el Convento de San Jerónimo, sede de esta universidad.
Sor Juana es un personaje súper actual. No sólo es la monjita del siglo XVII que escribía poemas. Lo que ella hace es pensar la realidad desde todas estas dimensiones. Tiene textos maravillosos sobre todos los temas, desde la filosofía y la teología hasta la música y la cocina. El eje que va guiando su vida y pensamiento es la defensa de la libertad”, considera.
Sobre la llamada Décima Musa, continúa, la UCSJ ofrece diversos cursos, como “Seducciones de Sor Juana”, realiza investigaciones en conjunto con UC Mexicanistas, de la Universidad de California, y están confeccionando un nuevo diplomado en estudios sorjuaninos.
López-Portillo Romano comenta que se siente satisfecha con lo realizado y que, entre los nuevos retos, está lograr que el cien por ciento de sus programas académicos estén acreditados por las mejores instancias del país.
Este año iniciamos trámites ante la ANUIES para la acreditación, queremos fortalecer las prácticas profesionales y las investigaciones e incrementar las publicaciones. Planeamos construir un domo que cubrirá el Gran Claustro, remodelar la biblioteca y mejorar los centros de cómputo”, adelanta.
Y confiesa que se acerca el momento de pasar la batuta. “Tengo casi 67 años. Me siento bien, pero uno debe saber cuándo las nuevas generaciones merecen entrar al reemplazo, con nuevas miradas, contextos y propuestas.
Creo que es momento de que me empiece a retirar. Cuando ingresemos a la ANUIES, en año y medio, dejo la rectoría. Antes de que cumpla los 70. Tal vez me quede apoyando, pero sin llevar la carga académico administrativa”, concluye.
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