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Expresiones

'Trasladarse al lugar de los hechos', esencia de Kapuscinski

Con motivo de la publicación de su libro Cenizas y fuego: crónicas de Ryszard Kapuscinski (Amargord Ediciones), la traductora Amelia Serraller Calvo defiende con pasión el rigor periodístico

EFE | 08-01-2019
Acaba de aparecer en español el libro Cenizas y fuego: crónicas de Ryszard Kapuscinski, de la traductora Amelia Serraller Calvo. Foto: AFP
Acaba de aparecer en español el libro Cenizas y fuego: crónicas de Ryszard Kapuscinski, de la traductora Amelia Serraller Calvo. Foto: AFP

MADRID.

Trasladarse al lugar de los hechos, lo primero”, destaca Amelia Serraller Calvo al describir la esencia de la labor reporteril que practicó el periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, cuya obra analiza para adentrarse en su calidad literaria.

Con motivo de la publicación de su libro Cenizas y fuego: crónicas de Ryszard Kapuscinski (Amargord Ediciones), la traductora de ruso y polaco defiende con pasión el rigor periodístico y la trascendencia de la obra del que fuera candidato polaco al Nobel de Literatura.

Y es en la profundidad de su mirada donde la experta incide para explicar la importancia de los libros del reportero, que, subraya, fueron escritos en polaco para lectores polacos que entendían sobradamente que había “hipérboles y alegorías”.

En la era de las noticias falsas, la desinformación, la distancia del lugar de los hechos por comodidad, falta de recursos o confianza en internet, la autora reivindica el compromiso con el periodismo de Kapuscinski, primero admirado sin límite y denostado luego, por algunos de sus devotos, por esas licencias literarias.

Es un periodismo que exige trasladarse al lugar de los hechos primero”, dice, “aunque hoy prácticamente no hay dinero para ese desplazamiento y, si lo hay, es muy breve, o son freelance por su cuenta y riesgo” los que asumen ese empeño, ironiza, al tiempo que destaca que para Kapuscinski es imprescindible también “leer informes del conflicto a cubrir, hablar el idioma”.

Residir un tiempo” como hacía el desaparecido reportero “es algo del pasado” y duda que hoy lo puedan hacer los colegas de su país de origen. No olvida la importancia que tenía “interactuar con la gente”, pues decía que “desde una redacción a no sé cuántos kilómetros, qué se va a poder escribir desde la comodidad del sillón, de una gente que no se conoce y con la que no ha habido ningún intercambio humano”.

Pero junto a esas nociones de periodismo clásico, Serraller destaca que además de la ética subsiste la repercusión del trabajo periodístico, pues “a partir de la imagen que transmite la prensa de los conflictos se empieza a construir la memoria de los mismos”. Como ejemplo, recuerda el 18 de noviembre de 1978, cuando se suicidaron en Guyana 914 integrantes de una secta estadunidense, la Iglesia del Templo del Pueblo, liderada por Jim Jones.

Frente al “periodismo del dato frío, lo interesante es el drama: ¿qué llevó a esas personas a hacer algo así?”, resume. A su juicio, Kapuscinksi evoluciona y, según, la tradición de la escuela polaca llega de la literatura documental al reportaje moderno, donde se inscribe una tradición marcada por la férrea censura de la época.

 

cva

 

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