Pacho Flores, recupera la estirpe de un continente

El trompetista venezolano habla de su más reciente grabación que le brindó tres nominaciones y un Latin Grammy este año

thumb
Pacho Flores

Una mirada al virtuosismo latinoamericano que evoca las notas del danzón, la milonga y el joropo es lo que refleja Estirpe, una de las grabaciones más recientes de Pacho Flores (Venezuela, 1981) que le brindó tres nominaciones y un Latin Grammy este año por Concerto Venezolano, de Paquito D’Rivera.

“Estoy muy contento, porque el álbum recibió tres nominaciones y un Latin Grammy, así que me alegra que haya entrado ese trabajo de composición, aunque sólo se pudiera postular uno por el formato, pero para mí los cuatro conciertos que están en el disco son ganadores y es bonito, ya que todos los países involucrados de América Latina son representados con la pieza de Paquito D’Rivera”, expresó el artista venezolano en entrevista con Excélsior.

¿Considera que es un álbum que recorre distintas tradiciones? “Tenemos una parte que parece una milonga muy sentimental, después un danzón que evoca a México y a Cuba; un joropo venezolano y un merengue venezolano.

“En definitiva, en Estirpe queremos representar el comienzo de un nuevo repertorio para la trompeta en América Latina que ya se convirtió en un repertorio universal. Y es que los trompetistas de todo el planeta quieren tocar este repertorio, les parece atractivo y muy fresco, lo cual yo creo que ahí ganamos un poquito de esa estirpe y de esa tradición que tenemos en Latinoamérica”, abundó vía telefónica desde Sevilla, España.

¿Cuál es la historia de la obra que escribió para este disco y guarda alguna referencia con el mariachi? “Mi pieza Morocota es un modesto vals venezolano que le dediqué a mi madre y, de las cosas que me habían comentado, nunca me habían dicho que evocara al mariachi y eso me parece súper bonito, porque sí podría ser así al inicio de la obra. Sin embargo, intenta representar un vals venezolano de la región de Los Andes, en donde yo crecí”.

¿A qué edad la escribió? “La escribí cuando tenía 14 años y se la quise dedicar a mi mamá en su cumpleaños. Después la pude tocar con un ensamble tradicional de música venezolana, que es el cuatro venezolano, con guitarra, mandolina y, para este caso, incorporé trompeta y contrabajo. La toqué un par de veces, pero la archivé y no la volvería a tocar durante mucho tiempo, porque cuando decidí hacer de mi vida una carrera de concertista, mi oficio como arreglista y compositor… lo aparqué.

“Pero entonces, un día te levantas y recuerdas que tienes una pieza en el archivo y me pareció que era apropiado hacer una adaptación para trompeta que se convirtió en estreno mundial, porque de aquella Morocota no hay un registro sonoro. Hay una grabación con guitarra en mi disco Entropía, que es una versión bastante íntima y linda”, aseguró.

¿Cómo describiría la pieza de Paquito D’Rivera que fue reconocida? “Paquito dijo que fue la primera pieza en toda su carrera como compositor que antes de crearla ya tenía un nombre. Él no había puesto ninguna nota y en la partitura ya había colocado Concerto Venezolano, una pieza que tiene varios ambientes.

“Al inicio de la pieza, Paquito quiere representar una realidad social en Venezuela, a partir de sonidos bastante oscuros, pero luego de esa batalla musical de sonidos más agresivos viene la paz, con un merengue venezolano cuasi infantil, como dice él, porque goza de cierta inocencia. Entonces sigue lo que él llama un danzón cubano, pero tengo que confesarte que al tocarlo con la Orquesta Sinfónica de Minería lo interpretamos más como un danzón mexicano y a él le gustó”, abundó.

¿Existen diferencias entre uno y otro? “Hay unos pequeños matices entre el danzón cubano y el mexicano y aquí sí me dejé llevar, querer y consentir por los percusionistas mexicanos de la OSM, que son maestros haciendo este tipo de ritmos. Creo que salió mucha magia”.

Pacho Flores asegura que este disco –que también incluye obras de Arturo Márquez, Daniel Freiberg, Efraín Oscher y del propio Pacho Flores– es el reflejo de una cruzada en pro de su instrumento a partir de cuatro componentes que interactúan: el compositor, la musa, el luthier (laudero) y el director de orquesta. “En este caso, Carlos Miguel Prieto, con la Sinfónica de Minería, es la persona que se apropia de la idea e hizo una comunión para llevar a buen puerto esta gran cruzada”, concluyó.