Humberto Musacchio, historiador del periodismo cultural, cumple 80 años
El cronista, investigador y ensayista ha construido la memoria de este oficio, que ejerce desde 1969, y ha revalorado su papel en la sociedad mexicana.

“El periodismo no ha sido sólo mi vida, sino también mi medio de vida. He podido comer y vivir gracias a él. Estoy muy agradecido de haber descubierto ese camino”, afirma el periodista y ensayista Humberto Musacchio.
No soy de los que desde niño querían ser periodistas. Yo llegué a esto de casualidad. Estudié economía, pero no acabé la carrera. Y empecé a hacer periodismo cultural en el suplemento de El Nacional, con el poeta español Juan Rejano, uno de mis primeros maestros”, comenta el cronista en entrevista con Excélsior.
Quien nació en Ciudad Obregón (Sonora) el 26 de octubre de 1943 rechaza ser el historiador por excelencia del periodismo cultural mexicano, tema al que ha dedicado varios de sus libros. “Soy un simple periodiquero que hace su trabajo”, destaca en la antesala de sus 80 años, que cumple el próximo jueves.
El periodismo nos enseña a investigar, a recabar datos, a ver qué es lo importante. Nos enseña a escribir y a darle orden a lo que escribimos. Los periodistas debemos aprovechar eso para hacer libros. Los míos son todos investigación. No soy un creador literario”, aclara.
TE PUEDE INTERESAR: Salman Rushdie da aliento a los jóvenes escritores; 'cualquiera puede escribir sobre todo'
Práctico, objetivo, alejado del romanticismo que envuelve al “mejor oficio del mundo”, como lo definió el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, el colaborador de El Periódico de la Vida Nacional desde 2006 ejerce el periodismo desde 1969.
Éramos una juventud muy radical. Soy un sobreviviente del movimiento estudiantil de 1968. Estuve en Tlatelolco el 2 de octubre, en medio de la balacera. Estábamos revueltos muertos, heridos, vivos, tontos, todo”, evoca quien pisó varias veces la cárcel, aunque por periodos cortos, donde conoció a periodistas e intelectuales como Víctor Rico Galán y Adolfo Gilly.
Tras la tragedia, decidió apostar por la cultura. “Sin la cultura, la sociedad está condenada a la miseria espiritual, porque si no se tiene aprecio por la cultura, tampoco por la educación. Estamos viendo cómo la educación se ha desplomado, el nivel académico del sistema educativo mexicano es miserable, y eso se lo debemos a ese desprecio por la cultura”, agrega.
Quien colaboró en la página cultural de El Día y en 1971 dirigió la sección cultural de El Universal narra que “ahí me dejaron echar a perder, pues no tenía ni idea del asunto. Trabajé a gusto, pero cometí un error grave. Te lo puedo decir ahora. Publiqué dos artículos en contra de Martín Luis Guzmán. Me suspendieron y no sabía por qué, hasta que me explicaron siete cargos clave que tenía el escritor relacionados con los periódicos”, señala.
El autor de Historia del periodismo cultural en México y México: 200 años de periodismo cultural recuerda con cariño a sus maestros. “Rejano era un poeta español, amigo de Federico García Lorca, exiliado, comunista. Era nuestro ídolo. Fue una maravilla encontrarme con un hombre como él, muy generoso, publicaba nuestras porquerías. Él las corregía para hacerlas presentables. Y nos pagaba bien.
He tenido muchos y muy buenos maestros. Rico Galán era un gran periodista político, un hombre muy culto. Citaba a los clásicos, sobre todo a los españoles. El poeta Renato Leduc también me dejó un gran aprendizaje”, destaca.
Su trabajo ha quedado demostrado en los diarios Unomásuno, La Jornada, El Financiero, donde creó el suplemento cultural Comala, cuna de su columna La República de las Letras, que ahora publica en Excélsior cada lunes, y Reforma; así como en las revistas Kiosco, Mira y Siempre!
El periodismo cultural ha tenido históricamente altas y bajas muy pronunciadas. Ahora no estamos pasando por un buen momento. Han desaparecido muchos suplementos y secciones. Pero ahí siguen varias páginas culturales. Hay que cuidarlas. Hay que hacer buen periodismo cultural. Es crucial para la sociedad”, añade.
Otro de los amores de Musacchio es la Ciudad de México, a la que ha dedicado tres libros de crónicas: Ciudad quebrada (1985), Hojas del tiempo (1993) y Urbe fugitiva (2002). “Llegué a la capital y me tocó vivir casi siempre en el centro, en las vecindades más feas, por supuesto. El centro tiene una riqueza extraordinaria. Estoy enamorado de esas plazas, de esos edificios, de los murales”, confiesa.
Al autor de diversos diccionarios enciclopédicos, que vio “morir” con la aparición del Internet y la Wikipedia, le preocupa la desaparición de los periódicos impresos y el paradigma de la era digital.
Veo un porvenir de hambre. Qué vamos a ser los periodistas. Es terrible el asunto. Vamos hacia el desempleo. No sabemos cómo anda el periodismo digital, hacia dónde va, qué tanto nos ofrece. Todavía es un campo bastante inexplorado. Es un futuro incierto”, añade.
Sin embargo, como luchador férreo, el investigador tiene diversos libros en puerta: uno de crónicas ya terminado sobre “la vida intelectual en los cafés de la Ciudad de México desde el siglo XVIII”, otro sobre “la fuerte presencia de la Bauhaus en México”, uno más sobre “hechos importantes del arte mexicano que son poco apreciados” y una historia del Zócalo.
Por lo pronto, Musacchio recibe con humor sus 80 primaveras. “No es para festejarse, al contrario, quizá vaya a la funeraria Gayosso para apartar mi lugar con un buen descuento”.
OTRAS OBRAS
- Musacchio es autor del Diccionario enciclopédico de México, que apareció en cuatro tomos en 1989.
- El título anterior fue reeditado como Milenios de México, entre 1999 y 2000.
- Es autor de diccionarios enciclopédicos de los estados de México, Nayarit, Guanajuato y el entonces Distrito Federal.
- Publicó Quién es quién en la política mexicana en 2002, Historia gráfica del periodismo mexicano en 2003 y La Universidad de México, 1551-2001 en 2022.
CONSULTA AQUÍ LAS NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA
*mcam
EL EDITOR RECOMIENDA



