Daniel Mordzinski: Destellos de palabras con fotografías

El fotógrafo argentino trabaja en foto-ensayo La casa infinita que nació durante su residencia artística en la Casa Estudio Cien Años de Soledad

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Daniel Mordzinski.

“La fotografía sería el punto de partida para evocar lo ausente”. Ésta es la primera frase que el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski (1960) escribió para su futuro libro La casa infinita, “un foto-ensayo y una autobiografía a la vez”, que nació durante su residencia artística en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, donde el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez (Gabo) confeccionó su novela cumbre.

Ubicada en San Ángel Inn, al sur de la Ciudad de México, “en la residencia donde vivieron Gabo y su esposa Mercedes Barcha siguen pasando tantísimas cosas; habitada por el alma de ambos, la casa se reencarna, cada dos a tres meses, en sus tres residentes temporales del primer piso”, considera el artista de la lente que vivió ahí el último trimestre del año pasado.

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Trabajar en la Casa Estudio Cien, hoy convertida en centro de estudio y memoria, fue para mí un honor, un desafío (el de ser el primer fotógrafo en recibir la beca) y un compromiso; pero, sobre todo, fue un periodo feliz que disfruté muchísimo”, confiesa en entrevista con Excélsior.

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Hernán Bravo Varela.

*Hernán Bravo Varela.

Detalla que La casa infinita “es un relato compuesto de notas personales sobre mi estadía, dialogando con testimonios de los años en que Gabo escribió allí, textos de los creadores que me antecedieron en la residencia y reflexiones sobre los lazos existentes entre literatura y fotografía: un viaje repleto de anécdotas de mis encuentros fotográficos con Gabo y las situaciones únicas que he vivido”.

Evoca que lo primero que hizo al tomar posesión de su habitación fue “armar un altar dedicado al gran escritor colombiano sobre mi mesa de trabajo: una foto de Gabo en un portarretrato, algunas de sus novelas y una pizarra negra”.

Destaca que en la Casa Estudio Cien todo está pensado para que el trabajo fluya con serenidad. “Un estado de concentración ideal para interrogarme sobre cómo el arte puede contribuir a imaginar lo que ya no existe, lo que ya no está. Escribir sobre un hecho que sucedió en el pasado es como querer sujetar el resplandor de las más lejanas estrellas en el cielo; que siguen ahí, a pesar de que han pasado miles de años desde que ellas nos enviaron su última luz.

A la manera del astrónomo, cuya principal fuente de información sobre los astros es la huella que ha dejado su flujo luminoso, procuro seguir una pista de luz poniendo a dialogar destellos de palabras con fotografías; explorando las posibilidades que brinda el arte para recuperar historias, sensaciones y emociones pasadas”, agrega.

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Brenda Ríos.

*Brenda Ríos.

RELEYENDO CIEN AÑOS DE SOLEDAD

Mordzinski confiesa que también releyó la novela Cien años de soledad. “Hacerlo en la casa donde fue escrita fue emocionante y me provocó un entusiasmo que me impulsó a escribir sin parar. De la misma manera, fotografié febrilmente cada rincón, construyendo, como un artesano, un relato visual y sentimental del lugar. Siempre se descubre algo nuevo. La residencia ha sido una experiencia enriquecedora y luminosa”.

Tras la estancia, que compartió con los escritores Hernán Bravo Varela y Álvaro Santana Acuña, el llamado “fotógrafo de los escritores” concluye que, “tras casi cinco décadas retratando las letras, sigo creyendo en el poder transformador de la imagen; y si bien, para mí, la fotografía es la más literaria de las artes visuales, he comenzado a sentir signos de que ella sola no alcanza para expresar mis sentimientos.

La transversalidad entre las diferentes disciplinas artísticas ha sido siempre uno de mis grandes centros de interés; por eso, nada más natural que, 46 años después de retratar a Jorge Luis Borges, necesite explorar y expresar mis sentimientos también por escrito”, añade.

Para el artista visual, “escribir es pensar en solitario. Un ejercicio que practico en secreto desde esos años en que, por pudor, inseguridad y vergüenza, no me atrevía a compartir con nadie lo que escribía. Hoy, entre las muchas maneras de canalizar mis emociones, escribir se ha convertido en una necesidad íntima y personal”.

Dice que aún no tiene planes definidos para este foto-ensayo. “Mi único plan es trabajar, trabajar y trabajar; sin plazos ni presión”.

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Álvaro Santana.

*Álvaro Santana.

DE PORTUGAL A JAPÓN Y GUATEMALA

Daniel Mordzinski se encuentra hoy en la 20 edición del Hay Festival Cartagena de Indias (Colombia), donde presentó su libro Color Cartagena (Planeta), “que reúne mis retratos más emblemáticos y una serie de artículos en los que comparto mi proceso creativo”.

Adelanta que este mes participará en Correntes d’Escritas, “el más antiguo festival literario de Portugal, y lo haré con una muestra fotográfica en homenaje al escritor Luis Sepúlveda: Mundo Sepúlveda. Ya han pasado cinco años desde que Lucho nos dejó”.

Para marzo prepara una exposición en Tokio. “Es mi primer viaje a Japón y me une a los organizadores un mar de afecto y complicidades”.

El artista presentará en abril otra muestra en el Instituto Cervantes de Rabat, en Marruecos. Y en mayo espera una nueva edición del festival Centroamérica Cuenta, el encuentro creado y presidido por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, “que acompaño desde su primera edición; esta vez se realizará en Guatemala”.

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Felipe Restrepo.

*Felipe Restrepo.

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*mcam