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Expresiones

Manuel Vilas apuesta por exorcizar la alegría

Para el autor de Alegría, “los escritores también deben reflejar lo que pasa en el mundo y no puedo permanecer al margen de la realidad”

Virginia Bautista | 08-04-2020
Foto: Cortesía Nines Minguez

CIUDAD DE MÉXICO.

“La alegría es una cosa humilde. Es simplemente ver la luz del sol, sentir que puedes mover las manos, respirar, disfrutar del viento o de un paisaje, caminar, beber un vaso de agua”, comenta el escritor español Manuel Vilas (1962).

Ese sentimiento “sencillo, íntimo y personal” motivó su novela más reciente, Alegría, finalista del Premio Planeta 2019, en la que hace, a medio camino entre la confesión y la autoficción, una especie de corte de caja para analizar lo que ha logrado en su vida y exorcizar sus errores.

Es una alegría buscada desde el dolor, porque ahí es donde se hace grande; indagándola desde el recuerdo del padre y la madre ya muertos, ver crecer a los hijos, el amor de pareja, las cosas más humildes de la vida, eso quería comunicarle al lector”, afirma en entrevista vía telefónica desde Madrid quien no pudo viajar a América Latina para promover este título, debido a la contingencia sanitaria.

Para el autor de Ordesa (2018), su novela autobiográfica previa, que tuvo un éxito inusitado y fue traducida a 14 idiomas, la alegría es un sentimiento más importante que la felicidad.

La felicidad es convencional, es un pacto social; cada época decide cómo debe ser uno feliz. En cambio, la alegría es un sentimiento biológico, natural, primitivo. Es casi el origen del ser humano, casi la noche del homo sapiens, que descubre que la conciencia de estar vivo es suficiente.

La felicidad es una construcción cultural, política, social. En las redes sociales la gente exhibe mucho la felicidad; pero es impostada, de cartón piedra, es lo que te han dicho, que tienes que tener tal carro, tanta plata, vestir de determinada manera, tener muchos amigos. Preferí el sentimiento de la alegría, para sentirla nadie te tiene que dar el visto bueno”, agrega.

El egresado de Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza añade que la pasión por vivir es la que exorciza los errores. “La alegría es una gran energía, está llena de fuerza y pasión. Cuando una persona siente alegría de vivir, se da cuenta de que el fracaso no existe, que es una construcción social.

En realidad, el único éxito en la vida es la vida misma. El mayor éxito es que alguien te espere en alguna parte. Amamos mucho la vida, pero a veces no sabemos muy bien qué es. Vamos envejeciendo y seguimos sin saber qué es la vida. Incluso, la gente muere sin saber su significado real”, señala.

El también poeta piensa que, ahora, “con la crisis terrible que enfrentamos por el coronavirus, nos hemos dado cuenta de que esas cosas sencillas son importantes; las habíamos olvidado porque estábamos obsesionados con el éxito, con triunfar, con tener dinero, casas y muchas otras cosas más.

Ahora no tenemos nada, estamos encerrados y viendo cómo la gente muere. Es momento de recordar que la vida son cosas sencillas; ojalá, después de esto, las personas le pidan menos cosas a la vida y la disfruten más, todos seremos más felices”, indica.

Aclara que Alegría es un libro más sereno que Ordesa, que tiene más drama y tragedia.

La muerte de los padres del protagonista es una herida ya cicatrizada. Ordesa vivía la tragedia de su pérdida. Esa es la diferencia”.

VERDADES BIOLÓGICAS

El viaje y la paternidad son otros dos temas vitales que Vilas recrea en esta obra de 351 páginas, en la que el protagonista es un escritor de 56 años que anda de gira presentando su más reciente best-seller.

Me gusta mucho viajar. Creo que el viaje es hacer algo; necesitamos construir sentido, el viaje es un proceso y en éste nos convertimos en personas. Viajar y vivir es la misma cosa; la vida es mejor si viajas, puedes hacerle una foto a la vida. Tengo la sensación de que la vida se hace más intensa en el viaje. La vida es el movimiento, el viaje simboliza esta idea”, explica.

El autor de los poemarios El cielo, Resurrección, Calor, Gran Vilas y El hundimiento detalla que la paternidad y la maternidad son la misma cosa. “En la condición del ser humano, lo primero que eres es hijo o hija, y luego muchos que somos hijos nos convertimos en padres. En esas relaciones se construye lo más relevante, son verdades biológicas.

Ahora, con el coronavirus, la gente habla de sus padres y de sus hijos. Cuando hay una tragedia, aparecen las cosas más importantes de la vida. Los hijos
están perdiendo a sus padres y no pueden acompañarlos por temor al contagio; las personas mayores se están muriendo solas, los hijos no pueden despedirse de sus padres. Es terrible”, asegura.

Vilas confiesa que le gustan los capítulos cortos y que cada uno tenga un sentido independiente. “Mi idea de las novelas es la sencillez, porque así concibo la vida; no construyo novelas complejas, porque no es mi forma de ver la vida”.

Dice que la pandemia lo sorprendió haciendo una nueva novela, pero que ahora se le antoja transformarla para abordar esta crisis.

Los escritores debemos intentar reflejar lo que está pasando en el mundo. No puedo permanecer al margen, estoy escribiendo sobre la pandemia. Qué sentido tiene escribir sobre fantasías, si todos están viviendo una tragedia. El presente es tan poderoso, que es una fuerza de gravedad que me lleva”.

Finalmente, el autor espera que su gira por México, Colombia, Buenos Aires y Perú sea reprogramada para octubre próximo.

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