Hazel Robinson Abrahams, el mandato de seguir adelante
La UNAM rescata la primera novela, No give up maan! ¡No te rindas!, de la escritora caribeña que recrea la mezcla de culturas, razas y lenguas

Hazel tiene la inquietud de escribir cosas que siente que se perderían si no lo hace, momentos que ya no están. Siente que esa es su responsabilidad”, afirma la narradora y periodista Cristina Bendek sobre la escritora caribeña Hazel Robinson Abrahams (1935).
A sus casi 90 años, ella aún piensa en formas de retarse creativamente. Siempre está escribiendo cosas rebeldes. Ha sido una adelantada a su época. No tiene un día de calma, porque todos saben dónde vive y la van a visitar. Produce todo el tiempo. Se entera de todo. Es una mujer lúcida”, agrega sobre la novelista nacida en la isla de San Andrés (Colombia).
La autora de siete títulos, cuya obra incorpora el creole, el inglés y el español y echa luz sobre la mezcla cultural y racial, la esclavitud y las diferencias de clase, acaba de publicar su primera novela, No give up maan! ¡No te rindas! (2002), en la colección Vindictas de la UNAM, cuyo prólogo escribió Bendek.
Esta frase la repite un personaje marginal que sólo observa. Se lo dice al párroco, al plantador, al enamorado. Es un lema de no rendirse frente a las circunstancias inesperadas que hay en la vida. No te rindas, porque siempre vendrá algo distinto. Es como un mandato de seguir adelante”, comenta en entrevista.
Quien estudió Gobierno y Relaciones Internacionales destaca que Robinson Abrahams ubica su narrativa en los primeros años del siglo XX, cuando una nueva sociedad se está estableciendo en San Andrés.
Ella imagina cómo fue ese momento. Cuando unas cinco familias de plantadores enfrentaban los retos de la gente que emigraba al nuevo mundo en busca de un linaje saneado. En la novela, un huracán destruye las plantaciones, una mujer blanca es rescatada por un creole. La propuesta es que un desastre trae la oportunidad de fundar un mundo nuevo”, añade.
En sus libros desarrolla la navegación con un lenguaje que no habíamos oído antes. Siempre hay un personaje extranjero o diferente que observa la sociedad, pero termina integrándose a ella”, dice sobre la autora de Sail ahoy! ¡Vela a la vista! (2004) y El príncipe de St. Katherine (2009).
Bendek considera que Hazel Robinson es una de las novelistas más consolidadas de la literatura caribeña, “un universo literario poco investigado, con un número desconocido de publicaciones y escasas traducciones”.
Explica que lo que caracteriza a las letras del Caribe, ya sea continental o insular, “es la presencia insistente de choques que se producen en un paisaje y en un momento de la historia. Está presente el mundo de la Colonia y ese proceso tan espiritual de encontrar una voz propia en medio de tantos influjos.
En el Caribe prima la situación del mar y el descubrimiento en él de un mundo nuevo. El hecho de estar en el centro de un universo que empieza a formar un paradigma distinto a partir de la esclavitud, que se tomó como un experimento en islas pensadas como cárceles, y que después estalló en una cultura diversa”, indica.
Para la autora de Los cristales de la sal (2019), la obra de Robinson redescubre su isla natal. “San Andrés es desconocido incluso para los colombianos, porque tiene muchas capas. Quien haya venido puede relacionarse con el paisaje, con la cultura o la forma de ser de la gente; pero hay una historia que apenas está siendo descubierta.
Es un lugar que tiene una frontera múltiple, con siete territorios internacionales, y que ha dependido siempre de las artes de la navegación. El idioma materno es el creole y el inglés. Y hemos atravesado olas de violencia, pandemias y la crisis de los migrantes, pues los asiáticos hacen parada aquí en su viaje hacia el norte”, señala.
Detalla que los sanandresanos llevan una herida en la memoria nacional. “Las disputas territoriales con Nicaragua que, después de una ofensiva legal de 30 años, en 2012 logró que se le reconociera soberanía sobre más de 75 mil kilómetros cuadrados de territorio marítimo (dos veces la superficie de Suiza). Somos un territorio fragmentado y todo esto se refleja en la obra de Hazel Robinson, que está pendiente de reeditarse en
su totalidad”.
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