Estimulan paisaje gráfico de lo eterno; de Duchamp a Covarrubias
Al menos 140 piezas, provenientes de una colección privada, se exhiben en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO

Cerca de 140 obras de artistas como Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Marc Chagall, Leonora Carrington, Miguel Covarrubias, Juan O’Gorman, Roberto Matta, Mathias Goeritz, Vicente Rojo y Francis Alÿs integran la exposición Ecos de lo eterno: Un viaje de la modernidad hacia lo contemporáneo, producida por el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), bajo la curaduría de su directora, Taiyana Pimentel.
Uno de los hits de la exposición, que cerrará el 7 de enero de 2024, es la sala dedicada a Miguel Covarrubias, “artista de la modernidad mexicana que vivió casi toda su vida fuera de México y cruzó su disciplina con problemas antropológicos y etnográficos”, comentó Taiyana Pimentel.
Otro núcleo es La modernidad mexicana, con obra de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, una escultura poco conocida de Germán Cueto y el boceto que Juan O ‘Gorman hizo previo al mural Retablo de la Revolución (Sufragio efectivo, no reelección) que exhibe el Castillo de Chapultepec.
Le sigue La evolución del modernismo a través de América, con obra de Carrington, Matta y Francisco Toledo, quienes dan paso a creadores como Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Diez, pioneros del arte cinético, y prosigue con la tendencia que imprimieron Rojo, Gabriel Orozco y David Hockney.
Además, la muestra, que cuenta con la museografía de Mauricio Lobeira, cierra con El éxodo mexicano, con piezas de Goeritz, Friedeberg y una obra expuesta por primera vez en México: Nude on a Blue Cover, de Marc Chagall.
Pimentel dijo que conoció esta colección hace 10 años, cuando aún era directora de la SAPS y La Tallera, pero fue hasta hace tres años cuando la familia aceptó exhibirla en el MARCO.
¿Por qué son relevantes colecciones como ésta?, se le preguntó a Taiyana Pimentel. “Es trascendental por dos razones. Primero, porque pone la filantropía en el eje del problema. Y, segundo, porque las políticas públicas de coleccionismo en el país han sido muy inestables, no sólo de este sexenio, sino de las últimas décadas”.
¿Serán necesarias en el futuro? “El coleccionismo privado va a permitir que, en un futuro, acervos públicos y privados permitan hacer la construcción de problemas, de grandes temas, es decir, ya no vamos a poder existir unos sin otros, tal como ya sucede en Europa y en EU”.
¿Hace cuánto no se adquiere arte en colecciones públicas? “Durante la dirección de Teresa Vicencio en el INBA y Consuelo Sáizar en el exConaculta se abrió un corto periodo, tal vez de cuatro años, de coleccionismo, para comprar obras nacionales e internacionales. Hoy, las instituciones públicas trabajan sus acervos sólo mediante el concepto de pago en especie y la donación, pero no existe una rigurosidad de política pública de adquisición.
“Después del INBA, cuando se conformó el MUAC, la UNAM compró obra de artistas nacionales o que habían vivido en México, que estaban generando algún problema artístico, pero, hasta donde conozco, ese coleccionismo también se ha frenado”.
¿Qué sería lo ideal? “Hacer sinergia entre lo público y lo privado, colaborar, horizontalizarnos y dejar de pensar que los nacionalismos pueden representar los discursos artísticos en sí mismos.
“Y, por otro lado, dejar de pensar que las colecciones privadas, por sí solas pueden (formar públicos), pero si nos juntamos todos tendremos museos más interesantes, más discursivos y enfocados en problemáticas que deberíamos estar analizando y heredando a las jóvenes generaciones, lo cual no está ocurriendo, porque no nos ponemos de acuerdo”.
EL EDITOR RECOMIENDA



