Elena Garro, una poesía intimista y onírica
A mi sustituta en el tiempo, compilado por Patricia Rosas Lopátegui, reúne la producción lírica de la escritora, seis cartas inéditas y un prólogo de La China Mendoza

Una poesía “muy intimista”, autobiográfica, que va respondiendo a sus diferentes ciclos existenciales; pero también “surrealista y muy onírica”. Así es la producción lírica de la escritora mexicana Elena Garro (1916-1998), afirma su biógrafa Patricia Rosas Lopátegui (1954).
Elena consideraba al poeta como un creador que escribía sobre lo que le moviera una fibra. Ella conoció bien las vanguardias. Y, aunque no comulgaba con ellas, están presentes en su obra”, comenta la investigadora en entrevista con Excélsior.
La poesía fue la mejor forma de expresarse a sí misma. En este género vemos a la misma pluma creativa, original, con imágenes muy sorprendentes”, agrega.
La catedrática de la Universidad de Nuevo México (EU) destaca que incluso la poesía fue el primer género literario que exploró la autora de Los recuerdos del porvenir y Un hogar sólido, más famosa como novelista y dramaturga.
Esto me lo habían dicho varias personas, pero no tenía el testimonio de Garro. Hasta que lo descubrí en la correspondencia que sostuvo con Gabriela Mora, quien la entrevistó en varias ocasiones en Nueva York y en España. Le dijo que ella comenzó escribiendo poesía. Yo creo que debió haber creado pequeños poemas desde que era niña-adolescente”, detalla.
La especialista reunió la producción poética de Garro en el libro Cristales de tiempo. Poemas inéditos (2016), en el marco del centenario del nacimiento de quien fue esposa del poeta Octavio Paz, hoy Nobel de Literatura.
Y acaba de publicar una edición enriquecida de esa propuesta, A mi sustituta en el tiempo (Gedisa Editorial), que incluye el poema iné-
dito La joven sentada, que le leyó por teléfono Helena Paz Garro, hija de la narradora, y que tenía archivado; además, el título integra seis cartas inéditas de Elena a sus seres queridos, su padre y su hija entre ellos, un prólogo de la escritora María Luisa La China Mendoza y fotografías poco conocidas.
La joven sentada no está fechado. Pero, por los temas que aborda y las alusiones que hace, deduzco que lo escribió hacia 1986 en París. Me lo había dictado Helena Paz por teléfono, en una de esas largas conversaciones que teníamos seguido; y se me quedó en uno de los archivos, lo olvidé. Por eso lo retomo”, detalla.
La autora de Yo sólo soy memoria (1999) y Elena Garro sin censura (2023) narra que los poemas compilados son “los que sobrevivieron a la opresión de Paz, quien le prohibió a Elena escribir y publicar poesía, pues le decía que ese era su territorio, que no incursionara ahí.
Ante esa presión, ella rompía poemas, cuentos e incluso la primera novela que escribió. A veces los quemaba. Cuando el movimiento estudiantil de 1968 también destruyó muchos materiales”, lamenta.
Rosas Lopátegui señala que, ante estas circunstancias, el poema más antiguo del que tiene noticia es precisamente A mi sustituta en el tiempo, creado en París en 1947, que da título al libro.
Los poemas que escribió en París, a finales de los años 40, todos tienen que ver con su circunstancia; principalmente la opresión del yugo del matrimonio con Paz, que integran la segunda sección del poemario, titulada Horror y angustia en la celda del matrimonio, explica.
También está la nostalgia por la infancia, de aquél paraíso que vivió con su padre y sus hermanas en Iguala (Guerrero), donde podía imaginar y crear, donde no tenía restricciones”, indica.
En sus versos del exilio, sobre todo los hechos en Madrid y París a finales de los años 70 y 80, hay una crítica a las dictaduras, al acoso político y a los intelectuales vendidos al poder.
En su poesía sí vemos esas preocupaciones de orden social, la crítica a las dictaduras, a la falta de libertad de expresión en gobiernos totalitarios; pero no son poemas deliberadamente escritos con ese propósito”, dice.
No hay en su poesía los temas que vemos en su periodismo. Estaba en contra de la poesía que se convertía en propaganda, en panfleto, o que estuviera al servicio de una corriente”, añade.
La estudiosa aclara que Garro era muy versátil en su poesía, pues hacía textos largos y breves. “Vamos unidas (1977) es el poema más extenso, tiene más de 90 versos. Y el más breve posee dos versos”.
Destaca que existe un único poema que Garro le dedicó a Paz, que se titula simplemente O. “No es amoroso para nada. Lo hace cuando el matrimonio ya está bastante deteriorado, el 18 de enero de 1955 en la Ciudad de México. Los primeros versos dicen: ‘Todo el año es invierno junto a ti,/ Rey Midas de la nieve’”, evoca.
La biógrafa adelanta que ahora revisa el material de Garro que resguarda la Universidad de Princeton, donde está su acervo. “Hay que seguir armando este inmenso legado que nos dejó”, asegura.
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