El poeta y ensayista Luigi Amara interroga lo cotidiano desde la filosofía
El poeta publica ‘Fetiches ordinarios’, que reúne 48 ensayos breves sobre los objetos de su entorno

El escritorio del poeta y ensayista mexicano Luigi Amara (1971) suele ser un poco caótico, admite en entrevista. “Se van acumulando papeles, libros. Me gusta recoger piedras, palos. Tengo una piedra grande o una concha rara como pisapapeles. Es una especie de museo de historia natural mezclado con desorden de documentos”.
Encuentra esos objetos significativos en distintos lugares y, sobre todo, durante sus caminatas por las calles. “Me gusta salir, recorrerlas. He sido más de explorar y no tanto un sedentario, aunque llega un momento que sí necesitas sentarte y olvidarte del mundo exterior. Ambos, el escritor caminante y el sedentario, tienen qué convivir”, comenta.
Y justo en esos momentos de trabajo creativo, sentado en su escritorio, protegido por el “caparazón” de su casa, Amara comenzó a mirar los objetos que lo rodeaban y reflexionó, desde la filosofía, sobre su significado.
El resultado de esta exploración son los 48 textos, escritos durante los últimos cuatro años, detonados durante la pandemia de covid, que integran el libro Fetiches ordinarios (Random House), que presentará mañana en la librería El Péndulo de la colonia Roma, a las 19:30 horas.
Quise hacer una especie de espeleología en la gruta a la que llamamos casa. Realizar un ejercicio de extrañamiento de qué es lo que nos rodea, dónde estamos. Cosas u entes que siempre están ahí; pero que ya no observamos, ya no despiertan nuestra curiosidad o interés”, explica.
El también editor hizo listas de objetos posibles. “Me di cuenta que no podían ser sólo cosas materiales, como la mesa, la cobija o el foco. Que, así como nos define y estructura nuestra psique la necesidad de una silla, también están presentes el polvo, el aire, las sombras, lo cóncavo o el fuego. Todo lo que nos rodea y, de algún modo, nos constituye”, agrega.

Destaca que este ejercicio, que fue “un juego sin restricciones excesivas”, busca que “el caparazón nos interrogue, porque no es sólo uno haciendo preguntas, sino el entorno cuestionándonos, suscitando incomodidades, inquietudes. Cuando perdemos la curiosidad sobre lo próximo, también perdemos de vista sus implicaciones a otro nivel”.
El egresado de Filosofía de la UNAM también le dedica un ensayo al papel sanitario y a las bolsas de plástico. “Hay algunos temas que se vuelven más polémicos. Pero rara vez aparece en la discusión pública de que hacemos del baño en agua potable, por ejemplo. Es un problema de alcances políticos y hasta éticos: cómo concebimos la higiene, que se vuelve un derroche”.
Tampoco deja de lado “las servidumbres a las que nos han sometido objetos como la silla, somos esclavos de ese sedentarismo, o los aparatos tecnológicos, el celular. Por eso los llamo fetiches, porque reclaman devoción”.
Amara adelanta que acaba de terminar el libro de ensayos experimentales Un color más y está escribiendo el poemario Bocanada.
Éste es sobre la sensación de asfixia que provoca la contaminación y los espacios cerrados de la urbe”, dice.
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