La poesía, sin función clara; opina Luigi Amara

El autor mexicano explora en su libro ‘Nu)n(ca’ lo que no se ve a simple vista pero existe. Con-sidera que el interés por la lírica actual se centra en su crisis

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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de septiembre.-La poesía contemporánea está en crisis porque el poeta desconoce el uso práctico de su trabajo. Por ello, la poesía se encuentra en un proceso de experimentación intentando encontrar su lugar, opina el ensayista y poeta Luigi Amara (1971), quien habla de

Nu)n(ca (Sexto Piso, 2015), su más reciente libro, compuesto por un poema de largo aliento, con el cual obtuvo el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española.

“En alguna época el poeta fue un juglar, en otra cortesano y en otra cumplió una función maldita o como rebelde. Pero hoy no tiene una función clara. Entonces, creo que parte del interés de la poesía contemporánea es que está en crisis. Por eso tenemos que preguntarnos y buscar ese fin no dado”, advierte.

Pese a todo, desde su punto de vista, uno de los papeles que tiene la poesía contemporánea es mostrarnos más allá de lo inmediato y de lo perceptible. “La literatura tiene esa capacidad de acercarnos a lo que creíamos que ya habíamos visto, mostrándonos otros ángulos, otros perfiles y aspectos que no habíamos visto. La literatura es un ensanchamiento de la realidad que aplica la imaginación poética y nos hace advertir más de lo que creíamos que estaba”.

Por eso en Nu)n(ca, Amara inicia su reflexión poética a partir de una fotografía tomada por Onésipe Aguado, donde se aprecia a una mujer que posa de espaldas. “La imagen fue una suerte de extraño experimento en una época donde los fotógrafos realizaban todo tipo de búsquedas”, dice.

La imagen de esa mujer enigma le permitió trazar una forma explícita de deseo, sumada a innumerables hipótesis, que le permitieron exponer por qué las personas no están habituadas a mirar el otro lado de las cosas, es decir, lo que demuestra que una mirada común siempre se detendrá sobre una superficie a la que se le pone un rostro.

Esa imagen, que encontró por casualidad en una revista, resultó ser una pieza que resguarda el MET de Nueva York y propició una amplia investigación que incluyó a su autor y la relación entre imágenes y quienes escriben sobre ellas. El resultado fue demostrar que en cada situación o persona, siempre hay algo más de lo que se ve en la superficie.

“¡Siempre hay algo detrás! Ahora mismo nos miramos de frente, pero en realidad hay cosas que no sabemos uno del otro, y aunque a veces tenemos el descaro de decir ‘No pasa nada, ¡qué aburrido!’, en realidad estamos enfrentados a enigmas y misterios permanentemente que no nos atrevemos a descifrar”, piensa.

Sobre el título del libro, comenta que alude a una palabra que si bien es polémica, no deja de ser un desafío porque siempre que una persona la enfrenta, asume una reacción de rebeldía para tratar de demostrar que no es así.

Luigi Amara también trazó una búsqueda rítmica que quiere reproducir la pausa necesaria para acercarse a una mujer. “Quería que ese ritmo fuera reflexivo, y en ese sentido el deseo guía la estructura del poema, pero también el pensamiento hasta llegar a saber qué significa el llegar al otro y descubrir su rostro”.

Asimismo piensa que el acercamiento al poema a partir de un enigma no se convierte en un lastre para el lector, sino que está diseñado como una puerta de entrada, un pretexto o asidero para llegar a temas tan diversos como la muerte, la búsqueda de la mujer ideal, el erotismo y la decepción.

Para redondear su poema, el autor se armó de recursos paralelos como la obra de René Magritte y de poetas como John Ashbery y Juan Gelman, de quien recupera un verso que completa su libro: “Esa mujer se parecía a la palabra nunca, / desde la nuca le subía un encanto particular, / una especie de olvido donde guardar los ojos.”