Logo de Excélsior                                                        
Expresiones

Atacan focos rojos en sedes del FCE; editorial del Estado mexicano

Urge reestructura en las filiales del Fondo ante un perfil desdibujado y dinero insuficiente para su operación en el extranjero

Virginia Bautista | 08-07-2019
Atacan focos rojos en sedes del FCE; editorial del Estado mexicano
85 años cumplirá el Fondo de Cultura Económica el próximo 3 de septiembre.

CIUDAD DE MÉXICO.

Un pasivo de un millón 300 mil dólares, cientos de miles de libros en bodega, una operación general en números rojos, inercias que afectaban el buen funcionamiento de las librerías y/o centros culturales y un perfil del Fondo de Cultura Económica (FCE) “que se estaba desdibujando en todos los países”.

Así encontró la editorial del Estado mexicano, que el próximo 3 de septiembre cumplirá 85 años, las diez filiales que aún posee en distintos países de Latinoamérica, Estados Unidos y España; que en corto plazo serán sólo ocho, pues la presente administración realizará “el cierre oficial” de las de Caracas (Venezuela) y São Paulo (Brasil), abiertas en 1974 y 1991, respectivamente.

“Estaban aparentemente en activo, pero en realidad habían sido cerradas hace algunos años. Aún falta hacer trámites para desaparecerlas. Las encontramos en una situación de inexistencia. A nosotros nos toca, digamos, hacer el cierre oficial”, afirma Marco Barrera-Bassols.

En entrevista con Excélsior, el coordinador de Vinculación Internacional del FCE explica que en Venezuela queda una bodega con cerca de 80 mil libros, que “estamos viendo a dónde los trasladaremos”. Y en el caso de Brasil, agrega, poseen sólo cinco mil volúmenes en almacén, que movilizarán este año a Bolivia, país que dedicará a México su Feria Internacional del Libro.

“Esa invitación es muy interesante, porque ellos tienen una red de librerías populares, al estilo de Educal, y vamos a dotarlos de títulos del Fondo. Se tuvo con Bolivia una buena relación que se fue perdiendo con los años y ahora hay posibilidad de retomarla. Estudiamos la posibilidad de abrir una librería ahí, aún no sabemos en qué modalidad”, comenta.

El egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia adelanta que también hay planes de abrir una librería en La Habana (Cuba). “Estamos trabajando en ese sentido. Hay interés de ambos lados”. Y aclara que existen otros países que les interesan, como Uruguay.

El Fondo comenzó su actividad internacional con la inauguración en 1945 de su filial en Argentina. Posteriormente se abrieron las de Chile (1954), Perú (1961), España (1963), Colombia (1975), Estados Unidos (1990), Guatemala (1995) y Ecuador (2015); además de las ya mencionadas en Venezuela y Brasil.

El historiador destaca que se ha emprendido “una reestructuración mayor” en las ocho filiales, en las que actualmente existen tres millones de libros en inventario, es decir, tanto los que están a la venta como en bodegas, que se deben promover.

“Las filiales, en su mayoría, no le pagaban ni un peso a la casa matriz. Por primera vez, este año se están ya recibiendo recursos de ellas. Y el plan de ajuste que implementamos nos ha permitido un ahorro de cerca del medio millón de dólares. Seguiremos apretando las tuercas. No queremos construir un monstruo burocrático en cada país, donde hay que pagar salarios, abogados y el mantenimiento de grandes edificios”, advierte.

“Estamos modificando la relación con la casa matriz. Cada filial hacía lo que se le daba la gana. Nuestro objetivo ahora es actuar en red, en coordinación con la matriz y su línea editorial, es decir, latinoamericanizarlas. Esto para recuperar la presencia del FCE en la región y que vuelva a formar a los jóvenes, lo que se había detenido”, señala.

El también museólogo y museógrafo, indica que están revisando los números rojos de las filiales, por eso se cambió a todos los ahora directores (antes gerentes), excepto al de Guatemala, desde donde se surte Centroamérica y El Caribe.

“Es muy complejo. Unas son empresas, y otras asociaciones o fundaciones. Unas no sólo venden libros, sino que rentan espacios. El Fondo es propietario de la mayoría de los inmuebles donde operan, en otros casos es un comodato, como en Ecuador. Pero las filiales viven de los miles de libros que envía México y ocupan espacios propiedad del FCE, así que debemos recuperar la inversión. Volverlos rentables depende de la capacidad de cada una”, añade.

“Nos interesa la diversidad, no alinear. Buscamos recuperar la esencia popular del FCE, que las filiales sean lugares abiertos al debate y al diálogo, llegar a más sitios y tocar a más lectores”, enfatiza.

En este momento, dice, en todas las filiales se realizan ventas de saldos para vaciar las bodegas y “detuvimos las ediciones hasta que se sanearan”.

SUMAN PÉRDIDAS

Barrera-Bassols acepta que tres de las ocho filiales necesitan una reestructuración urgente: Argentina, España y Colombia. La primera, la pionera, que cumplirá 75 años, especifica, estaba prácticamente inhabilitada. “Sólo había venta de libros en dos de los cuatro pisos que tiene. Estamos en proceso de adecuación y viendo con las autoridades para abrirla en su totalidad”.

Se refiere al Centro Cultural Arnaldo Orfila, que se inauguró en 2016 con una inversión de 2.5 millones de dólares aportados por el gobierno mexicano.

“Buscamos reanimar la presencia del FCE en un país que, hay que decirlo, está en crisis, la industria editorial está deprimida. En la última FIL de Buenos Aires cayeron las ventas un 30 por ciento”, apunta.

El estado de la filial en Madrid lo informó Paco Ignacio Taibo II, director del FCE, el viernes pasado desde la capital española. “Tiene pérdidas acumuladas de más de 7.5 millones de euros (unos 170 millones de pesos), y más de medio millón de libros guardados en bodegas, que se están pudriendo a causa de la humedad”.

Y sobre Colombia, el director de la filial, Nahum Montt, describe: “Encontré el Centro Cultural Gabriel García Márquez (abierto en 2008) con un problema de identidad: en estos momentos es más un Centro Empresarial y Comercial que Cultural. Se habla mucho de Rogelio Salmona, el arquitecto que lo diseñó, pero por ningún lado aparece nuestro García Márquez. La librería vende muy bien, pero hay pocas actividades culturales propuestas y desarrolladas por nosotros. Elevados costos de administración y 300 mil libros en bodega”.

Considera que “la reestructuración implica hacer más cosas con menos gente. Nos entregaron una nómina que hacía inviable el centro cultural, pocos libros editados al año y la urgencia de cambiar el modelo administrativo caracterizado por el derroche de recursos”.

Finalmente, Chile es una de las pocas que está despuntando, piensa el coordinador de Vinculación Internacional del FCE. Rafael López Giral, director de la filial, menciona al respecto:

“La situación es estable, pero muy dependiente del catálogo infantil y de los clientes institucionales. Esto hace que no tengamos deudas. Pero la bodega era apremiante: había cerca de 400 mil ejemplares, y cien mil con una obsolescencia o baja rotación”.

Concluye con los retos la filial chilena. “Nuestros números estables son muy dependientes de las compras del Estado chileno, que son inciertas. Debemos tener otras herramientas en caso de una caída de éstas y acercarnos más a los escritores actuales, para renovar la oferta”.

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales