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Expresiones

Andrés Neuman hurga en la imperfección del cuerpo en ‘Anatomía sensible’

El libro ‘Anatomía sensible’ está integrado por 30 textos que critican seriamente la opresión del canon occidental de belleza

Juan Carlos Talavera | 22-03-2023
Fotos: Pável Jurado/ Fotoarte: Jesús Sánchez
Fotos: Pável Jurado/ Fotoarte: Jesús Sánchez

Una provocación y una celebración sobre las gloriosas imperfecciones del cuerpo. Así podría definirse Anatomía sensible, el más reciente libro de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), integrado con 30 textos que recorren de forma poética y desacralizada las partes del cuerpo, desde la trascendencia de la piel y la revolución del cabello, hasta la resistencia de la espalda y las disyuntivas de las manos, pero ubicándolas más allá del canon occidental de la belleza.

Este libro —publicado por Páginas de Espuma— hace una crítica muy seria contra la opresión del canon y esa representación tan restrictiva como poco sana que hacemos de los cuerpos (perfectos)”, pero desde una mirada sin dramas que percibe y profundiza en los defectos y las imperfecciones del cuerpo, dice Andrés Neuman en entrevista. “Y si se busca una frase sintética para este libro, diría que lo que Photoshop elimina, este libro trata de iluminarlo”.

Esta exploración poética y ensayística inició cuando el autor, que ha recibido los premios Alfaguara e Hiperión, buscó en Google Imágenes resultado sobre la palabra belleza. Se percató que la mayor parte de éstas se vinculaban con modelos de mujeres jóvenes y blancas.

No apareció una montaña ni una obra de arte, aunque la belleza es un concepto que pertenece a la historia de la estética y a la filosofía. Incluso, pudo salir una estatua griega, pero dentro de los primeros 90 resultados había chicas modelos, muy similares, anoréxicas, blancas o rubias, como si la cosmética hubiera engullido a la belleza y eso es una gran estafa de nuestro tiempo”,

Así que creó esta Anatomía sensible —que presentará hoy a las 19:00 horas en la librería Rosario Castellanos—, “es un ejercicio reflexivo que aporta un arsenal de metáforas, imágenes y reflexiones como un contrapeso contra el imaginario clásico o preconcebido, y me gusta pensar en este libro como un manifiesto humorístico, pero también como una máquina de producir metáforas sobre cuerpos no canónicos”, apunta.

Neuman explica que el cuerpo está lleno de fetichismos y que no hacen falta zapatos de tacón ni medias de seda para recordar esas pequeñas claves, ademanes y querencias que forman parte de nuestra autobiografía. “Pienso en el crujido de mis rodillas, porque jugué futbol hasta que me jodí las dos, y las veo como dos ancianas prematuras que cuando me agacho dejan escuchar un sonido de maracas o de apertura de nueces, y eso forma parte de la identidad de mi cuerpo”.

En este sentido, abunda, es necesario cobrar conciencia de nuestras cicatrices y de esas marcas de identidad. “Hace poco tuve un hijo y podríamos pensar en la cicatriz de la cesárea (en el cuerpo femenino) que, desde una mirada represora y de Photoshop se tendría que eliminar. Sin embargo, el cuerpo es un texto que está escrito de muchas maneras y no respetar esa cicatriz es borrar uno de los eventos trascendentales de nuestra familia”, advierte.

El libro señala que no sólo existe un canon opresivo, sino una estafa. “Me interesaba explorar el fenómeno de cómo los cuerpos canónicos, no existen; y si las pocas personas que ostentan un cuerpo con esas características viven angustiadas, padecen anorexia, vigorexia, hipocondría o baja autoestima… es decir, ni siquiera ese 0.1% de personas que ostentan el cuerpo que desea Photoshop pueden evitar sentirse aterrados por envejecer, engordar… toda esa gente que alcanza el ideal tóxico no deja de sufrir y eso muestra que el problema es el canon, no nuestro cuerpo”.

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Finalmente, indica que en el terreno del arte es posible notar algunos vericuetos sobre el tema. “Los desnudos de Rubens no son iguales a los de Victoria’s Secret. Sin embargo, las obras de Fernando Botero, nos gusten o no, son una intervención en el imaginario, porque pensamos de manera distinta el peso de los cuerpos, sus proporciones y, de pronto, se cotiza muy alto la representación de un cuerpo que está en las antípodas de lo canónico”.

Mención aparte merecen los desnudos de la época griega, creados como jóvenes fuertes y atléticos, que nos parecen hermosos, pero también son monstruosos, pero su función siempre fue política y pensados para dos cosas: competir en juegos olímpicos y combatir, sin dejar de lado que sus proporciones anatómicas son imposibles.

 

cva

 

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