Psoriasis: la enfermedad que puede derivar en artritis psoriásica
La psoriasis es una enfermedad autoinmune que va más allá de la piel. En el Día Mundial, especialistas llaman a hablar sin estigma.

Aunque muchas personas la asocian únicamente con la piel, la psoriasis es una enfermedad autoinmune y sistémica que puede derivar en complicaciones severas como la artritis psoriásica, un padecimiento que afecta las articulaciones y que, en algunos casos, aparece años después del diagnóstico inicial.
En entrevista con Excélsior, el doctor Max Saráchaga, director médico de Amgen México, explica la naturaleza de estas enfermedades, sus implicaciones laborales y emocionales, así como los avances terapéuticos que han transformado la vida de los pacientes.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la National Psoriasis Foundation, cerca del 30% de los pacientes con psoriasis pueden desarrollar artritis psoriásica a lo largo de su vida, lo que refuerza la necesidad de diagnóstico temprano y atención multidisciplinaria.
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Psoriasis: una enfermedad que va más allá de la piel
El doctor Aráchaga explica que la psoriasis es una enfermedad autoinmune, es decir, una alteración del sistema inmunológico que provoca inflamación crónica y lesiones en la piel.
“La psoriasis se manifiesta en la piel, pero es una enfermedad autoinmune. Ocurre por una función inadecuada del sistema inmune; por eso la consideramos un padecimiento sistémico, aunque su primera manifestación suele ser cutánea”, señala el especialista.
Además de las placas y descamaciones visibles, la psoriasis puede afectar otros órganos y sistemas. Sin embargo, uno de los principales retos sigue siendo el estigma social.
“Las personas con psoriasis suelen evitar hablar del problema o buscar atención médica, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento oportuno”, añade Aráchaga.
En México no existen cifras exactas sobre su prevalencia, aunque se estima que más mujeres que hombres viven con la enfermedad. En algunos pacientes, los síntomas cutáneos pueden desaparecer mientras la inflamación persiste en el organismo, lo que aumenta el riesgo de desarrollar artritis psoriásica.
De la piel a las articulaciones: la artritis psoriásica
La artritis psoriásica es una forma de artritis inflamatoria que se caracteriza por dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones. Puede desarrollarse incluso años después del diagnóstico de psoriasis.
“El sistema inmune tiene memoria. Cuando hay una disfunción, puede manifestarse de nuevo, incluso después de periodos prolongados sin síntomas”, detalla el especialista.
Estudios publicados en revistas científicas como The Lancet y Journal of the American Academy of Dermatology confirman que la inflamación sistémica causada por la psoriasis puede alcanzar las articulaciones, incluso cuando las lesiones en la piel son leves o están controladas.
La artritis psoriásica no debe confundirse con la artritis reumatoide: ambas son enfermedades autoinmunes, pero tienen mecanismos distintos.
Mientras que la reumatoide afecta principalmente las articulaciones de manera simétrica, la psoriásica se asocia directamente con la inflamación provocada por la psoriasis y puede presentarse de forma asimétrica o localizada.
“Detectarla de forma temprana permite prevenir la destrucción articular y conservar la movilidad del paciente”, enfatiza el doctor Aráchaga.
Además de la artritis psoriásica, el especialista abordó el panorama de las enfermedades reumáticas en México, entre ellas la artritis reumatoide, una de las principales causas de discapacidad laboral.
“La artritis reumatoide afecta a poco más del 1% de la población mexicana. Lo grave es que impacta principalmente a personas entre los 35 y 50 años, la etapa más productiva de la vida”, explica Aráchaga.
Los síntomas incluyen dolor, inflamación, rigidez matutina y, con el tiempo, deformación articular. A medida que avanza, la enfermedad puede afectar órganos como el corazón, los pulmones o la piel, reduciendo la esperanza de vida de los pacientes si no se trata a tiempo.
El especialista enfatiza que, aunque la enfermedad no tiene cura, los avances médicos han permitido mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
“Hoy existen tratamientos extraordinarios que pueden eliminar el dolor y detener la deformidad articular. Es un problema serio de salud pública, pero ya no es una condena.”
Avances terapéuticos: los medicamentos biotecnológicos
En la actualidad, los tratamientos más eficaces contra la artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes son los medicamentos biotecnológicos.
“Estos fármacos cambiaron la historia del tratamiento. Antes solo podíamos controlar el dolor y la hinchazón; hoy podemos detener la destrucción articular”, afirma el médico.
El doctor Aráchaga explica que estos medicamentos se obtienen mediante manipulación genética en células vivas, como bacterias, que fabrican las moléculas necesarias.
Se administran por vía inyectable —subcutánea o intravenosa— y deben mantenerse bajo cadena de frío. En México, están disponibles tanto en el sistema público de salud como en la medicina privada.
“Prácticamente todos los sistemas públicos cubren estos medicamentos. También las aseguradoras privadas los incluyen dentro de sus pólizas.”
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Un desafío con rostro femenino
Las mujeres presentan el doble de incidencia de artritis reumatoide en comparación con los hombres. Aunque no hay una causa definitiva, se considera que factores hormonales y genéticos podrían influir en esta diferencia.
“Lamentablemente, las mujeres se ven afectadas con más frecuencia. Sin embargo, el mensaje es claro: no hay que tener miedo. Hoy existen tratamientos eficaces que permiten llevar una vida normal.”
El especialista insiste en la importancia de no suspender los tratamientos y mantener una comunicación constante con el médico para evitar recaídas o progresión del daño articular.
Impacto emocional y social de las enfermedades autoinmunes
Además del impacto físico, enfermedades como la artritis reumatoide y la psoriasis tienen consecuencias emocionales significativas.
“El dolor, la limitación motriz y la pérdida de la capacidad laboral afectan directamente la salud mental. Muchos pacientes desarrollan depresión o ansiedad, y eso también debe tratarse.”
El entorno familiar suele verse afectado, ya que los cuidadores o familiares cercanos deben asumir nuevas responsabilidades. Por ello, el tratamiento integral debe incluir atención psicológica y redes de apoyo.
El especialista destaca que los hábitos saludables son fundamentales para controlar la enfermedad y mejorar el pronóstico.
“Evitar el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, mantener un peso saludable y una dieta equilibrada ayuda a mejorar la respuesta al tratamiento.”
Asimismo, reitera que el diagnóstico temprano es la herramienta más importante para evitar complicaciones.
“Entre más pronto se diagnostique y trate, menor será el daño articular. Hoy tenemos recursos terapéuticos que cambian por completo la historia natural de estas enfermedades.”
Finalmente, el doctor Aráchaga subraya la importancia de la educación médica y la difusión de información confiable.
“Parte de nuestro trabajo es informar a médicos y pacientes sobre los avances que existen. La concientización es clave para que las personas busquen ayuda y no normalicen el dolor.”
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