La Reserva ¿Quién protege a los que hacen cine?; disponible en cines
Carolina Guzmán, bióloga de profesión y actriz por invitación, da vida a una guardabosques desplazada por el crimen organizado, una amenaza que ahora vivió después de hacer la película ganadora en Morelia

Por: Jorge Emilio Sánchez
“¿Quién protege a los guardabosques?”, es una pregunta que repite Carolina Guzmán durante la promoción del filme La Reserva. Ella es bióloga y nunca imaginó terminar protagonizando una cinta mexicana; ahora ya lo hizo, y se alzó con el premio a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Morelia por ese protagónico que le dio Pablo Lombardini (director). Su personaje, Julia, en un momento clave del filme, recibe una llamada amenazante del crimen organizado; algo que tampoco imaginó que viviría en carne propia tras lanzar esta película de protesta contra la tala ilegal.
“Curiosamente, dentro de la vida que llevo (lucha por la preservación de la naturaleza) no me había tocado vivir algo de esa forma. Pero después de la película sí recibí una llamada muy amenazante. Vengo de un lugar que ahora está muy violentado por el crimen organizado. Un día normal recibí una llamada de alguien que supuestamente conocía, que decía ser de las autoridades y que me tenían identificada. Me recordó mucho al diálogo de la película. En Chiapas ese tipo de llamadas ahora son muy comunes por el nivel de violencia. Fue después de la película, pero decidí no escarbar más en el tema para no caer en pánico”, confiesa Carolina Guzmán.
Pero por algo el cineasta Pablo Lombardini se decidió por Carolina para que fuera su protagonista. Su historia de lucha, su conocimiento de la Reserva Nacional El Triunfo, pero sobre todo su carácter para salir adelante de situaciones adversas, son las que la llevaron a ser el rostro que cuenta estas historias que hoy se sufren en México: la tala ilegal, los intermediarios cafeteros que malbaratan el producto y el desplazamiento de quienes se oponen.
“Algo que Julia tiene de mí creo que es el no tener temor. Julia representa mucho el carácter de querer hacer las cosas, de liderar. Yo he encabezado muchos procesos en comunidades, liderando a mujeres y hombres para impulsar proyectos de conservación, que es mi arte y mi vocación: la naturaleza. Julia es muy aguerrida y en la vida real yo también lo soy. Vengo de una vida difícil, ruda, de sacrificio, y creo que eso está bien representado en el personaje”, explica la actriz natural.
Carolina, cuando platica con Excélsior antes del estreno del trabajo que se dio este mes, está consciente de que la cinta permite mostrar realidades de gente que está casi siempre al margen de la conversación política del país. Historias de gente olvidada, marginada; sin embargo, no considera seriamente seguir en el cine.
“Me gusta, se lo digo a Pablo, pero no sé si soy la persona ideal para todo lo que conlleva el cine: la exposición de tu imagen, tu rostro, tu conversación. Me gusta más el mundo en el que vivo, resolver cosas desde mi trabajo. No sé si estoy completamente convencida de exponerme así, pero algo que sí quiero es que esta película tenga voz y sirva para abrir conversaciones con muchas personas”, asegura.
De lo que está segura es que las amenazas que ha recibido después de realizar el filme, así como su personaje Julia, o como millones de mexicanos que sufren el crimen de cerca, no la van a detener de seguir luchando por preservar la base de cualquier sociedad, la naturaleza, de donde emanan recursos tan básicos como el aire o el oxígeno.
“Me veo más como una embajadora, como alguien que ayuda a que esta sociedad sea escuchada en diferentes temas. Algo que me mueve mucho es que la labor de los guardabosques, especialmente en México, no se reconoce ni se valora, ni laboral ni socialmente, a pesar de todo a lo que están expuestos. Yo me veo más abriendo conversaciones para impulsar procesos y hacer cumplir leyes. En México tenemos buenas leyes, pero no las llevamos a cabo. Hay muchas cosas que este país demanda y en las que debemos marcar la diferencia”, sostiene la bióloga.
Fue un año de investigación junto al director Lombardini y otros seis o siete meses más de filmación, ahora otros cuantos más de promoción desde octubre en Morelia hasta ahora en diciembre en la capital. Está lista para regresar a sus labores cotidianas. No se ve como una nueva Yalitza Aparicio.
“La película llegó cuando yo estaba en un break, en un periodo de descanso. Había dicho en mi trabajo que quería tomarme algo así como un año sabático, pero obviamente renunciando. Entonces me fui a vivir al campo, a trabajar desde cero allá con mi familia. Mi familia también hace muchas cosas de conservación. Tratamos de contribuir al planeta para tener una vida más armoniosa y menos contaminante. Yo estaba en eso. Me dedico a la producción de café, soy productora de café, y al mismo tiempo hacía consultorías forestales, ahora vuelvo a eso”.
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